Matr¨ªcula en el primer parcial
El Estudiantes acaba la primera fase superando brillantemente al Olympiakos
Se trataba de comprobar si el Estudiantes escalaba un pelda?o para lograr un sobresaliente tras su paso por la primera fase de la Euroliga, evitando, a los tres mejores del grupo A, en la siguiente etapa. O si, por el contrario, los madrile?os se quedaban en el notable alto, teni¨¦ndoselas que ver con las tres escuadras m¨¢s poderosas del otro sector. El examinador que deb¨ªa evaluar la val¨ªa del opositor pertenece a la estirpe de los aut¨¦nticos huesos, as¨ª que el test promet¨ªa inter¨¦s a raudales y m¨¢s con el presunto maestro jug¨¢ndose lo mismo que el alumno.Los griegos -eufemismo con posterior explicaci¨®n- no estaban para bromas y el fulminante 0-11 inicial as¨ª lo demostraba. Liderado por un base de calidad, ayudado por terceros tiradores y sustentado por los muchos cent¨ªmetros de sus p¨ªvots, el Olympiakos sent¨® sus reales sobre el parqu¨¦. Lo que el equipo madrile?o consegu¨ªa despu¨¦s de ¨ªmprobo esfuerzo, superlativa pelea y no pocos segundos en cada posesi¨®n, una canasta, al Olympiakos parec¨ªa caerle del cielo. Ahora los milim¨¦tricos triples de Sigalas, despu¨¦s los formidables slaloms de Anderson, m¨¢s tarde Rivers compendiando ambas suertes.
A la ausencia por lesi¨®n de sus tres ex yugoslavos (Tomic, Nakic y Tarlac), el internacional equipo del Pireo, donde un serbio dirige a estadounidenses, alemanes, croatas, rusos y algunos griegos -muy buenos, eso s¨ª-, mandaba con autoridad (7-19, 20-34), pero el Estudiantes, impelido por su fervorosa afici¨®n, siempre retornaba (35-40, en el descanso).
El Estudiantes ratific¨®, una vez m¨¢s, que, si existe, es, entre otras razones, para sorprender. Desesperadamente asido a una feroz defensa, fueron los madrile?os los fugados: 51-45, minuto 24. A Fassoulas le ca¨ªa la cuarta y, segundos despu¨¦s, le segu¨ªa Sigalas. Si en sus tres balc¨¢nicos, con los dos internacionales griegos muchos minutos en el banquillo y cargando en su cruz al indolente germano Welp, el Olympiakos ya no rug¨ªa y las cosas se igualaban.
Garc¨ªa le plantaba cara a Rivers, Jim¨¦nez y De Miguel aprovechaban, como siempre, los muchos minutos de competici¨®n europea y el Estudiantes viv¨ªa de su ardorosa juventud. Y de la sabia experiencia de Vecina. Madrile?os y atenienses afrontaron igualados, 55-54, el ¨²ltimo cuarto. Y exhaustos. Era cuesti¨®n de saber qu¨¦ equipo ser¨ªa capaz de guardar unas m¨ªnimas dosis de intensidad mezclada con cierta clarividencia.
Y el Estudiantes fue lo suficientemente guerrero y brillante para no caer en la trampa de la ralentizaci¨®n impuesta por el Olympiakos y superar, as¨ª, a un rival que le hab¨ªa machacado (110-78) en la ida, pero al que oblig¨® a probar en Madrid su misma medicina.
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