Algo m¨¢s que agentes de tr¨¢fico
Muchos de los 400 polic¨ªas palestinos que se instalaron ayer en Hebr¨®n descubrieron r¨¢pidamente que su misi¨®n no se va a limitar, como se piensa en algunos c¨ªrculos, a lidiar con el cr¨®nico caos del tr¨¢fico por las arruinadas cal es e la ciudad o a impedir fricciones entre palestinos y jud¨ªos. Por ejemplo, una patrulla palestina constat¨® ayer a la entrada de Hebr¨®n que la misi¨®n de los flamantes azules incluye impedir linchamientos como el que un grupo de j¨®venes ten¨ªa reservado a un hombre no identificado, pero aparentemente . vinculado con los servicios de espionaje del Ej¨¦rcito israel¨ª que parti¨® ayer de gran parte de la ciudad. El hombre fue rescatado por los polic¨ªas y probablemente inaugurar¨¢ las celdas palestinas en Hebr¨®n.Al parecer, la polic¨ªa palestina no tiene de momento proyecto alguno para detener e interrogar a los opositores ¨¢rabes del proceso de paz, que en Hebr¨®n son numerosos. Fuentes palestinas aseguran que lo que menos desea Yasir Arafat es ganarse la enemiga de sus principales adversarios, especialmente a la luz de mensajes y advertencias que el grupo radical Ham¨¢s ha enviado a la Autoridad Nacional Palestina.
Ham¨¢s, que no ha olvidado la implacable persecuci¨®n que Arafat emprendi¨® en Gaza hace un a?o para tratar de desbaratar a los grupos extremistas isl¨¢micos involucrados en ataques suicidas contra Israel, ya ha enviado su mensaje al Gobierno de Arafat: "Cualquier acci¨®n contra nuestros heroicos combatientes en Hebr¨®n va a tener consecuencias muy serias". Dicho en otras palabras, reabrir¨¢ la guerra interpalestina con potencialmente desastrosas repercusiones para el Gobierno de Arafat y el proceso de paz.
A o¨ªdos de Ham¨¢s el serm¨®n de los viernes en la mezquita debi¨® sonar conciliatorio, pero era incendiario para los de cualquier israel¨ª: "Esta ciudad es exclusivamente isl¨¢mica y pertenece s¨®lo a los musulmanes. Nuestra patria se extiende desde el r¨ªo [Jord¨¢n] hasta el mar por voluntad de Al¨¢", proclam¨® el principal jeque de Hebr¨®n y su mensaje, amplificado por altavoces, retumb¨® en el coraz¨®n de una ciudad ahora m¨¢s vol¨¢til a¨²n que la siempre vol¨¢til Jerusal¨¦n. La nueva polic¨ªa deber¨¢ superar muchas pruebas.
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