DAVID Y EL BID?
Miguel ?ngel Buonarroti puede seguir reposando tranquilo. Su magn¨ªfico David, cuya copia preside la plaza de la Se?or¨ªa de Florencia, no anunciara bid¨¦s. As¨ª lo ha decidido el concejal de Cultura, Guido Clemente, tras haber visto ' las fotograf¨ªas hechas por un equipo publicitario suizo al que la Polic¨ªa Municipal par¨® los pies porque estaba aprovechando un gen¨¦rico,permiso para hacer fotos -no para reproducirlas, en ning¨²n caso- coloc¨¢ndole delante un reluciente bid¨¦. Bien es cierto que el David no iba a aparecer utiliz¨¢ndolo -es sabido que a un cierto nivel los protagonistas ponen s¨®lo su imagen: tampoco Isabel Preysler sale reboz¨¢ndose en sus porcelanosas-, pero ni aun as¨ª el Ayuntamiento ha dado su visto bueno. Y eso que estamos en ¨¦poca de mitos al desnudo: si no, que se lo digan al llorado John Lennon, cuyo trasero ha acabado en un reloj Swatch por idea de su viuda, Yoko Ono. El David s¨®lo ense?ar¨¢ el reverso personalmente y en Florencia. Ni en un reloj ni mucho menos en un irreverente a la par que comprometido asunto de bid¨¦.-
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