Un beso de metacrilato

Miles de devotos del Cristo de Medinaceli besaron ayer una placa de metacrilato. Sus labios buscaban el acostumbrado pie de madera de esta imagen del siglo XVII, expuesta al culto tras su primera restauraci¨®n en cuatro siglos. Pero los t¨¦cnicos hab¨ªan dado su veredicto: el pie derecho objeto de veneraci¨®n no aguanta tantas efusiones y hay que protegerlo con una pantalla. Y los frailes capuchinos, que custodian esta imagen en su templo de la calle de Jes¨²s, decidieron poner en pr¨¢ctica el consejo en el primer besapi¨¦s, que se celebr¨® ayer.La medida no despert¨® ning¨²n mot¨ªn. Extra?ados algunos, indiferentes otros y comprensivos los m¨¢s, los devotos asumieron que desde ahora sus besos no tocar¨¢n el Cristo, sino una medalla de ¨¦l en plata sobre metacrilato.

"Lo que se usa se destroza y e parece normal que se proteja", explica Esperanza, una vecina del barrio de Pe?uelas, de 7 a?os, que acudi¨® al templo ara pedir salud. Sin embargo, Pedro, de 52 a?os, un habitual de los viernes, no est¨¢ muy convencido. "Venimos a besar a Jes¨²s, pod¨ªan ponerle algo ue proteja el pie manteniendo su forma", reflexiona.

Purificaci¨®n, de 65 a?os, cree que lo de la pantalla es lo de menos. "En marzo me operaron de un mioma y promet¨ª que, si sal¨ªa bien, todos los viernes me acercar¨ªa al altar de rodillas, y aqu¨ª estoy", explica.

Guillermo Pablos, el monje capuchino encargado de la imagen junto al p¨¢rroco, cree que la medida ha sido bien acogida por los fieles. "Hay quien te dice que dejes el pie como estaba y que si se gasta pues que pongas otro, pero no es lo habitual", asegura. "Tenemos que erradicar la costumbre de pasar estampitas, medallas y rosarios por el pie, incluso hasta despertadores, porque es agresivo para la talla", a?ade.

Los restauradores tambi¨¦n aconsejan que el Nazareno se exponga sin la melena postiza y sin la corona de espinas de oro que da?a su cabeza de madera. Pero, por ahora, la imagen se exhibe como siempre.

La veneraci¨®n de este Cristo provoca largas colas de devotos todos los viernes, especialmente cada primer viernes de marzo, cuando por el templo pasan 200.000 personas.