Sandinistas de camisa blanca
La segunda derrota electoral agudiza la crisis de identidad de los viejos revolucionarios
"El que es revolucionario tiene que estar cambiando constantemente". El ex presidente de nicaragua y l¨ªder sandista Daniel Ortega nunca imagin¨® que esta frase suya, pronunciada el pasado septiembre durante su campa?a electoral, tendr¨ªa tintes prof¨¦ticos. El 20 de octubre perdi¨® las elecciones ante el derechista Amoldo Alem¨¢n. En las semanas sucesivas esgrimi¨® fraude y llam¨® a la insurrecci¨®n. El 8 de enero denunci¨® un golpe de Estado y la imposici¨®n del presidente defacto. Cinco d¨ªas m¨¢s tarde estrechaba la mano de Alem¨¢n y dialogaba con ¨¦l para lograr un pacto de gobernabilidad."Vos sab¨¦s, siempre hemos dado bandazos en nuestro discurso", se justifica uno de los dirigentes del Frente Sandinista de Liberaci¨®n Nacional. Es cierto que, en este caso, las intensas presiones externas (sobre todo las de la Internacional Socialista) han empujado al partido a aceptar su segunda derrota consecutiva en las urnas, despu¨¦s de que en 1990 una coalici¨®n de partido de la oposici¨®n encabezada por Violeta Barrios de Chamorro los desalojara del palacio presidencial.
Pero es cierto tambi¨¦n que este nuevo rev¨¦s ha puesto de manifiesto todas las contradicciones que atenazan a la guerrilla que en 1979 termin¨® con 45 a?os de dictadura de la familia Somoza. La dif¨ªcil renovaci¨®n de los esquemas y el lenguaje entretejidos al calor de la guerra fr¨ªa se ha complicado despu¨¦s de la pasada campa?a electoral.
En su af¨¢n por lograr el triunfo en los pasados comicios, la direcci¨®n sandinista apost¨® todo a la metamorfosis acelerada del Frente. Daniel, candidato presidencial, desterr¨® las camisetas negras, se visti¨® de blanco y empez¨® a hablar de Dios. Sus m¨ªtines parec¨ªan pr¨¦dicas. Los antiguos defensores del marxismo ortodoxo abogaron por la econom¨ªa de mercado, el respeto a la propiedad y el apoyo a la Iniciativa privada. Colocaron a un terrateniente como candidato a la vicepresidencia y sellaron una alianza con antiguos miembros de a resistencia antisandinista, los contras. Los desacuerdos internos quedaron soslayados ante la posibilidad de ganar las elecciones.
La derrota desmoron¨® el edificio y sac¨® a la superficie la crisis de identidad del Frente Sandinista. ?C¨®mo justificar ahora las sombr¨ªas advertencias de Daniel sobre "la resurrecci¨®n del somocismo encarnado en Alem¨¢n" cuando cinco meses antes se abrazaba con Benito Bravo, el comandante Mack, uno de los m¨¢s sanguinarios jefes de la Contra? ?C¨®mo sostener unas, rancias proclamas contra "la oligarqu¨ªa", nuevamente desempolvadas, que chocan de lleno no s¨®lo con su programa electoral, sino con la propia realidad de un partido cuyas figuras hist¨®ricas, como Humberto Ortega o Tom¨¢s Borge, se han convertido en acaudalados empresarios?
Al Frente Sandinista parece haberle llegado la hora de un replanteamiento a fondo de la l¨ªnea pol¨ªtica y de los propios liderazgos. "Obviamente, va a haber una revisi¨®n interna", asegura V¨ªctor Hugo Tinoco, vicejefe del grupo parlamentario sandinista. "El Frente est¨¢ abocado a un proceso de redefinici¨®n, m¨¢s que de sus principios, de su organizaci¨®n. Somos un partido que aspira al poder por la v¨ªa electoral, y no representamos a una clase social: contamos con campesinos y trabajadores, pero tambi¨¦n sectores importantes de la clase media urbana, como se ha demostrado en las elecciones, e incluso con sectores empresariales. Vamos a tener que abrimos para que estos grupos queden representados".
Tinoco no cree que existan contradicciones en la propuesta pol¨ªtica del Frente y sus nuevas alianzas. "Como partido tenemos dos compromisos: contribuir a la reactivaci¨®n econ¨®mica de Nicaragua y favorecer los intereses de los sectores populares en este crecimiento econ¨®mico. Queremos un desarrollo que garantice empleo y salarios adecuados. El sector empresarial con el que nos hemos aliado simpatiza con una opci¨®n de izquierdas. Nuestros principios son los mismos".
El problema es la nueva l¨®gica de las alianzas, que parece apuntar hacia la conversi¨®n en un partido socialdem¨®crata y se topa con una declaraci¨®n de principios que define al Frente como un partido leninista.
El desenlace de los cambios ante los que se encuentra el Frente, tanto ideol¨®gicos como de liderazgo, no es para corto plazo. "Cualquier discusi¨®n va a esperar", afirma Carlos Fernando Chamorro, periodista, hijo de la anterior presidenta y ex sandinista ¨¦l mismo. "Ahora no van a abrir un frente interno en el momento en que se est¨¢ definiendo la estrategia ante el nuevo Gobierno. Ah¨ª Daniel sigue siendo la autoridad m¨¢xima".
Ante el Frente se abre un sinuoso camino que conducir¨¢ al congreso del partido, previsto para este a?o. Cualquier pron¨®stico es prematuro. El recuerdo de la divisi¨®n de 1994 todav¨ªa supura. La duda es si el Frente, tras aquella experiencia, lograr¨¢ esta vez sentar las bases de su modernizaci¨®n sin saltar en pedazos.
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