El asesino de los maristas ya est¨¢ muerto
El teniente que mandaba el centenar de interahamwes (milicias radicales hutus) que asesinaron el 31 de octubre a los cuatro maristas espa?oles est¨¢ muerto. Igual que siete de sus hombres. Fueron ajusticiados hace unos d¨ªas por los habitantes de la zona de Kashiba, cerca de Bukavu. No se trat¨® de una venganza por la muerte de Servando Mayor, Miguel Angel Isla, Julio Rodr¨ªguez y Fernando de la Fuente, sino una respuesta a las matanzas que los interahamwes ocasionaron entre la poblaci¨®n civil. El resto del grupo de los asesinos de los maristas huy¨® hacia Shabunga, en el interior de Zaire. "Si han llegado hasta la selva de Guarega, all¨ª encontrar¨¢n su penitencia", asegura Pedro Arrondo, el hermano marista que dirige el colegio de Niangezi y uno de los que enterr¨® a sus compa?eros. "Quien entra en Guarega no sale vivo. Sus habitantes utilizan las trampas de los animales para defenderse de los for¨¢neos".El hermano Arrondo lleva en Zaire 27 a?os. Conoc¨ªa bien a Julio, comparti¨® con ¨¦l un tiempo de misi¨®n en Goma, al norte. "Pecaron de falta de experiencia en la zona", dice. "Creyeron que toda esa gente que estaba con ellos en Namiranubue [la misi¨®n] era buena".
"Ellos [los cuatro hermanos asesinados] tuvieron un cocinero que les rob¨® el grupo electr¨®geno este verano. Lo denunciaron, fue detenido y liberado, y ¨¦ste jur¨® vengarse. El cocinero result¨® ser un interahamwe. Pero ¨¦l no fue quien les mat¨®. Al menos, no lo hizo solo. Fue un grupo muy numeroso, de unos cien, al mando de un teniente. No fue tanto una venganza personal. Les mataron porque se quedaron y para robarles".
Cumplea?os
"El 18 de octubre, Julio estuvo aqu¨ª en el colegio [situado a seis kil¨®metros de la misi¨®n]. Para recoger alimentos. En dos d¨ªas iba a ser su cuadrag¨¦simo cumplea?os. Le recomend¨¦ que se quedara con nosotros. Le dije que aqu¨ª, en Niangezi, estar¨ªan todos m¨¢s seguros. Aunque dudaron, prefirieron seguir all¨ª, con su gente. Un d¨ªa antes de que aparecieran los milicianos, Julio me dijo por radio: 'Si no vienen los otros [los banyamulenges, la guerrilla tutsi zaire?a] estamos perdidos'. El 27, habl¨¦ por la ma?ana con ellos. No hab¨ªa nada anormal. A la tarde, a las siete y media, ya no contestaban. Los interahamwes estaban all¨ª. Tomaron el campo. Rodearon todas las casas. Imped¨ªan el paso a todo el mundo. Pero no les mataron enseguida. Esperaron tres d¨ªas para decidir la forma en la que lo iban a hacer. Creo que fue el 28 cuando los hermanos hablaron con el provincial. Ya se tem¨ªan lo peor, pues le dijeron que si no volv¨ªan a comunicar ese d¨ªa ser¨ªa una mala se?al"."A tres hermanos los mataron en sus habitaciones. Pues hab¨ªa sangre en ellas. Mucha sangre. El cuarto muri¨® en la capilla, mientras rezaba y no cuando trataba de huir, como se ha dicho".
"Cuando pudimos subir, casi una semana despu¨¦s, hasta la misi¨®n de nuestros hermanos, descubrimos los cad¨¢veres. La gente dec¨ªa que eran tres. Los interahamwes los hab¨ªan arrojado a un pozo de 12 metros de profundidad, con la mitad de agua. Asomaban flotando tres cabezas. Julio estaba debajo. Por eso parec¨ªan tres. Al lado de la bocana del pozo estaba tirado el pasaporte de Julio. Antes de ir hasta Namiranubue supimos que algo terrible hab¨ªa pasado. Gente de aqu¨ª nos dijo que hab¨ªan visto a un interahamwe con la bufanda de Julio al cuello. Les robaron todo. No liemos hallado ni sus misales. S¨®lo un diario, que se interrumpe. El diario ya est¨¢ en Roma".
"La boca del pozo era demasiado estrecha. Como estaba situado en una pendiente, tuvimos que cavar una entrada lateral para sacar los cuerpos. El agua les hab¨ªa conservado bastante bien a pesar de haber pasado una semana. Se les pod¨ªa reconocer perfectamente, aunque las facciones de la cara comenzaban a hundirse. Cada uno de los hermanos ten¨ªa un disparo en el est¨®mago y una herida punzante en la nuca, (lomo de un pu?al. No murie1,0n a machetazos, no". El diminuto cementerio del colegio marista de Niangezi ten¨ªa s¨®lo cinco tumbas antes del 31 de octubre. La m¨¢s antigua pertenece al pere Joseph, un padre blanco fallecido en 1906. Los hermanos maristas asesinados reposan frente al padre blanco.
Arrondo no tiene miedo a lo que le depare el futuro, a un eventual regreso de las tropas (le Mobutu. "Yo s¨®lo soy un profesor de Qu¨ªmica en mitad (le ?frica". Arrondo peca de inmodestia. Es mucho m¨¢s que un profesor. Es un ejemplo.
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