"Dios entiende a los humanos mejor que a s¨ª mismo"
El mundo de Sof¨ªa lo lanz¨® muy alto, y ahora su segunda novela, El enigma y el espejo, ha despegado con gran fuerza. Gaarder sigue haciendo ficci¨®n con la filosof¨ªa.
De negro, despeinado, con barba de tres d¨ªas y movi¨¦ndose de aquel modo tan fren¨¦tico en el asiento de un hotel de Oslo, Jostein Gaarder no parec¨ªa el autor de El mundo de Sof¨ªa y otros t¨ªtulos de ficci¨®n filos¨®fica, sino m¨¢s bien un bater¨ªa expulsado de una banda de rock.Despu¨¦s de la entrevista me dijeron que ¨¦l siempre es as¨ª en su estado de hiperactividad natural: habla por los codos sin dejar de golpe¨¢rselos, gesticula con todo el cuerpo, se pasa el tel¨¦fono m¨®vil de una mano a la otra, enreda sus dedos en sus cabellos como si deseara trasplantarlos, y r¨ªe atropelladamente entre el azote de cada pregunta y el aspaviento de cada respuesta. Eso s¨ª, a sus 44 a?os, con m¨¢s de 12 millones de Sof¨ªas vendidos en 40 idiomas por todo el mundo, con un libro a punto de publicarse en Espa?a y otro reci¨¦n salido en Noruega, su pa¨ªs, Gaarder no daba muestras de alcanzar ni el firme sosiego del ¨¦xito ni el desinter¨¦s por su obra venidera. Al contrario. Nunca como ahora, dijo este escritor, se ha sentido m¨¢s obligado a producir y seguir produciendo.
Por ello no iba a ser f¨¢cil contener a Gaarder en los l¨ªmites convencionales de la entrevista y el orden que ¨¦sta exige. Saltaba de un tema a otro, del libro que presentar¨¢ el pr¨®ximo martes en Madrid (editado por Siruela), al libro que acaba de ponerse a la venta en Oslo, o incluso iba m¨¢s all¨¢ y, al menor descuido, empezaba a darle vueltas al que podr¨ªa ser su ulterior hallazgo filos¨®fico-Iiterario. Adem¨¢s, aparec¨ªa y desaparec¨ªa la cuesti¨®n del dinero. El mucho dinero que gana con sus libros. En Noruega se habla m¨¢s de la fortuna de Gaarder que de su obra creativa. Poco hace ¨¦l por evitarlo.
"Es cierto, soy riqu¨ªsimo en este momento" reconoci¨® en un momento de la conversaci¨®n, "soy tan rico que he encomendado a varios especialistas que estudien c¨®mo hacer una fundaci¨®n a mi nombre con fines ben¨¦ficos. All¨ª debo invertir gran parte de mis derechos de autor".
Ning¨²n recato, pues, a la hora de contar billetes y de reconocer, incluso, que su contribuci¨®n a la Hacienda p¨²blica en Noruega es inferior a lo que en justicia deber¨ªa ser: "En Noruega los m¨¢s ricos pagan al fisco no m¨¢s de un 50% de sus ingresos, ¨¦se es el tipo m¨¢ximo, y yo, porque soy un autor independiente y carezco de sueldo, pago ¨²nicamente un 27%. De verdad creo que deber¨ªa pagar mucho m¨¢s".
Manifestaciones de este tipo no son ni remotamente imaginables en Espa?a por parte de ninguna estrella de la literatura o del periodismo, aunque bien es verdad que el tipo m¨¢ximo impositivo en nuestro pa¨ªs es superior al noruego. S¨®lo un escritor en estado de absoluta ebriedad tocar¨ªa como Gaarder las campanas y ni siquiera se atrever¨ªa a hacerlo a las puertas de un para¨ªso fiscal.
El dinero que Gaarder invertir¨¢ en su futura fundaci¨®n piensa dedicarlo a causas medioambientales, seg¨²n ¨¦l mismo dijo con mucha reserva. Naturalmente, lo primero es la naturaleza.
Dos d¨ªas antes de emprender su viaje a Espa?a, el c¨¦lebre autor de El mundo de Sof¨ªa ignoraba qu¨¦ clase de premio se le iba a entregar en Santiago de Compostela. "Por lo que me han dicho, creo que es algo que me dan los estudiantes". La ceremonia se celebrar¨¢ ma?ana. Al d¨ªa siguiente, Gaarder asistir¨¢ a la presentaci¨®n de su libro El enigma y el espejo, publicado en Noruega y otros pa¨ªses en el a?o 1993.
"Es la historia de una ni?a de once o doce a?os llamada Cecilia que est¨¢ enferma de leucemia", explic¨® Gaarder, "a la que se le aparece un ¨¢ngel llamado Ariel. El ¨¢ngel la visita frecuentemente cuando ella est¨¢ sola en su habitaci¨®n, metida en la cama. Ni sus padres ni nadie m¨¢s de la familia ven al ¨¢ngel. S¨®lo lo ve ella, aunque el lector puede pensar, seg¨²n sea su edad, que ni siquiera Cecilia ve al ¨¢ngel Ariel, sino que lo imagina y cree que lo ve. Cecilia y Ariel dialogan mucho. Por ejemplo, Cecilia quiere saber si existe el cielo porque presente que le queda muy poca vida por delante. Ariel, que al fin y al cabo es un ¨¢ngel, quiere saber c¨®mo es y c¨®mo siente una criatura de carne y hueso. Ariel no tiene sensaciones f¨ªsicas, sino s¨®lo espirituales. Es incapaz de apreciar los sabores, los olores, tampoco orina, encima est¨¢ calvo y no tiene alas. Entra. y sale por la ventana cuando quiere y sin ning¨²n problema. De todas formas, como ¨¢ngel, no es un ¨¢ngel ortodoxo".Ortodoxo o heterodoxo, el ¨¢ngel de Jostein Gaarder y sus apariciones misteriosas a la ni?a mortalmente enferma no van m¨¢s all¨¢ de un centenar de p¨¢ginas, que es la extensi¨®n de la novela, pero sin duda han sido suficientes para haber interesado a televisiones y productoras de cine que, como es l¨®gico, ya revolotean a su alrededor. Quienes no lean este relato l¨ªrico (as¨ª lo calific¨® su autor, y no ¨¦pico), de Cecilia y Ariel, ver¨¢n en la peque?a y en la gran pantalla a la ni?a agonizando y al ¨¢ngel en esa fase sensorial exploratoria cuya misi¨®n es consoladora para hacer m¨¢s f¨¢cil el, tr¨¢nsito al m¨¢s all¨¢.
?Y el dolor? ?Est¨¢ ausente la angustia, el dolor f¨ªsico, y el miedo a morir?, pregunt¨¦ a Gaarder, cada vez m¨¢s agitado en su asiento. "No, el dolor est¨¢ ah¨ª. Se percibe en la ni?a y, en su familia". Sin embargo, no es ¨¦se el punto que m¨¢s le interes¨® al imaginativo escritor oruego, sino la cuesti¨®n filos¨®fica y teol¨®gica de la existencia, y el sentido ¨²ltimo de la vida.
"Ni?a y ¨¢ngel hablan del mal", a?adi¨® Gaarder, "y Cecilia pregunta a Ariel c¨®mo es posible que Dios, que es tan bueno, permita que ella est¨¦ enferma de leucemia y vaya a morir pronto. La respuesta es enigm¨¢tica. El ¨¢ngel insinuar¨ªa que tal vez Dios entiende a los seres humanos mejor que se entiende a s¨ª mismo ...".
De manera que esta respuesta me llevar¨ªa a recabar de Gaarder su opini¨®n sobre el mensaje de la novela. ?No ser¨¢ acaso un relato infantil algo blasfemo? "Eso, o algo parecido, lo dijo un cr¨ªtico dan¨¦s cuando el libro apareci¨® en Escandinavia. Pero debo subrayar", dijo Gaarder, "que en Noruega ha habido bastantes cl¨¦rigos que han le¨ªdo pasajes del libro en funerales o ante los enfermos en fase terminal".
?Vamos a llorar mucho los pap¨¢s y las mam¨¢s y los ni?os estas navidades leyendo en Espa?a la historia de la noruega Cecilia y del ¨¢ngel heterodoxo Ariel?, pregunt¨¦ al c¨¦lebre autor. A lo que respondi¨® que s¨ª, hay pasajes muy conmovedores a lo largo del libro. En cualquier caso, evit¨® calificarlo como un libro melodram¨¢tico. "Cecilia le pide nieve al ¨¢ngel. El ¨¢ngel se la acerca a la cama. La ni?a se queja y le dice que la nieve est¨¢ muy fr¨ªa. El ¨¢ngel lo lamenta mucho, pero como tal ¨¢ngel, carece de sensaciones f¨ªsicas, ignoraba que la, nieve estuviera fr¨ªa".
As¨ª como el ¨¢ngel no tiene, es de suponer, ni dientes, ni est¨®mago, ni alas, ni sexo, Gaarder presentar¨¢ su versi¨®n del para¨ªso terrenal desde un ¨¢ngulo ingenuamente infantil. O, por decirlo con m¨¢s fidelidad a sus intenciones, desde una ¨®ptica seudoinfantil filos¨®fica. "Ad¨¢n y Eva son el ni?o Ad¨¢n y la ni?a Eva. No tienen ombligo, ya que fueron creados por Dios y no provienen del vientre de ninguna madre humana que exigir¨ªa un cord¨®n umbilical". Extremo este del cord¨®n umbilical que mantuvo a Gaarder en estado de levitaci¨®n al expon¨¦rmelo. Es muy l¨®gico. Los ni?os Ad¨¢n y Eva, sin embargo, ir¨¢n creciendo. Un d¨ªa, intentar¨¢n el acto sexual, que no est¨¢ autorizado, y por ser il¨ªcito se ver¨¢n expulsados del para¨ªso.
Todo esto, reconoci¨® Jostein Gaarder, guarda cierto parecido con el cuento de Saint-Exup¨¦ry El principito. No le falta raz¨®n. Claro que el ¨¢ngel, en este caso, no ser¨ªa precisamente el aviador que cay¨® a tierra desde lo alto, sino una especie de p¨¢jaro celeste privado de fuselaje y plumas.
La novela que el martes va a ser presentada en Espa?a ya arras¨® comercialmente en Alemania: "Durante mucho tiempo mi libro estuvo a la cabeza de los m¨¢s vendidos en la lista de Der Spiegel. Estoy muy satisfecho".
'Vita brevis'
Vida breve es otra novela de corte religioso-filos¨®fico reci¨¦n editada en Noruega. De una forma muy compasiva, narra el triste destino de la que, al parecer, fue amante durante a?os de San Agust¨ªn. Jostein Gaarder se ha basado en Las confesiones del santo, aunque aport¨® considerables dosis de fantas¨ªa a una historia que se remonta a la antig¨¹edad. A la mujer amante de San Agust¨ªn la bautiz¨® el autor noruego con el nombre de Floria. Esta mujer se pasa la vida tir¨¢ndose de los pelos al verse abandonada por su gran amor, Agust¨ªn, quien para salvar su alma tuvo que renunciar a la carne, la concupiscencia, y todo eso que alegra tanto nuestras vidas. "Delato y acuso en esta novela la actitud intransigente de la Iglesia, el celibato y la abstinencia sexual porque Floria simboliza el amor, un amor breve, pero intenso", dijo Jostein Gaarder.Tampoco el libro sobrepasa las 170 p¨¢ginas, pero en ¨¦l su autor simpatiza enormemente con la protagonista y se identifica con su desdicha. "Fue una v¨ªctima del puritanismo, o si se prefiere, de un cierto, ego¨ªsmo de San Agust¨ªn". Sin duda, lleva raz¨®n el escritor: el santo alcanz¨® la felicidad y salvaci¨®n eternas, creemos, condenandoa su amante a la m¨¢s cruel e inhumana de las desgracias. Es decir, al desamor.
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