Gingrich, reelegido l¨ªder de la C¨¢mara de EE UU sin el pleno apoyo del partido
Newt Gingrich es el primer presidente de la C¨¢mara de Representantes de Estados Unidos que afronta la posibilidad de una sanci¨®n por violar las normas ¨¦ticas del legislativo. En la sesi¨®n inaugural del 105? Congreso norteamericano, el caudillo de la revoluci¨®n conservadora fue reelegido ayer para el cargo, el tercero en la jerarqu¨ªa norteamericana tras el presidente y el vicepresidente, pero con una sombr¨ªa nube pesando sobre su cabeza.
Haber enga?ado al Comit¨¦ de ?tica del Congreso puede costarle en las pr¨®ximas semanas una humillante reprimenda. Tan s¨®lo 216 de los 435 miembros de la C¨¢mara apoyaron a Gingrich, que obtuvo, pues, una mera mayor¨ªa simple. Y es que si todos los votos que recibi¨® Gingrich fueron republicanos, no todos los republicanos le votaron. Sobre un total de 227 miembros republicanos de la C¨¢mara, 7, entre ellos el prestigioso James Leach, se pronunciaron p¨²blicamente a favor de otros candidatos de su partido y cuatro se abstuvieron. Prefirieron seguir la voz de su conciencia a aceptar la disciplina partidista.Y es que el pasado 21 de diciembre, Gingrich reconoci¨® que no hab¨ªa dado buena informaci¨®n al Comit¨¦ de Etica del Congreso que investiga el uso de fondos libres de impuestos de asociaciones humanitarias para la financiaci¨®n de las actividades pol¨ªticas del l¨ªder republicano. Ese comit¨¦ comienza hoy sus sesiones para decidir cu¨¢l es el castigo que debe aplicarse al dirigente republicano. Con toda probabilidad, se limitar¨¢ a una reprimenda oficial.
Los republicanos hab¨ªan sido duramente presionados por la c¨²pula de su partido para votar como un solo hombre en la sesi¨®n inaugural de ayer. En la noche del lunes, fueron reunidos a puerta cerrada para escuchar c¨®mo un muy contrito Gingrich lamentaba haber colocado al partido del elefante en una mala posici¨®n a causa de lo que calific¨® de "errores" personales. Ayer, poco antes de la apertura de la sesi¨®n legislativa, volvieron a ser concentrados para una ¨²ltima campa?a propagand¨ªstica a favor de la conversi¨®n de Gingrich en el primer republicano que consigue la reelecci¨®n como presidente de la C¨¢mara de Representantes en 68 a?os.
Los congresistas de la minor¨ªa dem¨®crata votaron por su candidato Richard Gephardt y denunciaron que la elecci¨®n de Gingrich aporta "descr¨¦dito" a la C¨¢mara y la coloca en la posici¨®n de ser acusada de "corrupta". Pero en privado se frotaron las manos por el hecho de que Girignich salga debilitado de esta prueba y vaya a tener poca autoridad moral y pol¨ªtica para oponerse al presidente Bill Clinton y reprocharle asuntos como el Whitewater o el Indogate, la financiaci¨®n de la campa?a dem¨®crata por empresarios de origen asi¨¢tico. Considerado el pol¨ªtico m¨¢s popular de EE UU y con su futuro inmediato hipotecado por el problema de la financiaci¨®n irregular de sus actividades pol¨ªticas y, sobre todo, por haber enga?ado a un comit¨¦ del Congreso, el Gingrich de hoy no es el de 1994 y 1995.
De hecho, en su discurso de aceptaci¨®n del cargo, Gingrich pidi¨® disculpas por haber sido demasiado "autosuficiente" y "agresivo" en los dos a?os anteriores en que ejercicio la presidencia de la C¨¢mara, y prometi¨® una actitud menos partidista y m¨¢s cooperativa con los dem¨®cratas en esta segunda oportunidad. En t¨¦rminos vagos tambi¨¦n solicit¨® disculpas por las "dificultades" aportadas a la C¨¢mara por su actuales problemas con el Comit¨¦ de ?tica.Tras las elecciones del pasado noviembre, en las que los republicanos conservaron la mayor¨ªa en ambas c¨¢maras del Congreso, pero perdieron la batalla por la Casa Blanca, Gingrich ya comenz¨® a adoptar un tono mucho menos extremista de lo habitual en ¨¦l. En una autocr¨ªtica ante sus correligionarios, reconoci¨® que la ¨²ltima legislatura hab¨ªa sido la "del enfrentamiento", y propuso que la actual sea del consenso entre republicanos y dem¨®cratas y la colaboraci¨®n entre el Congreso y la Casa Blanca.
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