Imagen y secuestro
LOS TERRORISTAS del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) parecen estar ganando la batalla de la imagen al Gobierno peruano. Los asaltantes de la Embajada de Jap¨®n en Lima se apuntaron el ¨²ltimo d¨ªa del a?o un tanto propagand¨ªstico al permitir la entrada de un grupo de periodistas en la residencia diplom¨¢tica que ocupan por la fuerza desde el pasado 17 de diciembre. Las im¨¢genes y las palabras que han conseguido transmitir al mundo contrastan con las frases fr¨ªamente expresadas a trav¨¦s de las agencias por el presidente Fujimori.No es seguro que los terroristas planeasen la entrada de los periodistas en la residencia del embajador japon¨¦s. Pero supieron aprovechar la ocasi¨®n que les brind¨® el que un periodista japon¨¦s se desviara del grupo que circulaba alrededor del edificio -como, aparentemente, hab¨ªan pactado Gobierno y secuestradores- y entrara en el edificio. Al ocupar de este modo el espacio audiovisual, el MRTA no s¨®lo se ha marcado un tanto publicitario, sino que ha logrado transmitir directamente sus objetivos. Es decir, que est¨¢ imponiendo al Gobierno una agenda pol¨ªtica. El MRTA, y en particular N¨¦stor Cerpa Cartolini, el jefe del comando, ha puesto de manifiesto que, frente a las esperanzas expresadas desde el Gobierno, su movimiento no est¨¢ dispuesto a ceder, y que est¨¢ armado para hacer frente a diversas contingencias. Ha mostrado que las 81 personas que mantiene secuestradas gozan de buena salud, al mismo tiempo que denunciaba ante la opini¨®n p¨²blica internacional las condiciones infrahumanas que rigen en las c¨¢rceles peruanas, y especialmente en la de El Callao.
Pero si el MRTA le ha ganado una mano al Gobierno con estas im¨¢genes, tratando de aumentar su cuota de respetabilidad presente y futura, tambi¨¦n ha dejado ver claramente lo que es el comando que asalt¨® ese edificio y secuestr¨® a los varios cientos de personas que se encontraban entonces en su interior: un grupo de terroristas armados hasta los dientes y que tienen a gente enca?onada y secuestrada.
?Favorece este acontecimiento medi¨¢tico de fin de a?o una salida incruenta a esta crisis? Ser¨ªa aventurado responder, especialmente cuando las negociaciones, directas e indirectas, entre el Gobierno de Fujimori y los secuestradores, se llevan con gran sigilo, en contraste con el espect¨¢culo medi¨¢tico que rodea al caso. Fujimori no ha salido reforzado de estos ¨²ltimos acontecimientos, lo que har¨¢ a¨²n m¨¢s dif¨ªcil que su Gobierno pueda acceder, al menos a corto plazo, a la excarcelaci¨®n de presos del MRTA. En cambio, s¨ª est¨¢ en sus manos mejorar las condiciones de las c¨¢rceles.
Tampoco parece que el Gobierno est¨¦ en disposici¨®n de ordenar un ataque contra un edificio que est¨¢ bajo la soberan¨ªa de Jap¨®n -nada proclive a una soluci¨®n violenta-, y donde permanecen secuestrados ciudadanos japoneses, incluido su embajador, y varios ministros peruanos. El Ej¨¦rcito, que parec¨ªa m¨¢s proclive a una soluci¨®n dr¨¢stica, aparece tambi¨¦n maniatado porque el comando terrorista tiene entre sus rehenes a algunos altos mandos militares, entre ellos algunos responsables de la lucha antiterrorista. La liberaci¨®n, ahora gota a gota, de rehenes hace pensar que el MRTA sigue buscando una salida pactada, y su petici¨®n de una mediaci¨®n por parte de una personalidad internacional -excluyendo claramente a Fidel Castro- no deber¨ªa caer en saco roto. Especialmente si se quiere evitar que se agote el tiempo y el final devenga en tragedia.
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