La dama y el elefante
EL PRESIDENTE Clinton ha hecho historia nombrando a Madeleine Albright secretaria de Estado, la primera mujer que alcanza tan alta posici¨®n en el Gobierno norteamericano. Al mismo tiempo, ha nombrado secretario de Defensa a William Cohen, un senador republicano. Ambos nombramientos subrayan el estilo de un presidente que es la quintaesencia de lo pol¨ªtico, entendiendo por ello un agudo sentido de la oportunidad. Por una parte, atiende al voto femenino, que le fue mayoritariamente favorable hace un mes, y pone las bases para una repetici¨®n de esa inclinaci¨®n en el 2000 con el hoy vicepresidente Al Gore como candidato. Por otra, el giro al centro y la voluntad de consenso con el Partido Republicano, mayoritario en el Congreso, se plasma en la elecci¨®n de un miembro del mismo para la cartera de Defensa. Algo cuyo antecedente m¨¢s pr¨®ximo fue la presencia de McNamara, miembro del partido simbolizado por el elefante, en la Administraci¨®n del dem¨®crata Kennedy.La se?ora Albright, de 59 a?os, nacida en la antigua Checoslovaquia, ex profesora de Relaciones Internacionales en la Universidad de Georgetown, hasta ahora representante de su pa¨ªs en las Naciones Unidas, simboliza muy bien lo que el Clinton m¨¢s reciente ha significado en pol¨ªtica exterior: lo que cabr¨ªa denominar internacionalismo musculoso. La futura secretaria de Estado, que hab¨ªa debutado en pol¨ªtica como miembro del Consejo de Seguridad en la Administraci¨®n de Carter, fue partidaria de la acci¨®n en la guerra del Golfo y est¨¢ convencida no s¨®lo de que Estados Unidos es la ¨²nica superpotencia que queda en el globo, sino de que ha de actuar con la energ¨ªa necesaria para demostrarlo. Su oposici¨®n a la continuidad del secretario general de la ONU, el egipcio Butros Butros-Gali, en parte en respuesta a los ataques republicanos, ha sido su ¨²ltimo servicio a esa l¨ªnea.
Su personalidad contrasta con la de su antecesor, el abogado Warren Christopher, el hombre de la negociaci¨®n paciente y poco visible, o con la de anteriores estrellas del firmamento diplom¨¢tico como Henry Kissinger, de quien se distancia por su inter¨¦s mucho mayor por la mec¨¢nica de lo pr¨®ximo y efectivo en contraste con el gran dise?o planetario. En cuanto a Cohen, es un moderado. Su cooptaci¨®n intenta seguramente recortar el terreno de un Partido Republicano que, tras la derrota, ha anunciado, por boca de Newt Gingrich, reelegido presidente de la C¨¢mara de Representantes, un estilo "m¨¢s dialogante y moderado".
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