"?Qu¨¦ les he hecho para merecer esto?"
He aqu¨ª una escena de ficci¨®n basada en hechos reales. Mario Conde est¨¢, frente al espejo en una de sus fincas. Ojos de desesperaci¨®n, rasgos crispados, las venas de los p¨®mulos enrojecidas. Sus labios pronuncian en voz baja siete palabras: "?Qu¨¦ les he hecho para merecer esto?".Recuerda: "He dado dinero, no mucho, de acuerdo, pero les di; hice esfuerzos exitosos para que el Grupo Rizzoli Corriere della Sera (RCS) no vendiera su paquete del 45%; les he permitido acceder a m¨²ltiples informaciones, han tenido las escuchas y una parte del material que el coronel Perote extrajo del CESID". "Y ahora", podr¨ªa decirse Conde a s¨ª mismo, "me atacan s¨®lo para demostrar que no son amigos m¨ªos".
En su libro El Sistema, Conde cuenta que no contribuy¨® de manera especial a financiar El Mundo. A ra¨ªz del esc¨¢ndalo Ibercorp, dice, tuvo mayor protagonismo, por las presiones que habr¨ªa sufrido el grupo italiano RCS para vender su 45% en el peri¨®dico.
"S¨®lo en ese momento", escribe, "tuve una intervenci¨®n importante. No se trat¨®, obviamente, de ninguna decisi¨®n financiera, sino de ayudar por todos los medios posibles a que el peri¨®dico no sufriera ning¨²n trauma. No hubo detr¨¢s de esa decisi¨®n m¨ªa, en la que se consumieron muchas fuerzas, ning¨²n motivo distinto de mi convencimiento de que un peri¨®dico como El Mundo deb¨ªa existir en nuestro pa¨ªs, en aquellos momentos".
Conde esperaba la consolidaci¨®n del peri¨®dico "por simpat¨ªas personales, por esfuerzos consumidos en su supervivencia y por los injustos tratos que en ocasiones hemos recibido de ese peri¨®dico". Esa "intervenci¨®n importante" quiz¨¢ explique que para Pedro J. la presunci¨®n de inocencia s¨®lo era aplicable a una sola persona, Conde.
Cesare Romiti, entonces administrador delegado de Fiat, sociedad que a trav¨¦s del holding G¨¦mina controla Rizzoli Corriere della Sera, accionista de El Mundo, viaj¨® en el ¨²ltimo trimestre de 1992 a Madrid y se entrevist¨® con Conde. Quer¨ªa vender su 45%. Conde explic¨® que no deb¨ªan vender y que si les preocupaba el aspecto financiero nunca tendr¨ªan problemas en colocar sus acciones, ya que habr¨ªa alguien, asegur¨®, dispuesto a comprar. Esta oferta, parece, es lo que Conde llama los esfuerzos consumidos en la supervivencia del peri¨®dico.
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