El Athletic tuvo miedo al Extremadura
El debate entre f¨²tbol y psicolog¨ªa ha sido siempre sibilino: conceptos complementarios como pasi¨®n y calma o cerebro y m¨²sculo, se convierten en cuestiones antit¨¦ticas con resultados generalmente deplorables. El ejercicio entre el Extremadura, y el Athletic ratific¨® la desconexi¨®n entre ambos conceptos. O el Athletic se tom¨® excesivamente en serio a su rival, o lo minusvalor¨® en tal medida que confi¨® en el gol llovido del cielo y ¨¦ste no lleg¨® ni siquiera de penalti.El Extremadura no particip¨® de la discusi¨®n. Su manual ten¨ªa una. pagina invadida por consignas viscerales: presi¨®n, anticipaci¨®n, convicci¨®n y apliciaci¨®n en el juego a¨¦reo. Su zurr¨®n no guarda ba nada m¨¢s que el juego corajudo de Dur¨¦ y algunas exquisiteces de Ito en la zona de nadie. Con esos cimientos construy¨® sin embargo. las suficientes ocasiones para discutirle al Athletic su jerarqu¨ªa.
El Athletic s¨®lo ten¨ªa en la cabeza ideas como calma, paciencia, tranquilidad, todo menos f¨²tbol y lo que ese diccionario implica., A excepci¨®n de Alkiza y Urzaiz el resto se comportaban como doctores honoris causa de la psicolog¨ªa aplicada al f¨²tbol. Entre imprecisiones, forcejeos y triangulaciones, al Athletic se le iba la fuerza por la cabeza, llev¨¢ndose al vestuario dos remates fallidos de Ziganda y Karanka por tres de su oponente, presumible v¨ªctima propiciatoria de un equipo insultante.
El debate result¨® presuntuoso, tan cargado de palabras huecas como vac¨ªo de contenidos, un ejercicio protocolario que aburr¨ªa al auditorio hasta extremos insospechados. Quiz¨¢ por ello, el Extremadura se creci¨®, entendi¨® que su discurso era m¨¢s locuaz, m¨¢s lineal, m¨¢s efectivo. La segunda mitad fue una lecci¨®n por su parte de contragolpe, siempre bien conducido, pero siempre mal terminado.
Y en esto lleg¨® el penalti. Un empuj¨®n a Bolo permit¨ªa al Athletic aliviar su jaqueca. Pero entonces surgi¨® Amador y sac¨® con las u?as el zapatazo de Karanka. Por si quedaba alguna duda, al borde del final, meti¨® la mano a un remate de Ziganda que acariciaba la red. Era el colof¨®n personal a un partido fracasado en lo colectivo. En circunstancias tan oscuras se agradecen los detalles personales.
El Athletic recibi¨® los primeros silbidos de la temporada. Por vez primera tuvo miedo al rival, miedo a jugar, miedo a ganar. El diagn¨®stico revel¨® su carencia cr¨®nica: le cuesta sentirse superior y disfrutar con la distancia. El Extremadura se la lim¨® con oficio y dedicaci¨®n.
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