"No tengo a nadie que me ayude"
El Tel¨¦fono del Menor ha recibido 200.000 llamadas de socorro desde 1994
" ?Es ah¨ª el tel¨¦fono que ayuda?". La voz rezuma angustia, resquemor, vacilaci¨®n. Parece una chica, ?10, 13 a?os? Carmen (nombre supuesto) se dispone a recibir por el auricular el bofet¨®n de una historia feroz, o al menos turbia. Una historia que la menor que llama no puede contar a nadie, absolutamente a nadie m¨¢s. Junto a Carmen, Lola (nombre tambi¨¦n supuesto) se apresta a la escucha simult¨¢nea: no hablar¨¢ con la ni?a, pero estar¨¢ al quite por si el caso requiere buscar una ficha o el apoyo del servicio social o jur¨ªdico, o incluso de la polic¨ªa o de una ambulancia. La escena se ha repetido, desde febrero de 1994, 200.000 veces en el Tel¨¦fono de Ayuda al Menor. de la Fundaci¨®n ANAR, totalmente gratis (900 20 20 10); hay otra l¨ªnea para que los adultos denuncien casos sobre menores: (91) 31149 49."He mirado en la mochila de mi hermano. Tiene droga. No s¨¦ qu¨¦ hacer". Puede ser por ejemplo una llamada as¨ª, que indica una preocupaci¨®n responsable y una desorientaci¨®n l¨®gica. Pero lo normal es un telefonazo tembloroso, la sensaci¨®n de que la voz, una vez dado el paso, no se atreve a salir. De pronto la llamada se cuelga. Carmen y la decena de compa?eros de ANAR, y un grupo similar de voluntarios que han sido cuidadosamente entrenados en un cursillo te¨®rico-pr¨¢ctico de 40 horas, ya tienen callo: saben que lo m¨¢s probable es que quien acaba de colgar repita llamada. Si su edad es corta, quiz¨¢ har¨¢ una bromita, contar¨¢ una tonter¨ªa. El equipo de escucha no lo echa a humo de pajas: la experiencia demuestra que los ni?os van tanteando, cuelgan, vuelven a llamar. Al final, sueltan el problem¨®n.
"Un adulto, por mal que est¨¦, tiene recursos; pero un menor est¨¢ perdido si no se le escucha", dice Pilar Cabello, directora del Tel¨¦fono. "Lo primero, hay que abrazarle con la voz; que note que puede confiar en ti, que sepa que nadie va a hacer nada si ¨¦l no quiere. Y luego intentar que sepa que hay salidas, que hay otra vida. El primer paso es ayudarle a identificar a un adulto cercano en quien pueda apoyarse".
El 76% de los que telefonean son chicas; el 24%, chicos. El principal grupo de edad (un 50%), entre los 14 y 16 a?os. Un 53% de las llamadas de menores expresan dificultades de relaci¨®n, soledad, incomunicaci¨®n con los padres. Hasta el l¨ªmite: "Mi madre no me habla. Nunca. S¨®lo me chilla que ojal¨¢ hubiera abortado. Estorbo a todo el mundo. Soy un desastre. Si me mato, todos estar¨¢n mejor". O: "Nunca he visto a mi padre. Mi madre se cierra en banda, no quiere decirme nada de ¨¦l. Me dice que aquello fueron cosas de la vida. No entiende, yo tengo que saber".
La mayor¨ªa de este tipo de llamadas abunda en que los padres, si los hijos insisten en contarles sus problemas, les despachan diciendo que son cosas de la edad. "Ya, pero yo siento que se me va la vida", cuenta al tel¨¦fono una adolescente.
El segundo porcentaje de llamadas (10%) evidencia problemas psicol¨®gicos, que amenazan con convertirse en transtornos ante el bloqueo de soluciones. "No me atrevo a comer ni una miga. S¨¦ que voy a engordar como una foca. En casa me dicen que estoy en los huesos, pero yo s¨¦ que estoy gorda. Tengo miedo a comer. Esto puede conmigo"
Los malos tratos, incluyendo los abusos sexuales, son m¨¢s bien denunciados por adultos. ANAR comprueba la veracidad y pide al adulto que telefonea que se implique en la soluci¨®n. Pero, si la denuncia proviene de un menor, no hay receta. Cada caso es un mundo, e infernal. La mayor parte de los abusos ocurren en la familia, lo cual dificulta a¨²n m¨¢s la reacci¨®n de la v¨ªctima. "Mi madre ve lo que pasa, sabe lo, que me hace mi padre. Mi madre le tiene miedo, ¨¦l trae el dinero a casa, mi madre no se atreve a que lo que mi padre me hace se sepa". O: "Tengo 17 a?os. Mi padre lleva as¨ª desde que yo ten¨ªa siete. Siempre me dec¨ªa que yo era maravillosa. Hasta hoy no se lo he contado a nadie. Es como si me hubiesen hecho algo en la mente". O el caso de unos hu¨¦rfanos: ¨¦l, de 34 a?os, abus¨® sexualmente de ella, de 14, durante varios a?os, y la prohib¨ªa salir de casa".
La violencia en la escuela aparece en cada vez m¨¢s llamadas. Si los abusos sexuales son denunciados sobre todo pero no exclusivamente- por chicas, las quejas de violencia escolar provienen de padres o de chicos. "A mi hijo le han hecho el avecrem". ?El qu¨¦? "Lo llaman as¨ª, o poner a caldo: es pegar una paliza de muerte, porque s¨ª, sin mediar raz¨®n ni explicaci¨®n". O el duelo: "T¨² elige, chaval: o te pegas con ¨¦ste a la salida de clase, pero zurrarte de verdad delante de nosotros, o te sacudimos nosotros". Tambi¨¦n situaciones m¨¢s refinadas: "Ya no puedo darles m¨¢s dinero. Pero si no se lo doy, no son mis amigos, y nadie me habla". Los padres insisten en que los colegios, una vez que los alumnos est¨¢n fuera, se desentienden.
"En muchas casas los ni?os est¨¢n solos muchas horas, porque ambos padres trabajan", dice Paloma Cabello. "La consecuencia es que se educan por la tele: y lo que tragan, en dibujos animados o series realistas, es que la violencia es el m¨¦todo para resolver las cosas, y que el bueno no es que sea bueno, es que es m¨¢s bestia que el malo".
"Mil pesetas si te bajas el pantal¨®n"
ANAR tiene documentados, con nombre y apellidos, 12.600 casos de menores a quienes ha podido prestar ayuda efectiva. Pero otras veces al equipo de escucha -psiquiatras, psic¨®logos, pedagogos, voluntarios- le queda un sabor de duda, cuando por ejemplo oye a un chaval contar fr¨ªamente: "La otra tarde, en un descampado camino a casa, un se?or va y me dice. 'Mil pesetas si te bajas el pantal¨®n'. Yo segu¨ª andando, y me dice: 'Pi¨¦nsatelo'. No s¨¦, hay un videojuego que quiero. Casi como que me lo estoy pensando, porque con mil pelas..."."Ojal¨¢ el chaval haya visto finalmente que m¨¢s vale ¨¦l que el videojuego, y ojal¨¢ no aparezca muerto en el descampado", suspira Paloma Cabello. "Pero este tipo de historias obliga a preguntarse por los famosos casos de corrupci¨®n de menores. ?Alguien puede creer que un menor tiene libre consentimiento ante un adulto? ?De qu¨¦ estamos hablando? Por un lado, no dejamos que los menores voten o tengan otros derechos; y, sin embargo, no hay modo de castigar las redes de prostituci¨®n o corrupci¨®n infantil, so pretexto de que los menores consienten fibremente en una relaci¨®n sexual. Es curioso: con todas las llamadas que recibimos, y apenas hay denuncias de prostituci¨®n. Las propias familias, las redes esclavizan a sus v¨ªctimas. Por favor: ?qu¨¦ es eso de libre consentimiento? Todo esto lo que demuestra es que las leyes se hacen sin o¨ªr en absoluto a los menores. Desde un tel¨¦fono como el nuestro se calibra bien la importancia de escuchar y prevenir".
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