La adopci¨®n, hoy
La adopci¨®n no es un s¨ªntoma, no es un s¨ªndrome. No se pueden explicar los problemas de los ni?os de adopci¨®n y de acogimiento familiar por su condici¨®n de tales; es una reducci¨®n y un modo de clasificaci¨®n que tienen la ¨²nica misi¨®n de defendernos de nuestra implicaci¨®n en el asunto.Para empezar: todos somos adoptados. Nacemos, s¨ª, pero no por eso somos hijos de nuestros padres. Tenemos hijos, s¨ª, pero no por eso los aceptamos en el lugar de tales. Es necesario un paso m¨¢s: la inclusi¨®n del ni?o en el afecto, en el lenguaje. El paso de un ser biol¨®gico a un ser psicosocial; el paso de un objeto de deseo al lugar de un sujeto de deseo no es un proceso f¨¢cil, no est¨¢ nunca garantizado de antemano. En este sentido, adoptar ni?os (acoger tambi¨¦n) puede ser, en muchos casos, un tr¨¢mite, un laborioso y complicado tr¨¢mite, pero sin otorgarle entidad o identidad al ni?o. La adopci¨®n entonces aparece como un proceso que termina con la consecuci¨®n, con el logro de un ni?o y la inscripci¨®n del mismo en los papeles. El m¨¢ximo exponente de este proceso, en su versi¨®n m¨¢s lamentable, es la compra de ni?os abandonados y para la que se prestan profesionales-expendedores de certificados. Pero es, como digo, el m¨¢ximo exponente, no el ¨²nico.
Para nosotros deber¨¢ ser justamente al contrario: la adopci¨®n empieza o puede empezar ah¨ª: a partir de la inscripci¨®n -en los papeles y en el deseo- y la presencia del ni?o.
Que la adopci¨®n empieza ah¨ª elimina una creencia m¨ªtica: la de que hay padres malos que abandonan a sus hijos y padres buenos que adoptan y salvan ni?os necesitados. El adoptado es un hijo igual que el biol¨®gico, incluido en la constelaci¨®n de deseos de una pareja que obligar¨¢ a los padres adoptivos a transitar por algunas cuestiones que se cre¨ªan cerradas: la esterilidad, el origen (m¨¢s en la medida que sepa menos), la gen¨¦tica, la herencia, la sangre. Que esto es as¨ª para todos lo ejemplifica el maravilloso texto (cl¨ªnico y literario) de Freud La novela familiar del neur¨®tico en el que se observa que los padres se desean m¨¢s de lo que son y se sue?an mejores de lo que fueron. Todos, de peque?os, hemos hecho a nuestros padres capitanes de barcos. Todos hemos fantaseado con nuestro origen, las dudas sobre los padres, las enso?aciones sobre unos padres mejores, nobles que nos abandonaron y que un d¨ªa vendr¨ªan a recogemos y salvamos de la vida pobre y dif¨ªcil.
El momento actual se caracteriza por el inter¨¦s en la adopci¨®n internacional y la creaci¨®n de las llamadas Agencias de Adopci¨®n. En nuestro pa¨ªs hay muy pocos ni?os en disposici¨®n de ser adoptados y muchas parejas que desean adoptar un ni?o.
Esta situaci¨®n nos puede hacer pensar que estamos del lado de los buenos y que vamos a buscar un ni?o all¨ª donde est¨¢n los malos que maltratan y abandonan. No es as¨ª. El Acogimiento Familiar para ni?os tutelados demuestra que hay ni?os y ni?as maltratados y abandonados que necesitan el restablecimiento de unas relaciones parentales. Es decir, el ni?o ha nacido pero, por m¨²ltiples razones, no ha sido adoptado en el deseo de los padres.
De cualquier modo la adopci¨®n internacional existe y en un sentido conlleva una parte de gesti¨®n, de tr¨¢mites necesarios pero que no debemos considerar ni admitir como ¨²nicos.
En este sentido El Imain (Instituto madrile?o de atenci¨®n a la familia) ha establecido un concierto con el Colegio de Psic¨®logos que permite dinamizar y orientar -no s¨®lo despachar- las demandas de adopci¨®n.
Para que una adopci¨®n no se quede en una gesti¨®n, que los padres relatan con desesperaci¨®n, es necesario incluirla en un programa amplio y abarcativo de cooperaci¨®n al desarrollo de los pa¨ªses en los que se adopta. Las funciones de los profesionales cambian radicalmente. No se est¨¢ entonces al servicio de los padres, de los clientes, para la obtenci¨®n de un ni?o de cualquier modo y a cualquier precio, sino al cuidado y responsabilidad de buscar unos padres para un ni?o. Es una frase repetida, pero incluye al ni?o y compromete a los padres y a los profesionales de manera diferente. Desde aqu¨ª deber¨ªamos partir para comenzar a trabajar en la adopci¨®n internacional, por m¨¢s que podamos argumentar nuestra experiencia. Desde lo m¨¢s particular de la cl¨ªnica se trata de escuchar y aprender de lo que el ni?o diga y construya m¨¢s que de lo que podamos a?adirle a su supuesta carencia. Que el ni?o se pregunte sobre su origen implicar¨¢ que los padres se pregunten sobre el origen de su deseo de adoptarle. Permitir esta pregunta en su total desarrollo no siempre resulta c¨®modo, pues la verdad no es casi nunca c¨®moda, aunque nos hace libres.
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