Se busca un m¨¢rtir
Proclamo con satisfacci¨®n rayana en el orgullo: las cosas, en Espa?a han mejorado mucho bajo la Constituci¨®n de 1978 y tras nuestra integraci¨®n en la OTAN y la Uni¨®n Europea. Ahora caminamos, aunque sea al cansino ritmo de una vieja democracia. Nuestra manera m¨¢s tolerante de hacer pol¨ªtica, dom¨¦stica e internacional, nuestra vida social crecientemente ong, la prudente conducci¨®n de nuestra econom¨ªa, privada y p¨²blica, se parecen cada vez m¨¢s a las de los pa¨ªses adelantados, especialmente los m¨¢s adormecidos. El bienestar burgu¨¦s a menudo se ve acompa?ado de una tripita.Cierto es que la facci¨®n nacional socialista de la izquerda vasca sigue prefiriendo las noches de cristal al veredicto de las urnas, pero la abrumadora mayor¨ªa de los espa?oles de todas las naciones preferimos cambiar nuestros gobernantes democr¨¢ticamente, es decir, incruentamente, Karl Popper dixit. Pocos se fijan en nuestra producci¨®n cient¨ªfica, t¨¦cnica, m¨¦dica, hist¨®rica, filos¨®fica, pero lo cierto es que alcanza a menudo niveles de calidad mundial, pese al caos universitario y al poco caso y menor financiaci¨®n que presta la sociedad a los pensadores. Como und¨¦cimo pa¨ªs del mundo por su producci¨®n (esta vez de verdad y no gracias al INI) gozamos de adelantos y sufrimos de tensiones que querr¨ªan para s¨ª muchas viejas naciones con m¨¢s fango populista en las botas. Incluso nos comportamos como europeos continentales en querer que sea alguien extranjero quien ahuyente definitivamente nuestros demonios familiares del d¨¦ficit y la inflaci¨®n.
Casi nadie duda de que cumpliremos las condiciones exigidas para transubstanciar nuestras pesetas en euros. S¨ª sospechamos, muchos que los espa?oles desconocen el coste que supondr¨¢ la moneda ¨²nica para unos pa¨ªses mediterr¨¢neos colmos de parados, incluso si llevan a cabo todas las reformas pendientes, y no digamos si no hacen nada de lo que deben.
El semanario The Economist public¨® hace bien poco un repaso de nuestra "Espa?a en tr¨¢nsito" que convendr¨ªa fuese le¨ªdo directamente por los amantes de meros res¨²menes de prensa. Su tema central es que el Gobierno de Aznar no parece dispuesto a enfrentarse con las decisiones dif¨ªciles, como son la reforma del PER, de las pensiones y la salud, del mercado de trabajo. (La vista del ministro Arenas pastoreando a los sindicatos oficiales -UGT, Comisiones, CEOE- para que acuerden la liberaci¨®n del mercado, me sugiere el viejo refr¨¢n, "junta de rabadanes, oveja muerta", un 21% de ovejas paradas). 21 a?os despu¨¦s de la muerte de Franco, Espa?a es casi irreconocible en las costumbres pol¨ªticas, en las relaciones sociales, en lo econ¨®mico. Pero la sociedad espa?ola parece empe?ada en construir aqu¨ª una econom¨ªa social como la de Centroeuropa, cuando ni siquiera aquellas riqu¨ªsimas regiones pueden permit¨ªrsela. Ya nadie habla del modelo sueco.
John Peet, el autor del reportaje, con tono desenfadado y certero, sugiere a Aznar que aproveche el cr¨¦dito obtenido con la entrada de Espa?a en la Uni¨®n Monetaria para prender fuego al entramado de impuestos y reglamentaciones que impide el camino del desarrollo, y para conseguir. as¨ª el crecimiento de la econom¨ªa y del empleo. Lo dif¨ªcil, concluye, "es encontrar al Domingo Cavallo de Espa?a", a quien encargar la creaci¨®n de una econom¨ªa verdaderamente libre, aunque luego haya que "echarlo a la pira cuando haya terminado su trabajo", como hizo Carlos Menem con su ministro de Econom¨ªa.
Mi oficio de escritor me obliga a decir lo que veo. Yo no cato a ning¨²n hombre ni mujer de este talante cerca del Presidente. Por eso he pedido a los Reyes Magos que me traigan por unos meses la l¨¢mpara de Di¨®genes.
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