El novelista se sale del cine
Aparte de ir al juzgado, ?qu¨¦ se puede hacer ante un art¨ªculo en el que, con el mayor descaro y sin probarlo, se escupe hasta tres veces "Miente Mar¨ªas", asimil¨¢ndome de paso a ese pelma de Pereira que todo el rato sostiene algo? ?Y en el que, en la m¨¢s mostrenca tradici¨®n espa?ola, se me viene a llamar "est¨²pido", "despreciable" e "infame" por relatar hechos y expresar opiniones? Claro que siempre ser¨ªa posible y aun obligado contestar que es el acusador quien miente, pero eso sirve de poco, palabra contra palabra, ya se sabe. Lo sospechoso es la reiteraci¨®n de la f¨®rmula -"Miente Mar¨ªas"-, como si el que la emplea creyera que lograr¨¢ convencer a otros, o a s¨ª mismo quiz¨¢, a base de insistencia. En el caso del se?or Querejeta resulta llamativa su inseguridad: su trayectoria de productor y empresario es tan di¨¢fana que deber¨ªa haberle bastado con una vez para saber que, dici¨¦ndolo ¨¦l -¨¦l-, todo el mundo le creer¨ªa.Yo podr¨ªa escribir ahora un art¨ªculo punitivo, glosando la chuler¨ªa de la pieza del se?or Querejeta y la ?o?ez mal hilada de la de su hija Gracia. Podr¨ªa entrar en el detalle y rebatir sus falsedades y zafias tergiversaciones de lo que yo hab¨ªa dicho en El novelista va al cine. Pero no creo que los lectores de este peri¨®dico se merezcan una segunda raci¨®n de bastidores o cloacas, como prefieran; los argumentos ad h¨®minem tienen escaso inter¨¦s para quien no sea malicioso.
Mis juicios cinematogr¨¢ficos son indiferentes, y para opinar no hace falta "meterse a cr¨ªtico", sino ser un mero espectador, y nada hay tan inelegante como un director, un escritor, un artista, revolvi¨¦ndose p¨²blicamente contra lo expresado por cualquiera sobre su obra. As¨ª que respecto al texto de Gracia Querejeta s¨®lo tengo una cosa m¨¢s que a?adir: con una burda maniobra lectora (o quiz¨¢ fue torpeza), intent¨® convertir mi broma final sobre el incesto y la pedofilia en una equiparaci¨®n m¨ªa de ¨¦stas con la homosexualidad. Debo decir que no es el caso, sobre todo porque nada tengo contra esta ¨²ltima ni -como ella s¨ª confiesa tenerlo- contra el incesto, si se da de mutuo acuerdo entre adultos. Y en el fondo me extra?a que ella sea tan severa con las pasiones consangu¨ªneas tras realizar una pel¨ªcula tan familiar que, seg¨²n nos ilustra con pormenor, no s¨®lo la alberga a ella y a su se?or padre (a cada uno doblemente), sino que estuvo condicionada por su t¨ªo y por su antiguo perro. Sigo pregunt¨¢ndome para qu¨¦ quiso mi novela.
Y ¨¦se es el punto del que ning¨²n Querejeta habla en sus art¨ªculos y el ¨²nico que pod¨ªa importar algo del m¨ªo. En sus simulacros de argumentaciones se transparenta la soberbia idea de que, por haber comprado los derechos para la pantalla, pod¨ªan hacer con la novela y sus personajes lo que quisieran, y eso no es as¨ª, ni moral ni contractualmente. Tambi¨¦n se percibe el enorme desprecio que sienten por la base literaria que tomaron como inspiraci¨®n o arranque, no digamos por su responsable, a quien ni siquiera se dignaron informar de sus manipulaciones, mostrar espont¨¢neamente la cinta acabada o preguntar c¨®mo quer¨ªa aparecer (o si quer¨ªa) en los t¨ªtulos de cr¨¦dito. Flaco favor el que han hecho a la imagen, maltratada por los t¨®picos, de la gente de cine, ya que s¨®lo han alimentado su peor fama de desaprensiva con los materiales que adquiere y engulle. Lo que yo se?al¨¦ era sobre todo que su pel¨ªcula no tiene nada que ver con Todas las almas de JM, lo cual tanto EQ como GQ se han hartado de reconocer en la prensa, sin que ello les impidiera servirse de mi nombre reiteradamente. En realidad no s¨¦ qu¨¦ me est¨¢n discutiendo, quiz¨¢ tienen que justificar no haber renunciado voluntariamente a ese t¨ªtulo y a ese nombre, habr¨ªa sido lo m¨¢s honrado. Yo, en todo caso, y en lo que se refiere a estas p¨¢ginas (el juzgado est¨¢ siempre abierto), me salgo ya del cine con el presente texto.
S¨®lo una puntualizaci¨®n: con mal gusto (por lo que veo, algo com¨²n a bastantes capitalistas "culturales"), El¨ªas Querejeta, al final de su art¨ªculo, habl¨® p¨²blicamente de dinero, de lo cual yo me hab¨ªa abstenido y me seguir¨¦ absteniendo. Pero lo que ¨¦l quiso presentar confusamente como un supuesto aprovechamiento m¨ªo -extra?o aprovechamiento, en el que yo rechazaba cobrar parte de lo estipulado- fue tan s¨®lo una generosa oferta de buena voluntad para zanjar amistosamente nuestras diferencias contractuales. Es improbabil¨ªsimo que nadie se interese en volver a llevar al cine (bueno, lo de "volver" es un decir) mi novela Todas las almas; pero ser¨ªa penoso que resultase literalmente imposible por la existencia de esta otra cinta que en nada se le parece y que tan s¨®lo manosea y usurpa algunos de sus elementos, con desd¨¦n y sin respetar su esp¨ªritu. La productora me pidi¨® que renunciara a m¨¢s dinero para recuperar los derechos, mi oferta no fue aceptada. Dinero.
Babelia
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