Cosecha lusa
La salida de jugadores al extranjero crea una crisis de juego en Portugal y alienta la pasi¨®n por la Liga espa?ola
La incapacidad econ¨®mica de los clubes portugueses para retener en sus filas a una excelente generaci¨®n de futbolistas surgida en la ¨²ltima d¨¦cada ha provocado una inevitable emigraci¨®n de jugadores hacia los mejores equipos de Europa. Actualmente, treinta hombres de la mejor cosecha portuguesa juegan fuera de sus fronteras, la mayor' parte en Espa?a, de los cuales diez son habituales miembros de su selecci¨®n nacional. La invasi¨®n lusa ha desencadenado, a su vez, una grave crisis de juego en el f¨²tbol nacional. La afici¨®n ha abandonado sus estadios pero no se pierde la retrasmisi¨®n de los partidos europeos : Los del Bar?a son casi sagrados.El portero titular del Bar?a, V¨ªtor Ba¨ªa, explica este fen¨®meno: "Constituye un reconocimiento de los, valores de nuestro f¨²tbol que ha creado una de as mejores escuelas y tanto es as¨ª que se puede decir que el mercado portugu¨¦s est¨¢ de moda". Su compa?ero Fernando Couto afirma que los portugueses "queremos llegar al top del f¨²tbol mundial". Luis Figo destaca que Ios j¨®venes que ahora comienzan a despuntar tambi¨¦n podr¨¢n seguir el camino del extranjero". Es una leg¨ªtima aspiraci¨®n, pero los aficionados se quejan del juego nacional.
El exigente y eficaz seleccionador nacional portugu¨¦s, Artur Jorge, reconoce esa grave situaci¨®n: "Es un problema serio para la afici¨®n porque nosotros siempre hemos tenido grandes jugadores y por diversas razones, especialmente econ¨®micas, muchos de ellos se van al extranjero. Por eso hay menos partidos interesantes con menos jugadores de calidad. La afici¨®n percibe eso y el asunto ha provocado una cierta revuelta en Portugal". En el hotel donde concentr¨® a sus jugadores antes de enfrentarse a Alemania, Artur Jorge confesaba sus esperanzas de que el problema se supere porque, dice, los portugueses son buenos aficionados al f¨²tbol: "Tenemos una muy buena cantera y espero que los jugadores j¨®venes normalicen esa situaci¨®n; en cualquier caso nosotros debemos seguir formando nuevas figuras y es importante que en la Segunda Divisi¨®n no se permita jugar a extranjeros para seguir creando escuela; tenemos que estar preparados para ello".
Sin embargo, la actual crisis del f¨²tbol portugu¨¦s, envuelto en todo tipo de acusaciones de corrupci¨®n, y la inevitable y leg¨ªtima salida de sus jugadores al extranjero ha provocado, una pol¨¦mica naciona. Casi una revuelta que envuelve a pol¨ªticos, dirigentes deportivos, intelectuales, destacados periodistas y, por supuesto, a la afici¨®n. Paulo Sousa, que ahora defiende los colores del Borussia Dortmund, se destap¨® la semana pasada con unas sorpredentes declaraciones: "Todos los peque?os y grandes pasos que d¨ª a lo largo de mi carrera tuvieron como principal objetivo mi salida al extranjero. No por miedo, sino por tener la consciencia de que el f¨²tbol portugu¨¦s estaba perdiendo, desde hac¨ªa mucho tiempo, las condiciones para jugar en ¨¦l con lealtad y respeto. Digo esto refiri¨¦ndome a la clase dirigente y a los propios jugadores. Me fui al extranjero no por el reflejo de lo que conoc¨ªa del exterior sino, sobre todo, por lo que sab¨ªa del medio donde trabajaba".
Eugenio Albes, presidente del club de Periodistas de Lisboa y, no de los fundadores de los Cul¨¦s Portugueses del Bar?a, sostiene que el an¨¢lisis de la situaci¨®n es muy sencillo: "Es un c¨ªrculo vicioso. Los clubes no tienen dinero para retener a los buenos jugadores; los deportistas se tienen que ir, el juego pierde calidad y los, aficionados no van al f¨²tbol. A todo eso hay que a?adir el poder absoluto que acaparan algunos dirigentes deportivos, que dominan el f¨²tbol hasta llegar al esc¨¢ndalo. Por ejemplo, es inaudito que los ¨¢rbitros dependan de la Liga y no' sean independientes; su autonom¨ªa es esencial. Todo ese c¨®ctel ha estallado ahora".
?Porqu¨¦, para qu¨¦ se fundaron los Cul¨¦s? La respuesta de Albes es,tajante e inmediata: "Eso fue una provocaci¨®n, una llamada de atenci¨®n a la opini¨®n p¨²blica y a los dirigentes deportivos; nosotros no vamos a renegar de nuestros equipos de toda la vida. ?Es imposible!, pero eso no impide que reconozcamos nuestra profunda admiraci¨®n por el buen f¨²tbol que ahora representa el Bar?a". ?Culpables? Vasco Castro, otro de los fundadores de los Cul¨¦s, identifica al presidente del Oporto, Pinto de Costa, como el "siniestro personaje alrededor del cual se mueven, muchos intereses creados adem¨¢s del propio f¨²tbol. "Eso es una verg¨¹enza y no podemos continuar as¨ª", opina Paulo Futre, quien insiste en que "si hay corrupci¨®n, habr¨¢ que casti gar duramente a los Culpables igual que a aquellos que acusan sin pruebas". Futre explica que Ia polic¨ªa debe investigar a fondo y ah¨ª est¨¢n los ejemplos de Paulo Rossi o el Marsella, pero hay que acabar con esta crisis que pone en duda todo el sistema".
La salida de jugadores al extranjero ha provocado tambi¨¦n una grav¨ªsima p¨¦rdida de identidad de los equipos, aunque este fen¨®meno se est¨¦ generalizando en toda Europa. La liberalizaci¨®n del mercado de jugadores extranjeros, actualmente sin l¨ªmites en Portugal, ha permitido que en los 18 clubes de Primera Divis¨®n lusa jueguen actualmente 68 brasile?os, 21 balc¨¢nicos, 20 oriundos de pa¨ªses africanos de lengua portuguesa y 15 miembros de la Uni¨®n Europea. De los 383 jugadores utilizados en Liga de Primera, 152 son extranjeros (casi el 40% del total).
La plantilla del Benfica est¨¢ compuesta actualmente por 15 extranjeros y 10 portugueses. En la pr¨®xima temporada se permitir¨¢ tambi¨¦n jugar con un equipo compuesto ¨ªntegramente por no portugueses, aunque en las plantillas no podr¨¢ haber mayor n¨²mero de extranjeros que de nacionales.
Hoy d¨ªa el Oporto est¨¢ en el l¨ªmite para el pr¨®ximo a?o: 15 portugueses y 13 extranjeros. Con el cambio de nacionalidades, esta situaci¨®n puede llegar a las selecciones nacionales. Por el momento, nadie encuentra luces al final del t¨²nel. Artur Jorge, el seleccionador, reconoce que los equipos y la selecci¨®n corren "el riesgo de perder esa identidad, tal vez se convierta en una situaci¨®n normal".
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