Torrente Malvido convierte en literatura sus juergas con Camar¨®n
"Ningun escritor aborda la realidad", dice el autor de 'Doce cuentos ejemplares'
Su fama de maldito le persigue, pero Gonzalo Torrente Malvido (Ferrol, 1935) asegura que sale menos que cuando compart¨ªa juergas con Camar¨®n y Pepa Flores. Desde hace unos a?os vive en un pueblo al lado del Mi?o dedicado a la ense?anza y a la escritura. Cuando le sobra un poco de dinero se fuga a C¨¢diz, donde "la gente domina el arte absoluto de la gracia y del arte". Se le considera un autor que publica poco, pero Torrente Malvido asegura que tiene m¨¢s de sesenta cuentos y dos novelas guardados en los cajones y que alg¨²n d¨ªa, cuando su af¨¢n perfeccionista se lo permita, los sacar¨¢ a la luz. Su nuevo libro, Doce cuentos ejemplares (Alfaguara), recopila una parte de lo escrito entre 1989 y 1995.Torrente Malvido puede perseguir a una madre y su hija mientras discuten por la calle durante el tiempo que haga falta. Luego, en casa, tratar¨¢ durante horas de reconstruir la conversaci¨®n en un cuaderno y alg¨²n d¨ªa esas anotaciones se convertir¨¢n en un cuento. "Lo que importa es el an¨¢lisis literario, el c¨®mo y no el qu¨¦", dice. Doce cuentos ejemplares no recoge la bronca madre-hija presenciada anteayer en una calle de Madrid, pero s¨ª incluye, entre otros relatos, una escena que contempl¨® en la esquina de Recoletos en la que un hombre la emprende a golpes con un coche, una juerga de varios d¨ªas con Camar¨®n y Rancapino y una historia real sobre tres comadres que comparten durante a?os maridos y cuernos.
Pr¨®logo paterno
Su padre, Gonzalo Torrente Ballester, que ha realizado el pr¨®logo de Doce cuentos ejemplares, cree que la ejemplaridad de estos relatos hay que buscarla en ¨¢mbitos ajenos a la moral: "En la realidad hay asesinos, hay monstruos, hay so?adores como los que aqu¨ª aparecen, pero no son lo mismo. El que en la realidad existan correlatos de estos hechos ins¨®litos, monstruosos, los justifica. El que no sean los mismos constituye, precisamente, la justificaci¨®n de la literatura", escribe Torrente Ballester.A Torrente Malvido no le abruma, a estas alturas, tener un padre como Gonzalo Torrente Baflester. Su literatura no se parece en nada a la del autor de La saga fuga de JB, pero reconoce que si es escritor es porque su padre es quien es: "?l me inculc¨® la afici¨®n a la literatura, aunque como anal¨ªticos no tenemos nada que ver". No es normal tampoco que su padre lea los libros de su v¨¢stago m¨¢s d¨ªscolo y a la inversa. Sin embargo, Torrente hizo esta vez hizo -una excepci¨®n, aunque fue su hijo quien le tuvo que leer -"Mi padre apenas ve"- Doce cuentos ejemplares.
Considera Torrente Malvido que en los ¨²ltimos 30 a?os ning¨²n escritor espa?ol ha abordado la realidad coet¨¢nea. "En este momento los autores y la gente est¨¢n perdidos respecto a las razones del mundo. Nos hemos integrado en una corriente que despersonaliza; en la calle te conviertes en un individuo igual a los que te rodean y las personas han perdido peso espec¨ªfico, por eso nadie se ha atrevido a abordar una novela estrictamente de nuestro tiempo como lo hicieron Ferlosio, Cela o Luis Mart¨ªn Santos", afirma el autor de Cuentos de la mala vida. ?l mismo s¨®lo se ha atrevido con sus cuentos urbanos a picotear literariamente la realidad.
Tras la muerte de Camar¨®n, con el que fue alma gemela durante siete a?os, vive retirado en una aldea gallega donde las mujeres viajan en Vespino con la azada al hombro. El tiempo que le queda libre entre la literatura y los guiones de cine -es autor de El rey pasmado y acaba de finalizar una serie hispano-portuguesa- lo dedica a dar clases en un colegio a ni?os de 3 a 11 a?os. Anoche, para celebrar su reencuentro con Madrid, ten¨ªa previsto ir al concierto de su amigo Rancapino y luego emborracharse de vino.
Babelia
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