Amarillo Moli¨¦re

Fu¨¦ la ¨²ltima obra que interpret¨® Moli¨¦re: muri¨® en un mutis, le sustituyeron, y la obra termin¨®. Se dijo siempre que iba con una bata amarilla, y el color amarillo ha sido siempre s¨ªmbolo de mala suerte en el teatro. Parece, seg¨²n recientes investigaciones, que la bata era amaranto de la clase carm¨ªn, y no de la amarilla, o la blanca o la jaspeada.El director de esta acreditada compa?¨ªa del Teatro de la Danza ha despreciado el miedo al amarillo; hay forros de cortinas, muebles, corpi?os de ese nefasto color. En el estreno no pas¨® nada desagradable. Aparte de que la obra no encaja bien en el estilo de este Teatro, que nos ha ofrecido versiones bastante m¨¢s originales, y m¨¢s oportunas.

Ligereza

Este enfermo, lo hacen muy bien Emma Penella y Palenzuela al frente del reparto, y son muy eficaces en su manera de actuar a la usanza antigua, pero quiz¨¢ pesan en la ligereza del conjunto; o, dicho con m¨¢s justicia, el conjunto en el que se mueven es m¨¢s ligero de lo que una representaci¨®n cl¨¢sica requerir¨ªa.Los tres o cuatro bailes son agradables, como los intermedios que propon¨ªa el mismo autor, y el juego de pretendientes que va por debajo de la cr¨ªtica de Moli¨¨re a la medicina y, expl¨ªcitamente dicho, a todas aquellas clases que amparadas en un saber propio quieren dictar sus ¨®rdenes a los dem¨¢s. Dir¨ªamos que Moli¨¦re se adelant¨® a lo que iba a llamar, despu¨¦s, tecnocracia.

Hay cortes y hay injertos debidos, sin duda, al director Luis Olmos, que tambi¨¦n tiene mucho prestigio con su compa?¨ªa, pero no consigue evitar que la obra sea demasiado larga para la paciencia contempor¨¢nea.