Democracia e islam
El refer¨¦ndum reci¨¦n celebrado en Argelia para reformar la Constituci¨®n suprime -como escrib¨ªa en estas p¨¢ginas hace unos d¨ªas la profesora Gema Mart¨ªn Mu?oz- los principios m¨¢s democratizadores del texto de 1989, consolida un presidencialismo sui g¨¦neris, restringe el pluralismo y pone obst¨¢culos a la actividad legislativa. "He prometido respetar la voluntad del pueblo", afirm¨® el presidente argelino, general Zerual, tras depositar su voto el pasado jueves. Sin embargo, aunque fuera una voluntad desagradable para Occidente y para muchos argelinos, el pueblo expres¨® su voluntad en 1992. Y no fue respetado, dado que el poder militar anul¨® las elecciones que el Frente Isl¨¢mico de Salvaci¨®n (FIS) gan¨® democr¨¢ticamente. ?Libertad para los enemigos de la libertad?No es tarea sencilla promover y afianzar la democracia en el mundo isl¨¢mico. Pocos son los dem¨®cratas sinceros a escala de Gobierno y de oposici¨®n, incluso la supuestamente laica. Y los islamistas, al menos los radicales, se han manifestado tradicionalmente contra la democracia. La situaci¨®n es ardua. Los reg¨ªmenes musulmanes que aceptan el juego democr¨¢tico son escasos. No son, por razones culturales, dem¨®cratas comprometidos ni tienen especial inter¨¦s en promover la democracia. Adem¨¢s, se ven en ocasiones. asediados por los integristas, opuestos a la democratizaci¨®n y con el viento a favor de sus prop¨®sitos, pues las distintas poblaciones musulmanas no han conocido pr¨¢cticamente nunca el sistema democr¨¢tico. No se trata de que el fundamentalismo haya asaltado y derribado reg¨ªmenes democr¨¢ticos. Donde ha triunfado (Ir¨¢n, Sud¨¢n, Afganist¨¢n ... ) nunca hubo democracia antes. Hay Estados, como el afgano, que se singularizan por la guerra, que se ha convertido en un fin en s¨ª misma y donde jam¨¢s ha habido elecciones generales. Por otra parte, ?qu¨¦ prestigio, fiabilidad, atracci¨®n, poder de convocatoria puede tener el concepto democracia entre los musulmanes cuando -habiendo conseguido el FIS el Gobierno a trav¨¦s de la plasmaci¨®n concreta de dicho concepto- es enviado a los inflemos? Castigo de Dios para los contados gobenantes musulmanes dem¨®cratas: invocar hoy d¨ªa la democracia frente a las tesis islamistas equivale casi a clamar en el desierto.Y sin embargo, si se desea evitar -o cuando menos atenuar- una predicada confrontaci¨®n entre civilizaciones, no hay otra v¨ªa que apostar por la democratizaci¨®n, incluida la incorporaci¨®n al proceso del islamismo moderado, aunque no uno teledirigido por Gobiernos insensibles a las realidades que estamos considerando. No creo que el ¨¦xito est¨¦ garantizado a priori, pero hay que intentarlo porque mucha gente -dentro y fuera del mundo isl¨¢mico- est¨¢ empecinada en lo contrario, en mostrar que islam y democracia son incompatibles y que el primero es consustancial con el modelo autoritario de Gobierno y de Estado; que en el mundo que reza mirando a La Meca se permite a los partidos pol¨ªticos (aunque no a todos) participar en las elecciones, pero no ganarlas; que el islam se opone al con cepto democracia porque es occidental, porque detrae a Dios el Gobierno y lo deposita en los hombres, algo aceptable para la cultura occidental dado que es antropoc¨¦ntrica, pero no para la isl¨¢mica, porque su punto de referencia, incluso en lo pol¨ªtico, es Dios. ?Habr¨¢ que asumir, como sosten¨ªa el imam Jomeini, que en la democracia isl¨¢mica las leyes no se hacen por voluntad del pueblo -queno es soberano, tan s¨®lo Dios lo es- sino en funci¨®n del Cor¨¢n y las tradiciones del Profeta?
No hay por qu¨¦ calificar de imposible el proceso democratizador en Argelia o en cualquier otra tierra isl¨¢mica, pero s¨ª de complicado y a no corto plazo. No hay sociedad que pueda funcionar -al menos no sin caer en la esquizofrenia- con reglas y presunciones absolutas. Despu¨¦s de todo, la democracia moderna naci¨® debido al abandono del principio de la certidumbre, de la renuncia a la convicci¨®n de que se puede imponer al otro la verdad que uno cree exclusiva e inalterable. Duro camino a desbrozar todav¨ªa por la sociedad argelina.
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