Un gallo de pelea venido a menos

Fue, para el semanario Time, "el Hombre del A?o" en 1995. Newt Gingrich parec¨ªa entonces el pol¨ªtico con m¨¢s futuro de EE UU. Hab¨ªa forjado una potente coalici¨®n conservadora contra Bill Clinton; hab¨ªa llevado a los republicanos a una victoria hist¨®rica en las elecciones de 1994 para el Senado y la C¨¢mara de Representantes, y hab¨ªa sido elegido, el 4 de enero de 1995 presidente de ¨¦sta. Agresivo, radical, triunfante, Gingrich era el caudillo de la "revoluci¨®n conservadora", el adalid del Contrato con Am¨¦rica, un programa tan extremadamente neoliberal en lo social y econ¨®mico como conservador en la vida costumbres.Ahora es otro hombre. Clinton, su gran rival, logr¨® la reelecci¨®n como presidente en noviembre tras una campa?a en la que present¨® a Gingrich como un extremista capaz de, como hizo el pasado invierno' forzar el cierre de los organismos del Gobierno federal a causa de una disputa con la Casa Blanca sobre el presupuesto; un individuo dispuesto a recortar brutalmente la asistencia p¨²blica a los ancianos, los incapacitados y los pobres.

Gingrich, que ya en 1996 fue el pol¨ªtico m¨¢s impopular de EE UU, es el primer presidente de la C¨¢mara de Representantes que reconoce haber utilizado dinero de organizaciones humanitarias para sus actividades partidistas y, lo que es peor en EE UU, haber enga?ado al respecto al Comit¨¦ de Etica del Congreso. Debilitado y bajo sospecha, Gingrich no es el gallo de pelea de hace dos a?os.