Los japoneses cambian su imagen de un Per¨² buc¨®lico a uno violento
"Para la inmensa mayor¨ªa de los japoneses, hasta ahora Per¨² significaba Alberto Fujimori. A partir de ahora, Per¨² significar¨¢ terrorismo", afirma Mitsuko Ido, traductora y especialista en relaciones hispano-japonesas, al comentar las consecuencias de la toma de la Embajada en Lima. Muchos de los 35.000 peruanos que viven en Jap¨®n de forma legal, la mayor¨ªa de ellos descendientes de japoneses, adem¨¢s de unos 12.000 ilegales, cmparten esta opini¨®n.
De ser un pa¨ªs absolutamente desconocido para los japoneses, Per¨² se situ¨® en pocos a?os, desde la llegada de Fujimori al poder en 1990, entre los principales interlocutores japoneses en Am¨¦rica Latina, continente en el que Tokio ha depositado grandes expectativas como socio econ¨®mico para el siglo XXI. Pero la enorme sensibilidad de Jap¨®n ante la inseguridad ciudadana y el terrorismo, su rechazo a hacer apuestas de alto riesgo y su tendencia hist¨®rica a sustituir unilateralmente el desconocimiento con t¨®picos especialmente dif¨ªciles de eliminar hacen temer a los analistas que este ataque del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) marcar¨¢ un punto de inflexi¨®n en las relaciones bilaterales Jap¨®n-Per¨².Las im¨¢genes, en directo y de archivo, de columnas de humo, tiroteos, heridos y explosiones del MRTA y Sendero Luminoso inundan estos d¨ªas todas las cadenas de televisi¨®n japonesas, sustituyendo a las buc¨®licas im¨¢genes del Machu Pichu, y apuntando hacia un cambio de t¨®pico: Per¨² ya no es el pa¨ªs ex¨®tico de monumentos precolombinos ni la naci¨®n que empezaba a salir de la pobreza absoluta gracias a un hijo del imperio del Sol Naciente, sino un n¨²cleo de peligro capaz de traer nefastas consecuencias para Jap¨®n.
"Ya no hay vuelta atr¨¢s. Aunque se resuelva pac¨ªficamente la crisis de los rehenes, la imagen de Per¨² ha quedado arruinada", afirma Pablo Lores Kanto, nipo-peruano coordinador del semanario International Press, la primera publicaci¨®n en espa?ol dedicada a la colonia. Con la esperanza de que el conflicto se resuelva pac¨ªficamente y Per¨² recupere la confianza internacional, la colonia peruana en Jap¨®n ha empezado a organizar diversas jornadas por la paz, as¨ª como una misa cat¨®lica prevista para este fin de semana.
Las opciones sobre c¨®mo Jap¨®n deber¨ªa articular sus relaciones con Per¨² tras la venganza terrorista por su apoyo pol¨ªtico y econ¨®mico al Gobierno de Fujimori est¨¢n divididas. Los sectores m¨¢s conservadores subrayan que con Fujimori la econom¨ªa peruana empez¨® a disfrutar de un imparable crecimiento que ha permitido una mejora del nivel de vida a amplios sectores de la sociedad. Este fen¨®meno, a?aden, deja sin argumentos a las guerrillas.
Otras fuentes afirman que hay que averiguar hasta qu¨¦ punto el apoyo y el dinero japon¨¦s alimentan un progreso econ¨®mico que s¨®lo beneficia a unos pocos y promueven una pol¨ªtica antiterrorista de mano dura que llega a violar los derechos humanos. El diario japon¨¦s Asahi, voz de la opini¨®n m¨¢s progresista, se refiere al MRTA en un titular de su edici¨®n de ayer como "el Robin Hood peruano".
Por encima de planteamientos pol¨ªticos, la visi¨®n pragm¨¢tica de las grandes empresas recuerda que inseguridad e inversi¨®n son dos palabras incompatibles para el empresariado de Jap¨®n, un pa¨ªs que disfruta una de las tasas m¨¢s bajas de criminalidad en el mundo. "Este caso est¨¢ por encima de nuestra capacidad para garantizar la seguridad de nuestros empleados. Sin embargo, lo interpretamos como una advertencia de que no podemos hacer frente a la peligrosidad de Per¨² ni con la ayuda del Gobierno, por lo que tendremos que tomar medidas al respecto", afirm¨® un directivo de la empresa Marubeni.
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