Sin Indur¨¢in, ?qu¨¦ va a ser de nosotros?
Sab¨ªamos que el verano nos traer¨ªa las haza?as de Indur¨¢in, esos tacones postizos que todos los pueblos necesitan para asomarse por encima de las tapias que separan el ser o el no ser. Pasaron los Juegos Ol¨ªmpicos, la Expo de Sevilla, se enfri¨® la econom¨ªa y el resuello nacional (Filesa, los GAL, Banesto, las corrupciones sofisticadas y las otras), pero Indur¨¢in limpiaba y unificaba como un medium que nos permit¨ªa participar de la victoria m¨¢s hermosa, y como si no hiciera nada, tan seguro de s¨ª mismo que no parec¨ªa de este pa¨ªs ni de este final de milenio, horrorizados todos ante la filosof¨ªa de la incertidumbre.Ahora la retirada de Indur¨¢in se convierte en el principal problema de gobierno, y no me extra?ar¨ªa nada que esta madrugada se haya celebrado un Consejo de Ministros secreto y de urgencia para valorar la situaci¨®n creada por ese vac¨ªo de consensus suscitado por la retirada del ciclista.
Despu¨¦s del golpe de la uni¨®n entre Canal +, Antena 3 y TV-3, el Gabinete de Aznar recibe otra dura patada en el cerebro y estrena 1997 con todos los carismas a media asta. Un repaso de los mitos nacionales a explotar no da con un equivalente a Indur¨¢in, lejos Bruguera de su mejor forma y perteneciente Theresa Zabell, aunque rubia, a un deporte que no despierta pasiones masivas. Olano sigue siendo una espl¨¦ndida promesa, pero todos los expertos se pronuncian por que ser¨¢ uno entre los grandes, no el m¨¢s grande, y el hijo de Indur¨¢in no estar¨ªa a punto hasta una posible quinta legislatura del Partido Popular.
Tampoco el PSOE contempla la ausencia de Indur¨¢in con tranquilidad, porque si bien de inmediato es un problema de alquimia social para el PP, de volver los socialistas al poder no contar¨ªan con el recurso Indur¨¢in para convertir los veranos en org¨ªas colectivas del esp¨ªritu satisfecho. S¨®lo Anguita ha acogido la noticia recitando: Constituci¨®n, Constituci¨®n, Constituci¨®n.
Tal vez, tal vez s¨®lo nos quede la selecci¨®n espa?ola de f¨²tbol y Clemente sea contemplado a partir de ahora como algo m¨¢s que un seleccionador nacional de f¨²tbol. Desde ya, sobre Clemente cae la responsabilidad de que sigamos creyendo en nosotros mismos.
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