"Suprimir la Audiencia Nacional alegrar¨ªa a ETA"
Defiende la Audiencia Nacional y avisa de la alegr¨ªa que su disoluci¨®n, pedida por algunos, producir¨ªa a ETA y a los narcotraficantes. No entra en detalles sobre la guerra entre los fiscales, pero afirma que preocupa a los magistrados que trabajan con ellos.
A punto de cumplir los 63 a?os, casado, con tres hijos y dos nietos, Clemente Auger est¨¢ en el centro de la ola judicial,. porque preside la Audiencia Nacional, tambi¨¦n llamada la casa de los l¨ªos. En la casa -hoy remozada- en la que sigue viviendo se fund¨® hace 24 a?os Justicia Democr¨¢tica. Durante el franquismo, a Clemente Auger se le consider¨® no id¨®neo para algunos destinos judiciales y, ya en democracia, pol¨ªticos con los que pod¨ªa supon¨¦rsele una sinton¨ªa ideol¨®gica desconfiaron de su insobornable independencia y libertad de criterio, y fue sucesivamente excluido para cargos como el de magistrado del Tribunal Constitucional, aunque contaba con el apoyo incluso de la derecha. Algunos compa?eros de Auger le consideran demasiado pasivo respecto a la conflictividad de la Audiencia Nacional.
Pregunta. Desde 1992, gobierna usted el portaaviones de la Audiencia Nacional. ?Se siente desorientado o fuera del rumbo del poder judicial?
Respuesta. Las im¨¢genes navales son tan t¨®picamente utilizadas como in¨²tiles para percibir realidades complejas. La Audiencia Nacional est¨¢ incardinada, no s¨®lo constitucional y legalmente, sino en la pr¨¢ctica judicial diaria, en todo el sistema judicial, bajo el control casacional de las salas de lo penal, lo contencioso- administrativo y lo social del Tribunal Supremo.
P. Hay quien le ve. a usted demasiado ausente o pasivo en el conflicto.
R. Mi papel, en cuanto representante institucional de un tribunal, me obliga a dos cosas: a no enfrentarme a otros poderes del Estado y a no penetrar en las decisiones jurisdiccionales de cada uno de los miembros del tribunal. Distinto es que la actual situaci¨®n est¨¦, como lo est¨¢, vivida por m¨ª con preocupaci¨®n y con toda la informaci¨®n posible.
P. Pero Federico Trillo [presid, del Congreso] y Juan Alberto Belloch [diputado socialista y ex ministro de Justicia e Interior] han hecho cr¨ªticas muy graves al funcionamiento de la Audiencia Nacional.
R. Insisto en que, para no discutir, tengo muy en cuenta la exigencia constitucional de la divisi¨®n de poderes y los usos democr¨¢ticos de cortes¨ªa p¨²blica. Adem¨¢s, me sentir¨ªa ruborizado si penetrara en las disputas internas de dos partidos, determinantes de estas declaraciones, dirtigidas a sus compa?eros de familia y no a los de la familia contraria. Y respecto a los desmanes contra los jueces y magistrados, hay que recordar a Ortega: "O se habla con rigor, o se hace literatura, o se calla uno". Los opinantes a que usted se refiere no han elegido ninguna de las tres posibilidades.
P. Tambi¨¦n se atribuye a Vicente Gimeno Sendra la opini¨®n de que la Audiencia Nacional no es eficaz.
R. No creo posible que un magistrado del Tribunal Constitucional haya podido pensar, y menos decir, semejante disparate.
P. Hay quien llega a pedir la disoluci¨®n de la Audiencia Nacional. ?Qu¨¦ significar¨ªa esa medida?
R. Una buena noticia para el cartel de Cali, la direcci¨®n de ETA, los caballeros de industria y los mercaderes del derecho.
P. ?Se ha creado en la Audiencia un grupo de jueces y fiscales que han pretendido extrapolar la operaci¨®n italiana Manos Limpias?
R. No. En cuanto a los jueces, su actuaci¨®n se caracteriza por la particularidad de cada uno en sus investigaciones, controladas y muchas veces corregidas por las secciones, sin coordinaci¨®n alguna entre ellos. Los fiscales trabajan bajo orden jer¨¢rquico y en ese trabajo se observa una prevalencia absoluta en el tratamiento del terrorismo y dos casos aislados, el caso Banesto y el caso GAL, tratados por imperativo de competencia legal. Esta descripci¨®n, que es la que corresponde a la realidad, aleja de cualquier semejanza con la actuaci¨®n de los fiscales de Mil¨¢n, en una persecuci¨®n conjunta de la corrupci¨®n generalizada de la clase pol¨ªtica e industrial que alcanza a m¨¢s de 3.000 personas.
P. ?Entonces, no existe el peligro de un Antonio Di Pietro?
R. Una cosa es la persecuci¨®n medi¨¢tica que pueda producirse en Espa?a sobre alg¨²n magistrado o fiscal y otra muy distinta que produzca esta percepci¨®n los efectos que produjo la percepci¨®n sobre Di Pietro. Estos efectos, hasta la fecha, en Italia no han sido otros que la posibilidad, hasta entonces inexistente all¨ª, de la alternancia pol¨ªtica, entrando en el poder por primera, vez desde la posguerra con un Gobierno de centro izquierda.
P. Pero al menos hay grupos de amigos dentro de la Audiencia. ?Son jur¨ªdicamente operativos?
R. No he reflexionado sobre las consecuencias jur¨ªdicas producidas por el caf¨¦ de la ma?ana, en el que no participo.
P. ?Cree correcta la herramienta procesal utilizada por el juez G¨®mez de Lia?o, al llamar a declarar al fiscal jefe Aranda?
R. Tengo muchas dudas sobre dos aspectos de esa diligencia: sobre su posibilidad legal y sobre su oportunidad. Ninguna sobre la atribuci¨®n que puede tener el juez de instrucci¨®n al acordarla, y absoluta tranquilidad por el funcionamiento del control jur¨ªdico que significan los recursos, cuya interposici¨®n cautelar ha suspendido la diligencia y cuya decisi¨®n final me ilustrar¨¢ sobre mis dudas.
P. ?Pueden situarse en plano de igualdad las iniciativas de Ortiz ¨²rculo contra Aranda y contra los otros cuatro fiscales?
R. No me puedo pronunciar sobre ninguna actuaci¨®n del Ministerio Fiscal. Tampoco puedo ocultar que instituci¨®n tan distinta y tan cercana, al estar circunstancialmente en entredicho, determina inquietud en los magistrados que con ellos trabajan.
P. La declaraci¨®n institucional del Consejo General del Poder Judicial, ?le deja completamente satisfecho?
R. El Consejo ha cumplido de forma particularmentem acertada su funci¨®n constitucional en tres aspectos: al deshacer los intentos de deslegitimaci¨®n de un tribunal, al se?alar que del proceso penal no est¨¢n exentas las personas que hayan incurrido en ilegalidades, por poderosas que sean, y al establecer para jueces y magistrados un referente cultural para el racional ejercicio de sus funciones.
P. No parece que Siro Garc¨ªa vaya a abandonar su decisi¨®n de dimitir, a pesar de tal declaraci¨®n.
R. Su decisi¨®n de renunciar a continuar como presidente de la Sala de lo Penal proviene de su psicol¨®gica imposibilidad para aguantar las ofensas y disparates que sobre el ejercicio de la funci¨®n jurisdiccional en la Audiencia Nacional ha o¨ªdo. Cada uno reacciona seg¨²n su particular entender, y a ellos hay que atenerse.
P. Obviamente usted defiende al tribunal que preside. ?No le ve defectos?
R. Cuando reflexiono con un compa?ero casi todos los d¨ªas sobre la pregunta que me hace, sobre los defectos, ¨¦l cita a San Agust¨ªn, que dec¨ªa: "Si me miro, no me considero; pero si me comparo, ya es otra cosa".
P. ?Es partidario de que se cambie el sistema de acceso, que ahora es por mera antig¨¹edad?
R. Dentro de la necesaria reforma de la ley org¨¢nica del Poder Judicial, puede ser oportuno que se introduzca la exigencia objetiva de experiencia profesional en la jurisdicci¨®n penal, tanto para la instrucci¨®n como para el enjuiciamiento, sin llegar a la discrecionalidad en los nombramientos. Tal discrecionalidad podr¨ªa determinar que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo, que hoy admite y elogia a la Audiencia Nacional, pudiera considerarlo un tribunal especial, y no como lo que es: un tribunal especializado. No hay que olvidar que los presidentes de sala se nombran discrecionalmente por el CGPJ entre magistrados del Supremo o mediante la promoci¨®n a esa categor¨ªa.
P. ?Qu¨¦ otras medidas pueden solucionar la Audiencia?
R. Las que inmediatamente se van a poner en marcha, propuestas en la ¨²ltima Memoria y ya aprobadas por el CGPJ: creaci¨®n de la Secci¨®n Cuarta de la Sala de lo Penal, aumento de la plantilla en 16 magistrados m¨¢s en la Sala de lo Contencioso Administrativo y asignaci¨®n de peritos contables y auditores, dependientes de los diferentes ¨®rganos del tribunal.
P. ?Para qu¨¦ sirven esas investigaciones intr¨¦pidas y trepidantes de algunos jueces centrales de instrucci¨®n, si luego se quedan en muy poco, como en el caso N¨¦cora?
R. El caso N¨¦cora es una consecuencia no caprichosa de una investigaci¨®n determinada, sino de la complejidad de las redes del narcotr¨¢fico. Es mucho m¨¢s importante se?alar. la duraci¨®n del juicio oral, de varios meses, y comparar la sentencia que termin¨® este juicio con la del Supremo que parcialmente la corrige. Y advertir la dificultad que puede existir para prever las evoluciones de la jurisprudencia en materia de exigencias garantistas.
P. ?No cree que en la Audiencia algunos jueces usan la libertad como moneda de cambio para obtener confesiones?
R. No lo creo, y el control jur¨ªdico a trav¨¦s de los recursos se ha hecho sin asomo de corporativismo.
P. ?Qu¨¦ relaci¨®n existe entre las actuales cr¨ªticas a la Audiencia Nacional y la investigaci¨®n sobre los GAL y Banesto?
R. Las cr¨ªticas aparecen desde que se investigan delitos de los GAL y el caso Banesto. Las cr¨ªticas no tienen otro significado que una deslegitimaci¨®n del tribunal, que implica forzosamente un ataque a todo el poder judicial.
P. ?Cree que desde dentro o desde fuera de la Audiencia se pretende dinamitar la tramitaci¨®n de estos casos?
R. Al ocurrir por primera vez en la historia de Espa?a que hombres de negocios y hombres pol¨ªticos importantes se encuentren incursos en procesos penales, su capacidad de reclamaci¨®n se produce en dos dimensiones: con todas las maniobras procesales que los resquicios de la ley permiten y con una constante deslegitimaci¨®n p¨²blica de los jueces a los que, por azar, les ha tocado tan ingrata tarea.
P. ?Considera que el juez Moreiras es una v¨ªctima suya?
R. No he intervenido ni en la iniciaci¨®n del expediente disciplinario ni en informe alguno en este expediente. Su sanci¨®n corresponde tambi¨¦n al ejercicio constitucional de la funci¨®n disciplinaria encomendada al CGPJ. Como cualquier otro ciudadano puede defenderse del mismo a trav¨¦s del control jurisdiccional que del CGPJ hace la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo.
P. Las cr¨ªticas a la Audiencia proceden de personalidades socialistas que no la cambiaron en sus 13 a?os de poder, pero tambi¨¦n de la derecha, que la defendi¨® en su origen. ?C¨®mo se explica eso?
R. El corporativismo de la clase pol¨ªtica supera la pertenencia a uno u otro partido y la tentaci¨®n de defenderse ante la posibilidad de cualquier control jur¨ªdico que les resulte irresistible.
P. Desde la derecha judicial se receta como medicina prioritaria para los males de la justicia, incluida la Audiencia, la elecci¨®n de 12 vocales del CGPJ por los jueces y magistrados y se demoniza la elecci¨®n parlamentaria que usted apoy¨® en 1985.
R. No entiendo qu¨¦ mediaci¨®n puede existir entre la configuraci¨®n de la Audiencia Nacional y la adopci¨®n de uno u otro sistema de elecci¨®n de los miembros del CGPJ.
P. ?Usted se siente comprometido con la izquierda?
R. No. Me siento comprometido con la Constituci¨®n y la democracia tomada en serio, y mi condici¨®n de magistrado me exige constitucionalmente una razonable distancia de la pol¨ªtica partidaria.
P. ?Cree que el estado de derecho ha resultado beneficiado por el paso del PSOE por el poder?
R. La construcci¨®n del Estado de derecho exige largos periodos de aprendizaje de cultura democr¨¢tica. Abstracci¨®n hecha de los comportamientos que el poder forzosamente produce, no creo que haya habido retroceso esencial alguno, sino m¨¢s bien lo contrario, pues el conflicto o la tensi¨®n entre la magistratura y las c¨²pulas de los partidos es se?al de ello, no de lo contrario.
P. ?Se considera tratado con lealtad por los amigos pol¨ªticos que le atribuyen?
R. Estoy satisfecho, por ellos y por m¨ª, de que no haya habido en mi vida profesional asomo de clientelismo alguno. Las cr¨ªticas a la Audiencia Nacional aparecen desde que se investigan los GAL y el 'caso Banesto' y no tienen otro significado que deslegitimar el tribunal
"?Comprometido con la izquierda? No. Me siento comprometido con la Constituci¨®n y la democracia" "Siro Garc¨ªa ha renunciado como presidente de la Sala de lo Penal por su imposibilidad psicol¨®gica para aguantar las ofensas y disparates que ha o¨ªdo"
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.