Bar¨®metro
El Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS), en tanto que instituto demosc¨®pico dependiente del Gobierno, ha vuelto a publicar los resultados de una encuesta (su bar¨®metro de noviembre) que, como sucedi¨® con la anterior (cuando revel¨® la importante ca¨ªda de las expectativas electorales del Partido Popular), quiz¨¢ d¨¦ mucho que hablar, aunque no sea tanto como para que su directora, Pilar del Castillo, vuelva a despertar las iras nada acad¨¦micas de Luis Mar¨ªa Anson, recibiendo, al igual que en- aquella ocasi¨®n, una inmerecida reprimenda en las p¨¢ginas del diario gubernamental.Y el caso es que hay una cierta justicia po¨¦tica en el asunto. Como se recordar¨¢, el CIS decidi¨® dejar de incluir las preguntas de intenci¨®n de voto en sus sondeos mensuales, reduci¨¦ndolas a los trimestrales. Esta medida fue criticada por los profesionales del ramo, ya que se objet¨® que as¨ª se quebraba la continuidad hist¨®rica de la serie. Y se sospech¨® con alguna malicia que todo se deb¨ªa a directrices dimanadas de la vicepresidencia pol¨ªtica, quiz¨¢ encauzadas a trav¨¦s de la oficina del portavoz del Gobierno, que pretend¨ªa evitar la publicaci¨®n de unos resultados que se tem¨ªan negativos para la imagen del partido en el poder. Naturalmente, Pilar del Castillo tuvo que negarlo (noblesse oblige), asumiendo toda la responsabilidad profesional.
Pero hete aqu¨ª que, desde entonces, los resultados de los bar¨®metros posteriores est¨¢n desvelando de todas maneras el juicio que la nueva clase pol¨ªtica merece a la ciudadan¨ªa. En octubre se conoci¨® que Gonz¨¢lez y el PSOE superan claramente a Aznar y el PP. Y en noviembre se descubre que dos tercios de los encuestados se consideran poco o mal representados por el Parlamento actual, dominado desde el 3M por la mayor¨ªa relativa del Partido Popular. Adem¨¢s, la mitad de los entrevistados est¨¢n insatisfechos del funcionamiento de las C¨¢maras, a las que consideran s¨®lo atentas a falsos problemas en detrimento de lo fundamental. Surge as¨ª de nuevo el divorcio insalvable entre la Espa?a oficial y la real, a pesar de todas las promesas de regeneraci¨®n contenidas en el programa del Partido Popular. Y queda un cierto sabor a balance de fin de a?o, por el que los electores le ajustan las cuentas a unos pol¨ªticos insoportables a los que lamentan haber votado.
Ante todo esto, cabe la tentaci¨®n de culpar al mensajero, atribuyendo al CIS la ingenuidad de unas preguntas destinadas a reavivar los perjuicios que alberga la ciudadan¨ªa contra todos los pol¨ªticos. Y tambi¨¦n cabe leer este bar¨®metro en un sentido exclusivamente antigubernamental, como har¨¢ la oposici¨®n culpando a los populares por su p¨¦rdida de representatividad. Pero las cosas son mucho m¨¢s graves que todo eso. Hay que recordar que es toda la clase pol¨ªtica, oposici¨®n incluida, la que est¨¢ bajo sospecha y puesta en tela de juicio. Pues la clave reside no en el Parlamento mismo (aunque nuestro sistema sea excesivamente presidencialista, perdiendo el Congreso casi todo su poder en cuanto vota la investidura del Gobierno), sino en los partidos pol¨ªticos: la instituci¨®n vertebradora de la democracia que hoy atraviesa por uno de sus momentos m¨¢s cr¨ªticos. Y no s¨®lo aqu¨ª, en Espa?a, pues toda Europa est¨¢. sometida a la misma erosi¨®n partitocr¨¢tica del r¨¦gimen parlamentario. V¨¦ase, sino, el excelente libro de un polit¨®logo alem¨¢n, Klaus Von Beyrne: La clase pol¨ªtica en el Estado de partidos (Alianza Universidad, 1995).
Pues bien, entre nosotros, una de nuestras mejores expertas en el an¨¢lisis del sistema de partidos es precisamente Pilar del Castillo, catedr¨¢tica de Ciencias Pol¨ªticas en la UNED antes de aceptar la presidencia del CIS. De ah¨ª la pertinencia de su ¨²ltimo bar¨®metro, pues parece urgente reformar nuestro r¨¦gimen parlamentario, hoy secuestrado por la c¨²pula de los partidos. Y la clave de la reforma reside en una cuesti¨®n crucial, objeto de los mejores an¨¢lisis de Pilar del Castillo: la financiaci¨®n de los partidos, cuyo car¨¢cter predominantemente p¨²blico precisa ser objeto de una profunda desamortizaci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.