Dos c¨¢tedras de toreo

Las faenas de florilegio de Armillita y la de esc¨¢ndalo de Ponce a los toros cuarto y quinto fueron dos c¨¢tedras diferentes del arte de torear. La del mexicano fue una exposici¨®n de pureza excepcional y la del hispano un ejemplo de aguante, destreza y celo profesional. Los dos triunfaron apote¨®sicamente y el ¨¦xito de Armillita s¨®lo se vio empa?ado por el malinchismo del presidente, que le neg¨® el segundo ap¨¦ndice.Con el medido de fuerza que abri¨® plaza, Armillita hizo una labor de calidad por el lado derecho, pero dur¨® poco pues el recorrido del animal pronto se esfum¨®. Con el cuarto, la decisi¨®n del artista de Aguascalientes oblig¨® al ejemplar a entregarse e inspirado dio un recital del buen toreo. En el poema brillaron series de se?oriales redondos y tandas de curvil¨ªneos naturales en cuyo trazo resonaban los verbos aguantar, templar y mandar. De frente dej¨® la toledana hasta la bola. El respetable abuche¨® al us¨ªa por no conceder la segunda oreja.Bajando las manos y girando r¨ªtmicamente la cintura salud¨® Enrique Ponce con tersas ver¨®nicas al segundo, que se revolv¨ªa en un palmo de terreno. Con firmeza inici¨® su tarea con la sarga, pero el burel tiraba derrotes y el valenciano lo lidi¨® con pundonor jug¨¢ndose la vida.

Ante el quinto, que punteaba, Ponce, con una f¨¦rrea voluntad y un aguante incre¨ªbles, demostr¨® su oficio y el deseo enorme de triunfar. Termin¨® metiendo en la muleta al correoso morlaco, y haciendo gala de poder¨ªo y arte, ejecut¨® varios derechazos en c¨ªrculo completo, templando la embestida del corn¨²peta, que termin¨® trot¨®n pero Fijo. Hizo la cruz y dej¨® el acero hasta los gavilanes.

Federico Pizarro sali¨® adelante decorosamente en este cartel de lujo. Ante el tercero, que sali¨® derrotando y con la cabeza arriba, mostr¨® avances en su quehacer pues supo darle la distancia y componer el recorrido de la bestia para trastearlo con clase. En el que cerr¨® plaza se empe?¨® en hacer embestir a un dizque oponente que s¨®lo tiraba tornillazos.