Malas notas
A los siete meses de la investidura presidencial de Aznar y la formaci¨®n de su primer Gobierno, los populares han recibido una desagradable sorpresa: no s¨®lo no han conseguido ensanchar la reducida distancia lograda respecto al PSOE el 3-M (poco mas de un punto porcentual sobre el total de los sufragios emitidos), sino que los socialistas les superan ya en las encuestas de intenci¨®n de voto. Confirmando los resultados obtenidos por otras empresas demosc¨®picas, el bar¨®metro de octubre del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS), organismo dependiente del Ministerio de la Presidencia, marca que el PSOE estar¨ªa ahora tres puntos y medio por encima del PP. La cruel f¨¢bula oriental en que el emperador mata al mensajero portador de malas noticias ofrece en este caso una infame variante period¨ªstica: el cobarde linchamiento de la presidenta del CIS a manos de un diario mon¨¢rquico conservador que suele jurar en vano en nombre de la informaci¨®n veraz y el respeto a los lectores.La decepci¨®n del Gobierno ante esas malas notas demosc¨®picas es comparable con la desilusi¨®n del ni?o convencido de haber hecho bien el examen y que recibe luego calabazas. No faltaban razones para esas esperanzas finalmente incumplidas del PP: el ejercicio del poder regala a sus titulares una mayor visibilidad -reforzada al m¨¢ximo por la Televisi¨®n P¨²blica- como protagonistas de la acci¨®n pol¨ªtica interior y exterior. Durante estos meses, el Gobierno de Aznar ha conseguido resonantes ¨¦xitos en la lucha antiterrorista, se ha beneficiado de la fase de auge del ciclo de la econom¨ªa mundial, ha conseguido aproximarse a los objetivos de inflaci¨®n y d¨¦ficit p¨²blico fijados para entrar en la Uni¨®n Monetaria y ha logrado la aprobaci¨®n por el Congreso con mayor¨ªa absoluta de los Presupuestos Generales del Estado. Mientras el empleo segu¨ªa creciendo, el ministro Arenas firmaba sendos acuerdos con CC OO y UGT para el mantenimiento de la capacidad adquisitiva de las pensiones y para el aumento de los subsidios al paro rural (supuesta fuente de votos cautivos seg¨²n la vieja doctrina -ahora oportunistamente abandonada- del PP). Pero el Ejecutivo ha tenido que pagar la frustraci¨®n de las grandes expectativas de regeneraci¨®n democr¨¢tica y reforma de la Administraci¨®n sembradas irresponsablemente por el PP durante la anterior legislatura. La doble estrategia del Gobierno respecto a los papeles del Cesid (negando su desclasificaci¨®n en el Consejo de Ministros, por un lado, y azuzando al ministerio p¨²blico para conseguirlo en el Supremo, por otro) ha desconcertado a la opini¨®n. El adelgazamiento del aparato del Estado ha sido una operaci¨®n de maquillaje: mientras se congela el sueldo de los funcionarios, los nuevos gobernantes siguen cobrando dietas como consejeros de las empresas p¨²blicas. Los llamamientos a la austeridad ciudadana tampoco son compatibles con dispendiosas ceremonias de potlach al estilo de la boda del vicepresidente Cascos.
Gestores competentes como Fanjul en Repsol, Vel¨¢zquez en Telef¨®nica y Terceiro en Cajamadrid han sido sustituidos por candidatos cuya principal acreditaci¨®n era su amistad personal con Aznar. El abuso de los decretos-leyes ha lesionado la dignidad del Parlamento. La Ley de Secretos Oficiales, el borrador de ley sobre el Derecho del Ciudadano a la Informaci¨®n Veraz y el intervencionismo gubernamental en la constituci¨®n de la plataforma digital muestran el desprecio del Ejecutivo por la libertad de expresi¨®n. El cicatero trato dado por el PP a los octogenarios supervivientes de las Brigadas Internacionales prueba que ni perdona ni olvida el pasado. El bufo episodio del tuteo e intercambio de corbatas entre Aznar y Castro ha concluido con una humillaci¨®n diplom¨¢tica para Espa?a. Y los acuerdos de financiaci¨®n auton¨®mica del PSOE con CiU, criticados por el PP en la anterior legislatura como atentatorios contra la unidad nacional, han sido no ya respetados sino generosamente doblados con el regalo a?adido de la vergonzante defenestraci¨®n de Vidal-Quadras.
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