El patronato exige que se recoloquen las butacas del Real por su mala visibilidad
El ministerio quiere eliminar el gris oscuro elegido por el arquitecto para la sala

El descuido de cuestiones fundamentales amenaza con enturbiar la apertura, con La vida breve, del Teatro Real. En el patio de butacas, ¨¦stas han sido colocadas una detr¨¢s de otra, de manera que la representaci¨®n de Parsifal incluir¨¢ durante cuatro horas la cabeza del vecino de delante. Miembros del patronato se han quejado tambi¨¦n de la estrechez de las butacas y la incomodidad de las sillas en los palcos. La actuaci¨®n del arquitecto, Francisco Rodr¨ªguez Partearroyo, es objeto de duras cr¨ªticas en la sala y zonas de acceso. El ministerio quiere repintar la sala para eliminar el gris elegido por Partearroyo, contrapear las butacas y cambiar a toda prisa otros detalles que considera mal resueltos.
Se desconoce a¨²n el alcance y coste de las reformas que habr¨¢n de reemprenderse antes de la apertura del teatro -cuyo aforo es de 1.800 localidades-, el 11 de octubre. Adem¨¢s de las butacas, que comenzaron a instalarse hace un a?o, distintas actuaciones de Partearroyo han sido objeto de cr¨ªticas, como las toberas de aire acondicionado que aparecen sobre la entrada noble que da a la Plaza de Oriente; las sillas altas de la fila segunda de los palcos -"cobras 15.000 pesetas por estar ah¨ª sentado y te denuncian a la oficina del consumidor", coment¨® durante una visita un miembro del patronato-; el palco real, con un fondo arquitect¨®nico en madera de caoba cubana sobre el que se instal¨®, retranqueado, el control general de escena, y el Cielo de Madrid, instalaci¨®n luminosa situada en el techo de la cafeter¨ªa.Respecto al gran hall central -de planta el¨ªptica con solemnes columnas recubiertas en madera de cedro del L¨ªbano-, las opiniones coinciden en que se ha sacrificado la sobriedad de la antigua antesala. "Todo es criticable", se defendi¨® Partearroyo. Y dijo haber realizado "un trabajo ¨ªmprobo" en referencia a una reforma de 60.000 metros cuadrados. "Todos los profesionales que han venido a ver la obra la han sabido valorar", a?adi¨®. "Luego, en algunas cosas se puede acertar m¨¢s que en otras".
Las butacas del teatro presentaban ayer el aspecto de una instalaci¨®n de Christo, cubiertas con unas lonas blancas para evitar el polvo. Levantando la lona, destacaba el terciopelo rojo y su colocaci¨®n una detr¨¢s de otra. Pese a que el patio de madera est¨¢ escalonado, la visibilidad queda mal resuelta, seg¨²n diversos testimonios. Y el escalonamiento tambi¨¦n ha recibido cr¨ªticas, puesto que la soluci¨®n en rampa ofrece mayor seguridad.
Partearroyo contest¨® ayer que Ias cosas no se han hecho caprichosamente" y dijo que "si se hace el contrapeado de las filas no puedes tener una l¨ªnea recta y el pasillo va a quedar un poco raro" (el contrapeado significa que la cabeza del espectador mira por el hueco que dejan las dos butacas delanteras).
Respecto al escalonamiento, de 12 cent¨ªmetros, Partearroyo explic¨® que se hizo para ganar visibilidad y colocar el aire acondicionado, y que es habitual en otros teatros de Madrid. Dentro de la accidentada y a veces ca¨®tica reforma del Teatro Real, que ha costado diez a?os y m¨¢s de 20.000 millones de pesetas, este arquitecto lleg¨® al teatro en 1993 designado por la Administraci¨®n socialista, desplazando al hijo del arquitecto anterior, quien tras conocer sus propuestas las atac¨® por su "vaciedad formal".
Miembros del patronato han comparado las butacas del Real con las de Bayreuth, el teatro dedicado a las ¨®peras de Wagner en el que la incomodidad de los asientos es legendaria. Partearroyo se defiende diciendo que las butacas del Real "son m¨¢s anchas que en otros teatros", y a?ade que est¨¢n fabricadas por la firma italiana Poltrona Frau, "que trabaja para los principales teatros del mundo". "Si quieren pintar y redecorar, que lo hagan", asegura, y defiende su "soluci¨®n intermedia", de "ornamentos discretos y lo m¨¢s puros posibles, de acuerdo a la m¨¢xima de Loos "el ornamento es delito".
L¨¢mparas de pared
Desde la llegada del PP, que en la oposici¨®n puso al Real como ejemplo de mala gesti¨®n y despilfarro, se han ido extendiendo las cr¨ªticas hacia las soluciones est¨¦ticas de Partearroyo, hasta el punto de que se est¨¢ pensando en retirar unas l¨¢mparas de pared dise?adas por ¨¦l. Un miembro cr¨ªtico del equipo t¨¦cnico declar¨®, por el contrario, que lo que le gusta a la ministra de Educaci¨®n y Cultura, Esperanza Aguirre, "es la parafernalia del cortinaje". El miembro del patronato Joaqu¨ªn ?lvarez-Montes, escen¨®grafo y decorador, se ocupar¨¢ de las cuestiones est¨¦ticas finales.Los escen¨®grafos modernos alaban la soluci¨®n de sala negra aportada por el arquitecto Jean Nouvel en la Opera de Ly¨®n. Pero en los teatros del XIX destacaba el rojo y oro. Partearroyo opt¨® por mantener la soluci¨®n de sala de herradura, con toques dorados y bordes de terciopelo rojo, mientras que el techo y el fondo se resolvieron en un gris oscuro. Fuentes del ministerio se?alan que se est¨¢ estudiando repintar la sala de granate oscuro: "la impresi¨®n es que cuando Partearroyo se deja aconsejar por especialistas, como Tamayo en la maquinaria esc¨¦nica, el problema se resuelve satisfactoriamente. Pero en la parte del p¨²blico nadie le dice nada y hay problemas que se le van".
El mantenimiento de la sala de herradura planteaba el inconveniente de la p¨¦rdida de visibilidad en los lados rectos, y Partearroyo asegura que se ha subido al m¨¢ximo el nivel de unas filas a otras para que el problema fuera lo menor posible. A este respecto, un patrono coment¨® la conveniencia de establecer un convenio con la ONCE.
Entre las observaciones del patronato se incluye que en el aseo real el arquitecto instal¨® una democr¨¢tica botella dosificadora de jab¨®n.
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