Desperdicio

He de confesar que el ataque de furia de las mujeres parlamentarias contra Cascos me parece un desperdicio. En su respuesta al Congreso, el irritante Cascos solt¨® un pu?ado de nader¨ªas, todo ¨¦l verborrea vac¨ªa y carne antip¨¢tica: sus palabras no tuvieron enjundia suficiente para despertar la guerra que han despertado. Pero este esc¨¢ndalo, puramente pol¨ªtico, ha sepultado aquello que s¨ª que fue revelador y grave: la frase del portavoz sobre el cumplea?os de la Constituci¨®n, ese comentario zafio y transparente de Rodr¨ªguez que dio origen a todo. "Si fuera mujer, se pondr¨ªa de largo; si fuera ciudadano, votar¨ªa".El pensamiento machista (si es que "pensamiento" y "machista" son t¨¦rminos remotamente compatibles) asoma a las palabras de Rodr¨ªguez como un ogro comeni?as. Y no sirve de nada pedir un perd¨®n de circunstancias: hay que asumir lo dicho e intentar entenderlo para corregirse. El portavoz es todav¨ªa un hombre joven, pero eso no evita que por debajo de su fenomenal mata de pelo deambule la barbarie. De eso es de lo que hay que hablar, de c¨®mo un hombre joven que representa al partido en el poder considera que los humanos nos dividimos en dos categor¨ªas: por un lado, los ciudadanos, a los que ni tan siquiera es necesario definir como varones, porque ellos son, hombres en toda su gloria, los due?os del espacio p¨²blico, del derecho, de la gesti¨®n y el voto; y por otro lado, las mujeres, peque?as criaturas pertenecientes al ¨¢mbito privado que, al hacerse mayores de edad, alcanzan su culminaci¨®n entre bailes de sal¨®n y pretendientes. Esta tremenda frase, tan reveladora del subconsciente rodriguesco y del sexismo al uso en el PP (y no s¨®lo en el PP), es la que deber¨ªan haber combatido y destripado las parlamentarias. Pero qued¨® olvidada, es una pena, con el barullo de la batalla partidista.