Cuando el amor perjudica la salud
Las antiguas consultas de enfermedades ven¨¦reas de Centro se resisten a retirar su llamativa publicidad
"Por favor, ?la consulta del doctor Belinch¨®n?". El portero de uno de los edificios de la calle Mayor indica con una sutil sonrisa que la entrada est¨¢ a la vuelta, en el portal situado en la calle de Ciudad Rodrigo, junto a la famosa tienda de frutos secos La Peque?ita. Es una consulta para el tratamiento de las enfermedades de transmisi¨®n sexual y es imposible que pase inadvertida para nadie. El desmesurado cartel donde aparece inscrita la palabra "ven¨¦reas" se ha convertido con el paso de los a?os en parte del peculiar paisaje del distrito Centro. Ni siquiera su titular, Felipe Belinch¨®n, un m¨¦dico madrile?o de 57 a?os, sabe explicar el porqu¨¦ de tan grandes caracteres para anunciar su especialidad y s¨®lo se?ala que son "reminiscencias del pasado".Fue su padre, del mismo nombre, y fallecido hace pocos meses, a los 91 a?os, quien abri¨® la primera consulta para el tratamiento de infecciones ven¨¦reas a mediados de la d¨¦cada de los treinta y, tras un recorrido por varios locales, la instal¨® definitivamente, hace medio siglo, en la plaza de Tirso de Molina. Era una ¨¦poca en la que se hac¨ªan campa?as englobadas bajo la denominaci¨®n "lucha nacional antiven¨¦rea" y era habitual que las gentes de provincia se acercaran a la capital a curarse buscando el anonimato. Su hijo y continuador de esta saga de dermatovenere¨®logos, conserva los antiguos ficheros m¨¦dicos manuscritos, que constituyen un documento cuando menos interesante de la evoluci¨®n de estas infecciones entre la poblaci¨®n madrile?a.
A pesar e a muerte de su progenitor y de la cercan¨ªa de ambas consultas, Felipe Belinch¨®n mantiene abiertas las dos, porque, alega, los pacientes de una y otra son distintos. En 1965, cuando comenz¨® a ejercer su profesi¨®n, ten¨ªa m¨¢s competencia en el distrito, pero en la actualidad apenas media docena permanecen abiertas. Cuando se jubile, estas consultas desaparecer¨¢n, ya que ninguno de sus cinco hijos ha heredado su vocaci¨®n.
La mayor¨ªa de sus pacientes -en las ¨²ltimas tres d¨¦cadas ha atendido a m¨¢s de 20.000 personas- son hombres, aunque tambi¨¦n acuden parejas y mujeres que, no est¨¢n habituadas a visitar al ginec¨®logo. "La antigua consideraci¨®n de males vergonzantes y, por tanto, secretos casi ha desaparecido. Las enfermedades de transmisi¨®n sexual se consideran relativamente normales si se tiene en cuenta que hay m¨¢s libertad y que la gente mantiene un mayor n¨²mero de relaciones. Pretender que estas enfermedades tengan un car¨¢cter pat¨®geno distinto a otras me parece una tonter¨ªa. Los madrile?os acuden a mi consulta con mucho m¨¢s desparpajo que antes".Repasando otras ¨¦pocas hist¨®ricas, no es de extra?ar, sin embargo, el rechazo social que todav¨ªa persiste hacia estas afecciones. En un libro de cocina que se atribuye a Leoardo da Vinci se aconseja, en el cap¨ªtulo dedicado a la colocaci¨®n de los invitados a la mesa, no sentar a los aquejados de "s¨ªfilis, escr¨®fula y otras enfermedades vergonzosas" al lado del anfitri¨®n, salvo qu¨¦ detalle, que los afectados fueran hijos de papas o sobrinos de obispos. ?sta es la primera vez que el doctor Belinch¨®n ha dejado entrar a un periodista a su consulta, limpia y pintada de un blanco inmaculado y decorada con grandes fotograf¨ªas de sus hijos. "Me han pedido entrevistas muchas veces, pero siempre he querido evitar el morbo que todo lo relacionado con el sexo provoca". La protecci¨®n para evitar el sida, la extensi¨®n de los h¨¢bitos higi¨¦nicos y el incremento de la eficacia de los tratamientos han influido en el descenso de los pacientes que acuden, a su consulta aquejados de infecciones ven¨¦reas. "Se ha producido una disminuci¨®n lenta pero progresiva, sobre todo en la ¨²ltima d¨¦cada, por el miedo al sida. En estos momentos, este tipo de pacientes apenas suponen el 30% del total. El resto viene por otras disfunciones relacionadas con la actividad sexual, como la impotencia o la eyaculaci¨®n precoz, y tambi¨¦n para el tratamiento de problemas dermatol¨®gicos. Sin embargo, "cuando yo empec¨¦, las consultas eran venereol¨®gicas en el 99%". Actualmente atiende desde problemas de ca¨ªda del cabello, una s¨ªfilis, la aparici¨®n de manchas en la piel e incluso problemas de erecci¨®n.
Belinch¨®n, quien es tambi¨¦n jefe de los servicios m¨¦dicos de la selecci¨®n espa?ola de tiro ol¨ªmpico, se queja del bajo nivel de informaci¨®n que los ciudadanos tienen acerca de los contagios ven¨¦reos y sus s¨ªntomas. "A pesar de que la juventud ha derribado muchos tab¨²es, los m¨¦dicos echamos en falta una buena educaci¨®n sanitaria sobre las dolencias m¨¢s comunes para que al menor s¨ªntoma la gente acuda al especialista. No s¨®lo existe el sida, que es grav¨ªsimo, si no otras enfermedades, como el herpes genital, que fue una aut¨¦ntica epidemia en Estados Unidos y del que nos encontramos todav¨ªa con un ¨ªndice alto. ?Con una mejor educaci¨®n podr¨ªamos al menos reducir los brotes y evitar los recontagios?.Entre los datos curiosos destaca que los madrile?os est¨¢n cada vez m¨¢s preocupados por mantener el vigor sexual, que padecen disfunciones sexuales cada vez m¨¢s jovenes y que los varones son las primeras v¨ªctimas de los falsos mitos en este terreno. "Los hombres se enfrentan al reto de la edad. La esperanza de vida es mayor, y la, posibilidad de establecer y mantener relaciones con mujeres m¨¢s j¨®venes, tambi¨¦n. Por eso, las dolencias relacionadas con las disfunciones sexuales provocan un fuerte componente de ansiedad y angustia. Y por otra parte, la inmensa mayor¨ªa ha asumido una serie de mitos como verdades incuestionables". Se refiere a lo que describe como "mayor o menor desarrollo de los ¨®rganos genitales" y que, a su juicio, provoca actitudes de prepotencia o complejos de inferioridad, seg¨²n los casos.
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