El Gobierno quiere fomentar el respaldo social a las Fuerzas Armadas a trav¨¦s de la escuela
Elevar el escaso nivel de compromiso que muestran los espa?oles con la seguridad de su pa¨ªs y potenciar el respaldo social a las Fuerzas Armadas constituyen un objetivo prioritario de la nueva pol¨ªtica de defensa. Para cumplirlo, el Gobierno se propone fomentar en la escuela la ense?anza de la pol¨ªtica de defensa y del papel de los ej¨¦rcitos. As¨ª lo dispone la Directiva de Defensa Nacional 1/96, el documento que define los grandes objetivos de la pol¨ªtica de defensa, sancionado hace un mes por el presidente Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y cuyo contenido todav¨ªa no se ha hecho p¨²blico.
El auge de la objeci¨®n y la impopularidad de los gastos militares evidencian el escaso arraigo que tiene en Espa?a la denominada conciencia de defensa; es decir, la convicci¨®n de que es necesario proteger incluso por la fuerza determinados principios e intereses nacionales y de que hay que contar para ello con unos ej¨¦rcitos bien dotados y adiestrados.Por eso uno de los tres grandes objetivos de la nueva directiva consiste precisamente en aumentar el respaldo y la participaci¨®n de la sociedad espa?ola en su propia defensa. Los otros dos son la plena participaci¨®n de Espa?a en las organizaciones internacionales de seguridad y defensa, especialmente la OTAN, y la mejora de la eficacia de las Fuerzas Armadas, mediante su plena profesionalizaci¨®n.
El texto no explica c¨®mo se puede elevar la conciencia de defensa y se limita a remitirse al ¨¢mbito educativo como el m¨¢s adecuado para fomentarla. En cambio, s¨ª reconoce que el apoyo y la comprensi¨®n social son un requisito indispensable para la modernizaci¨®n de los ej¨¦rcitos, que requerir¨¢ un aumento de los gastos militares.
La primera directiva de defensa elaborada por el Gobierno del PP no especifica la cuant¨ªa de este aumento. S¨®lo indica que ser¨¢ suficiente, tras constatar las carencias provocadas por los recortes de los ¨²ltimos a?os, y se remite a una futura ley de dotaciones presupuestarias de las Fuerzas Armadas basada en criterios realistas.
Tampoco especifica el documento la cuant¨ªa de los efectivos futuros de los ej¨¦rcitos, m¨¢s reducidos que los actuales (215.000 militares en total), que ser¨¢ fijada en las correspondientes leyes de plantillas.
Pr¨¢cticamente, la ¨²nica cifra que contiene el texto es el, plazo previsto para la plena profesionalizaci¨®n: seis a?os. Lo que confirma que el servicio militar obligatorio acabar¨¢ en el a?o 2002. De forma progresiva, se incrementar¨¢ el n¨²mero de soldados profesionales y se reducir¨¢ el de reclutas forzosos.
Durante el periodo de transici¨®n, se incentivar¨¢ el cumplimiento de la mili de forma que, por ejemplo, sirva como m¨¦rito para obtener un empleo de soldado profesional. Nada se dice en el texto, sin embargo, sobre su reducci¨®n a seis meses, prometida en el programa electoral del Partido Popular.
La supresi¨®n del servicio militar, suspensi¨®n en realidad, no acabar¨¢ con las obligaciones militares de los espa?oles. La futura ley de Movilizaci¨®n regular¨¢ la incorporaci¨®n de los ciudadanos a las Fuerzas Armadas en caso de crisis o conflicto para completar la denominada plantilla de guerra de las unidades o suplir bajas.
Esta movilizaci¨®n no s¨®lo afectar¨¢ a personas, sino tambi¨¦n a medios materiales, como los de transporte, que resulten necesarios para el dispositivo militar o para la defensa civil, que se pretende desarrollar.
Respecto a la integraci¨®n en la estructura militar de la OTAN, la directiva se?ala que la participaci¨®n espa?ola en los cuarteles generales ser¨¢ equilibrada respecto a la de los otros aliados, y su aportaci¨®n, proporcional a las posibilidades nacionales. No se alude a la creaci¨®n de un mando subregional espa?ol que englobe Canarias, pero se ratifica el car¨¢cter no nuclear de Espa?a.
El documento reitera la voluntad espa?ola de seguir contribuyendo a las operaciones de paz de la ONU, teniendo en cuenta las posibilidades e intereses nacionales, y constata que el final de la guerra fr¨ªa ha inaugurado una ¨¦poca de mayor seguridad en Europa, en la que persisten, no obstante, conflictos limitados, como el de la antigua Yugoslavia, y riesgos derivados de la' proliferaci¨®n de las armas nucleares, qu¨ªmicas y bacteriol¨®gicas y de los misiles bal¨ªsticos.
La directiva proclama que la seguridad de Espa?a est¨¢ indisolublemente unida a la de sus aliados y reafirma el apoyo espa?ol a la ampliaci¨®n de la OTAN, a la definici¨®n de una pol¨ªtica de seguridad y defensa en el marco de la Uni¨®n Europea y al desarrollo de la Uni¨®n Europea Occidental, as¨ª como al establecimiento de relaciones militares con los pa¨ªses del Magreb para propiciar la estabilidad del Mediterr¨¢neo.
En el marco estrictamente militar, anuncia la potenciaci¨®n de los mandos operativos de las Fuerzas Armadas; la reforma de la ley del R¨¦gimen del Personal Militar de 1989, que regula la carrera castrense, y la revisi¨®n de los programas de armamento planeados durante los ¨²ltimos a?os.
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