La invasi¨®n de Catalu?a
El PCE e Izquierda Unida preparan su desembarco en el territorio del PSUC y de IC
Margaret Dumont: "Estuve con mi marido hasta el final". Groucho: "No me extra?a que falleciera". Margaret Dumont: "Lo estrech¨¦ entre mis brazos y lo bes¨¦". Groucho: "Entonces fue un asesinato". Dicen que las reaciones entre Izquierda Unida e Iniciativa per Catalunya (IC) se parecen mucho al amor de Margaret Dumont por su difunto esposo. Y, como en el famoso di¨¢logo, una de las dos organizaciones morir¨¢ en los brazos de la otra. Posiblemente sin besos, aunque s¨ª en un apretado abrazo.Julio Anguita hablar¨¢ hoy ante la asamblea de IC, despu¨¦s de un absurdo debate sobre el momento de hacerlo. Pero esa intervenci¨®n no le reconcilia con Rafael Rib¨®, presidente de Iniciativa per Catalunya (IC). Porque las diferencias pol¨ªticas van m¨¢s all¨¢ del momento y del lugar. Hace 15 d¨ªas, Anguita se fue a Barcelona para explicar su postura pol¨ªtica, claramente contraria a la de su socio, Rafael Rib¨®. El viaje ven¨ªa precedido de una agria pol¨¦mica entre ambos dirigentes. Se vieron, estuvieron a menos de tres metros el uno del otro, pero ni se hablaron. Se cruzaron en actos p¨²blicos. Rib¨® fue a la primera conferencia de Anguita, que dio dos, y reparti¨® folletos en la calle a favor del acuerdo sobre pensiones -Anguita est¨¢ en contra-, justo delante del local elegido para que Anguita diera un mitin p¨²blico, eso s¨ª, con 24 horas de diferencia. Pero no han encontrado un momento para sentarse a una mesa e intentar buscar puntos de encuentro. Se han tratado con el desaire de los enemigos declarados y, sin embargo, forman parte de la misma coalici¨®n, han presentado programas que apoyan uno y otro, y comparten el mismo grupo parlamentario, no se sabe hasta cu¨¢ndo.
Anguita lleg¨® a Barcelona en un acto de claro desaf¨ªo al presidente de IC, organizaci¨®n que ya hab¨ªa advertido que en Catalu?a el trabajo pol¨ªtico lo hace IC, no IU. Pero, ?c¨®mo negar a alguien el derecho no s¨®lo a hablar. sino de viajar donde quiera? ?Y qui¨¦n determina lo que es trabajo pol¨ªtico y lo que es una simple conferencia ante un grupo de universitarios? Nadie. As¨ª que Anguita fue. Habl¨®. Estrech¨® manos. Recibi¨® el loor de las multitudes. Y amenaz¨®: IU y PCE est¨¢n siempre dispuestos a ocupar el espacio que deje vac¨ªo IC y el PSUC. El coordinador' general de IU anunci¨®, sin cortarse un pelo, una operaci¨®n por la que hab¨ªan venido suspirando largamente los dirigentes del PCE: la invasi¨®n de Catalu?a por Izquierda Unida. y el partido comunista. Hoy va a Barcelona a hablar en el congreso de IC. Tiempos distintos. Pero nada cambia.
Las relaciones entre el PSUC y el PCE han estado, salvo muy escasas excepciones, marcadas hist¨®ricamente por el respeto. Y lo mismo puede decirse de Izquierda Unida e Iniciativa. Pero la ca¨ªda del Muro de Berl¨ªn hizo caer tambi¨¦n otros muros, ahora se ve, no tan firmes. Las diferencias entre Rib¨® y Anguita vienen de antiguo. Y fueron los resultados electorales del 3 de marzo y la complaciente lectura que de ellos hiciera Anguita lo que ahond¨® un poco m¨¢s las discrepancias entre ambos dirigentes. Rib¨® propugna una alianza progresista y abierta como ¨²nica salida e la izquierda.
Mantiene el PSUC porque no tiene m¨¢s remedio. Es la ¨²ltima barrera contra quienes le exigen una pol¨ªtica m¨¢s dura y acorde con la que lleva adelante IU. Anguita prefiere la soledad de una izquierda en posesi¨®n de la verdad, pero que no consigue romper su techo electoral. Es una izquierda que tiene de s¨ª misma el concepto que el gitano ten¨ªa de su camisa: una sola, pero de seda y 'bord¨¢'.Anguita, que en un determinado, momento estuvo de acuerdo con hibernar el PCE, al igual que hiciera Rib¨® en Catalu?a con el PSUC, se ha lanzado por la calle de enmedio y se ha convertido en el m¨¢s fervoroso defensor del partido comunista. Es para sus cr¨ªticos una huida hacia adelante. Su discurso en la Casa de Campo de Madrid, el pasado septiembre, durante la fiesta comunista, fue interpretado como un intento de reforzar el partido, aun a costa de desatar una pol¨¦mica est¨¦ril sobre la Monarqu¨ªa.
Tampoco es que Anguita confie demasiado en la direcci¨®n del PCE, todo hay que decirlo. Anguita no se f¨ªa ni de s¨ª mismo. Pero s¨ª sabe que las estructuras del partido son lo ¨²nico firme dentro de IU. En la debilidad en que se encuentra la coalici¨®n, el PCE ha ido adquiriendo cada vez m¨¢s fuerza dentro de Izquierda Unida. Ante el desastre del 3 de marzo, el PCE opt¨® por encastillarse frente al mundo, negar la realidad y buscar en la refundaci¨®n toda su estrategia.
Pero nada sale gratis. Paralelamente, el partido comunista ha ido sufriendo una divisi¨®n interna entre los que quieren la hegemon¨ªa del PCE en IU y quienes prefieren que el papel de los comunistas se supedite a la organizaci¨®n. No hay ya un bloque sin fisuras, aunque sean los m¨¢s ortodoxos quienes impongan sus criterios.
El acuerdo sobre pensiones suscrito entre los sindicatos y el Gobierno ha sido el punto el que han estado todas las divergencias. Los m¨¢s duros del PCE, encabezados por Francisco Frutos, Manuel Monereo, Susana L¨®pez y ?ngeles Maestro han llamado a rebato contra los sindicatos con la excusa de mejorar el acuerdo. La ruptura entre IU e IC se producir¨¢ en la votaci¨®n parlamentaria de la reforma de pensiones
.Anguita habla hoy ante los delegados de IC y volver¨¢ a Catalu?a para explicar su opini¨®n contraria al pacto de pensiones y contraria a lo que defiende IC. Es la oportunidad para entrar en un territorio hasta ahora vedado. Y, como pasan tantos pisuergas por Valladolid, ser¨¢ la oportunidad del PCE de pisar tierra prohibida. En el fondo, como dec¨ªa Groucho Marx a Margaret Dumont cuando ¨¦sta dec¨ªa que su marido estaba muerto: "Eso es s¨®lo una excusa".
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