Aznar planea 1997 como el a?o en el que podr¨¢ contentar a su electorado

El Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar se ha puesto como meta satisfacer durante 1997 al electorado del PP. El Ejecutivo entiende que ha llegado el momento de atender esa asignatura pendiente y que no habr¨¢ otro mejor en el resto de la legislatura. Aznar presume que ¨¦ste ser¨¢ un a?o tranquilo por haber adoptado las medidas m¨¢s duras, por la bonanza econ¨®mica y porque tiene la estabilidad asegurada con el pacto con los nacionalistas, y quiere aprovecharlo para recuperar relegados compromisos del programa electoral.
Aznar quiere iniciar esta nueva etapa no s¨®lo con proyectos o leyes. Tambi¨¦n con un nuevo tono de r¨¦plica mucho m¨¢s aguerrido que responda a los ataques recibidos por el PSOE con el estilo que mejor asimilan sus bases."Hemos detectado que nuestro electorado no entiende que se le pueda llamar mediocre al presidente del Gobierno y que nosotros no contestemos con la misma contundencia" admiti¨® un cargo de m¨¢xima responsabilidad del PP con relaciones constantes con el equipo de Aznar en La Moncloa al recordar una cr¨ªtica formulada el pasado lunes por el secretario de Organizaci¨®n del PSOE, Cipri¨¢ Ciscar. Este dirigente popular no quiso precisar por medio de qu¨¦ mecanismos se ha comprobado ese malestar.
Varios dirigentes del PP han negado en cualquier caso que se est¨¦n utilizando los resultados de las encuestas elaboradas por el Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS) para medir esa sensibilidad. El CIS est¨¢ realizando estos d¨ªas el trabajo de campo, las preguntas, del bar¨®metro pol¨ªtico de enero, que se conocer¨¢ a mediados de febrero y que ser¨¢ el primero con proyecciones electorales desde el pol¨¦mico de octubre.
El Ejecutivo, por otra parte, no se manifiesta dispuesto a cambiar su filosof¨ªa de actuaciones de centro por una estrategia m¨¢s "inmoderada" frente al PSOE. Esa labor de zapa, que ha rescatado la m¨¢xima de "en la guerra como en la guerra", corresponder¨¢ al partido y al grupo parlamentario. Dos personajes de perfil tan blando como Angel Acebes, el coordinador general del PP, y Luis de Grandes, el portavoz en el Congreso, deber¨¢n encarnar ahora un papel m¨¢s agresivo. A ambos se les achaca, incluso dentro del PP y del Gobierno, demasiada "biso?ez" para cumplir ese cometido. Acebes y De Grandes se han encargado esta semana de demostrar, con airadas respuestas a las acusaciones lanzadas desde el PSOE, que todo se aprende.
En el Gobierno y en el PP creen, adem¨¢s, que la parte m¨¢s negativa y dura de su pol¨ªtica ya ha pasado. A Aznar, durante su informe pol¨ªtico del pasado lunes ante la comisi¨®n permanente del PP, se le escap¨® en este sentido una llamativa confidencia. El l¨ªder del PP presumi¨® de que el coste social pagado por las medidas supuestamente m¨¢s traum¨¢ticas aplicadas hasta ahora por el Gobierno hab¨ªa sido "m¨ªnimo".
Aznar consider¨®, en ese tono de despreocupaci¨®n, que los dos encontronazos m¨¢s importantes hab¨ªan sido, te¨®ricamente, "la fracasada huelga de funcionarios de la Administraci¨®n P¨²blica" y la "falta de fineza, que no la mala gesti¨®n, con la que se abord¨® el conflicto de la miner¨ªa". Esta ¨²ltima alusi¨®n se entendi¨®, por parte de algunos miembros de la permanente, como un aviso hacia el ministro, independiente, de Industria, Josep Piqu¨¦. El presidente del Gobierno matiz¨® luego que estas confesiones no las repetir¨ªa jam¨¢s en p¨²blico. Otros dirigentes populares las acogieron casi como una "chuler¨ªa".
El presidente del Gobierno tambi¨¦n revel¨® el pasado lunes a los m¨¢ximos dirigentes populares otra consigna de calado. Aznar piensa que, tras haber pactado los presupuestos de 1997 con los partidos nacionalistas, su Ejecutivo tendr¨¢ el resto del a?o las manos libres para recuperar algunas pro puestas del programa del PP. Se tratar¨ªa precisamente de las ideas que m¨¢s podr¨ªan conten tar a su electorado. Esas inicia tivas se reservan en secreto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
