La Real resuelve un partido gris
El Espanyol, con m¨¢s coraz¨®n que ideas, acab¨® encerrando a los donostiarras
El Espanyol tiene un aspecto fantasmag¨®rico: la mayor¨ªa de sus jugadores simulan lo que fueron pero nunca hacen lo que hicieron. Lard¨ªn, Ben¨ªtez, Francisco, Brnovic, en otro tiempo mosqueteros del f¨²tbol espectacular, deambulan ahora entre pases fracasados, actitudes timoratas y una desgana psicol¨®gica que arrastra al equipo como antes lo empujaba la imaginaci¨®n.La Real Sociedad no le iba a la zaga tras el desguace moral que ha supuesto su eliminaci¨®n de la Copa del Rey a las primeras de cambio. La incapacidad de unos y el tembleque de los otros anunciaban una tarde terror¨ªfica aderezada adem¨¢s por un escenario apropiado: cortina de lluvia y desangelado grader¨ªo.
El Espanyol impuso de salida su talento te¨®rico. En un santiam¨¦n Lard¨ªn encar¨® a Alberto pero el guardameta donostiarra frustr¨® de un manotazo su intencionada vaselina. Hasta ah¨ª lleg¨® la realidad del Espanyol, a partir de entonces la Real Sociedad implant¨® una verja en el medio campo y el Espanyol se convirti¨® en una realidad virtual, un cap¨ªtulo de intenciones mal ejecutadas que iba reculando hacia los dominios de su guardameta. La Real Sociedad jugaba entonces como los bucaneros, entre la presi¨®n y la pasi¨®n, inspirada por la actitud de Yaw y la inteligencia de De Pedro por lo que su f¨²tbol discurr¨ªa a oleadas. El dan¨¦s era la conexi¨®n con un p¨²blico rebelde, el donostiarra significaba el raciocinio. As¨ª llegaron un par de ocasiones que culminaban un donminio formal.
El partido lo defin¨ªa la tiniebla y tanta oscuridad debi¨® confundir a la defensa espa?olista que abri¨® un pasillo de plata a Kovasevic para que Mild batiera a Toni. Fue un borr¨®n en la pizarra: nadie marcaba al delantero centro.
La Real Sociedad, con pocas energ¨ªas y menos luces, se dio por satisfecha con el gol y el Espanyol pas¨® a disponer de m¨¢s terreno para encarar la porter¨ªa. La segunda mitad fue un front¨®n entre un Espanyol descarado, aunque impreciso, y una Real Sociedad timorata y nerviosa capeando el temporal. Pero el Espanyol profundizaba su aspecto fantasmag¨®rico: se sab¨ªa la lecci¨®n pero la dictaba con notables faltas de ortografia. La entrada de Arteaga y Llu¨ªs junto a la resurrecci¨®n de Lard¨ªn aquilataron su juego salvo en el ¨¢rea donde su incapacidad segu¨ªa siendo manifiesta.
Incluso la mejor ocasi¨®n fue de la Real Sociedad en un libre directo que De Pedro envi¨® a la cruceta de Toni. A partir de ese instante, la Real se atrincher¨® junto a su portero y resisti¨® el ataque del Espanyol con m¨¢s fe que estilo.
El final result¨® pat¨¦tico, con el conjunto donostiarra encerrado en su ¨¢rea, el p¨²blico exteriorizando su nerviosismo y el Espanyol volcado con el coraz¨®n en el ¨¢rea pero sin una sola idea que organizara su dominio.
La impresi¨®n del principio no vali¨® durante el encuentro. La Real Sociedad presa de un ataque de nervios y el Espanyol sometido a una tartamudez futbol¨ªstica que le imped¨ªa aprobar el examen. Sab¨ªa lo que ten¨ªa que hacer pero le fallaba la dicci¨®n futbol¨ªstica. En esas condiciones un error le cost¨® el partido.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.