La vida azarosa del gran justiciero
Que Antonio di Pietro pueda ser cualquier cosa menos pol¨ªticamente correcto lo demuestra la azarosa biograf¨ªa de un hombre que, en los ¨²ltimos 20 a?os, ha pasado de obrero a polic¨ªa, magistrado justiciero, ministro y pol¨ªtico perseguido por la justicia. Un viaje de ida y vuelta que podr¨ªa concluir en la c¨¢rcel o entre el clamor de las masas.La imagen de un Di Pietro francamente corrupto es hoy por hoy mucho menos veros¨ªmil de lo que quisieran quienes cuentan con ella para dar por enterrada la operaci¨®n Manos Limpias, un grupo no peque?o que tiene a los antiguos primeros ministros Bettino Craxi y Silvio Berlusconi en cabeza.
El deterioro del ex magistrado en esa pelea es, sin embargo, evidente. Di Pietro es ya discutible, un hombre que ha podido hacer cosas poco claras, como cualquiera. Es siempre un genuino representante de esa Italia de extracci¨®n campesina que comunica espont¨¢neamente consigo misma, o sea, con la mayor¨ªa del pa¨ªs, y m¨¢s si, como en su caso, ha perseguido una ambici¨®n realizada.
Nacido en 1950, emigrante en Alemania, empleado del Ministerio de Defensa a los 23 anos, estudiante de Derecho a los 251 Antonio di Pietro inici¨® con casi 30 a?os una carrera de polic¨ªa en Mil¨¢n que, reorientada en 1982 hacia la fiscal¨ªa, le llevar¨ªa a la fama.
Es cierto, como mascullan ahora sus enemigos, que Di Pietro se hizo c¨¦lebre en 1992 encarcelando precisamente a los amigos que le hab¨ªan acompa?ado en la escalada, a dirigentes democristianos y socialistas de Mil¨¢n que formaban su cuadrilla. Es tambi¨¦n verdad que pidi¨® un pr¨¦stamo sin inter¨¦s de unos 10 millones de pesetas a un constructor corrupto que luego encarcel¨®, que compr¨® a ¨¦ste un Mercedes a bajo precio, y que le pidi¨® que pagara las deudas de juego de su amigo Eleuterio Rea, el jefe de la polic¨ªa municipal milanesa. Pero los jueces de Brescia, que vuelven a investigarle ahora, ya dictaminaron que esas conductas no constituyeron delito penal, aunque fueran feas.
Como magistrado, utiliz¨® de modo implacable la prisi¨®n preventiva para lograr confesiones, pero ha obtenido las sentencias que ped¨ªa y nunca difundi¨® interceptaciones telef¨®nicas como las que hoy animan una actividad judicial m¨¢s rica en rumores e insidias que en verdaderas causas. Como pol¨ªtico, se sit¨²a muy a la derecha, aunque ha sido ministro con la izquierda. "Derrotar¨ªa en las urnas a todos los que me atacan", dijo una vez. Pero el espectacular registro de ayer no provoc¨® ning¨²n movimiento de masas.
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