A las familias Ortega Lara y Delelaux

Estos d¨ªas navide?os millones de personas celebramos con alegr¨ªa que, hace 20 siglos, naci¨® un ni?o y encendi¨® su luz incandescente, innovadora, para ense?arnos a mejor mirar y mejor pensar. Todav¨ªa hoy ilumina -m¨¢s o menos- esa luz que intenta irradiar libertad y paz en todos los hogares y en todo el cosmos.El a?o pasado, en San Sebasti¨¢n, varias decenas de personas pasamos la noche del 24 al 25 de diciembre, reunidas en vigilia, fuera de nuestros hogares, deseando solidarizarnos con Jos¨¦ Mar¨ªa Aldaya, secuestrado, y con sus familiares y amigos. Este a?o sobran motivos para hacer algo semejante, en caso de que contin¨²en secuestrados Jos¨¦ Antonio Ortega Lara y Cosme Delclaux.

Perm¨ªtame, se?or director, recordar, al menos, aquel bello pasaje del Cor¨¢n: "Si sabes de alguien v¨ªctima de una injusticia soc¨®rrele con tus manos; si no puedes con las manos, acomp¨¢?ale con tu mirada; si ni esto es posible, ac¨¦rcate con tu coraz¨®n; si tampoco esto puedes, ay¨²dale con tus pensamientos".

Todos los catedr¨¢ticos de Criminolog¨ªa hemos de a?adir que nada se arregla con los secuestros. Es, como ha escrito un eminente universitario vasco, apagar un incendio con gasolina. La paz navide?a, la personal y la comunitaria, nunca brota de la injusticia. Sigamos aferrados a nuestra convicci¨®n-creencia de la buena voluntad en todos los hombres y todas las mujeres. Siempre podemos mirar y pensar as¨ª.-

Jesuita, director del Instituto Vasco de Criminolog¨ªa.