Una convencida del poder¨ªo de EE UU
La designaci¨®n de Madeleine Albright imprimir¨¢ un nuevo rumbo en la pol¨ªtica exterior de Estados Unidos. El presidente Bill Clinton, que ya no necesita ser reelegido, sino dejar huella en la escena internacional, quiere distanciarse de los errores de su primera etapa, como la falta de liderazgo en Europa y en Asia, el titubeo en Bosnia o la indecisi¨®n e ignorancia ante las situaciones de tensi¨®n. Albright conoce como nadie en la Administraci¨®n los diferentes ¨¢ngulos de la situaci¨®n internacional y, sobre todo, est¨¢ convencida de que Estados Unidos tiene que actuar como lo que es: la ¨²nica superpotencia mundial.Madeleine Albright anticip¨® ayer que su tarea va a ser sustituir las viejas pol¨ªticas, in¨²tiles para lidiar con los nuevos problemas: "Vivimos en una era sin bloques de poder en la que todos los supuestos deben ser reexamimados, las instituciones modernizadas y las relaciones, transformadas".
El enfoque de la nueva secretaria de Estado no deja lugar a dudas: "Si queremos controlar lo que ocurre en lugar de ser controlados por ellos, debemos pensar en el futuro y ser flexibles en las t¨¢cticas, pero no queremos ni tenemos que renunciar a los valores b¨¢sicos de democracia y respeto por la dignidad humana que desde siempre han guiado a nuestra naci¨®n". En opini¨®n de Clinton la nueva jefa de la diplomacia norteamericana "sabe por experiencia personal lo que significa ser la naci¨®n indispensable". Ella coincidi¨® plenamente con la designaci¨®n de EE UU como "aut¨¦nticamente el pa¨ªs indispensable del mundo".
Nacida en Praga hace 59 a?os, la primera secretaria de Estado de la historia es mucho m¨¢s guerrera que diplom¨¢tica. Sus amigos dicen que es c¨¢lida, pragm¨¢tica y muy trabajadora. Sus enemigos dicen que es una activista con "poca cintura negociadora y nulo sentido del humor". Sus experiencias vitales -bombardeos de Londres, cuando tenia 10 a?os, y exilio a EE UU de su padre, diplom¨¢tico, tras la toma del poder de los comunistas en la Checoslovaquia de 1948- y su evoluci¨®n pol¨ªtica han hecho de ella una decidida partidaria del intervencionismo, como se puso de manifiesto en Bosnia: Madeleine Albright fue, desde el comienzo del conflicto, una ardiente defensora del uso de la fuerza, para horror del entonces jefe del Estado Mayor. En 1993, cuando Colin Powell se resist¨ªa a enviar tropas a Bosnia, la decidida embajadora ante Naciones Unidas le pregunt¨®: "?Qu¨¦ sentido tiene contar con este soberbio ej¨¦rcito del que siempre est¨¢ hablando si luego no lo podemos utilizar?".
Madeleine Albright, que trabaj¨® en el equipo de pol¨ªtica exterior del presidente Carter en 1978 y asesor¨® en la misma esfera a los candidatos Walter Mondale y Michael Dukakis, ha perseguido con mucho mayor ah¨ªnco el puesto para el que fue nombrada ayer desde que se convirti¨® en embajadora de EE UU en la ONU con puestos fijos en el Gobierno y en el Consejo Nacional de Seguridad, en radical contraste con el destierro al que Jim Baker, secretario de Estado de George Bush, ten¨ªa sometido a Thomas Pickering, antecesor de Albright en la ONU. Su amistad con Hillary Rodham Clinton ha sido una ayuda importante, igual que su relaci¨®n con el presidente, que data de 1988.
Adem¨¢s de sus conocimientos de la situaci¨®n internacional y de considerar que tiene el perfil adecuado para dirigir el nuevo rumbo en pol¨ªtica exterior, Clinton ha apostado por el cambio de personalidad, porque ha comprobado los beneficios pol¨ªticos del en¨¦rgico car¨¢cter de Madeleine Albright. En la ONU, en marzo de este a?o, Albright escandaliz¨® numerosos o¨ªdos diplom¨¢ticos cuando eligi¨® pronunciar en espa?ol una de las exclamaciones malsonantes utilizada por los pilotos cubanos que derribaron las avionetas de Hermanos al Rescate: "Francamente, esto no son cojones, esto es cobard¨ªa". La afirmaci¨®n le gust¨® tanto al presidente Clinton que la consider¨® "probablemente la frase m¨¢s eficaz de toda la pol¨ªtica exterior de la Administraci¨®n". Clinton no bromeaba: pocos d¨ªas despu¨¦s, Madeleine Albright era aclamada por 60.000 cubanoamericanos en un estadio de Miami al grito de "iMadeleine, libertad!". El 5 de noviembre, Clinton gan¨® en el importante Estado de Florida.
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