"Apuesto todo lo que tengo"
Alterados por pol¨¦micas interiores, hace tiempo que nuestros gobernantes no actualizan su discurso europeo. La entrada en el euro ha devenido para ellos en una foto fija, y no hay quien les apee de ah¨ª. Y, sin embargo, Europa se mueve y el debate sobre las ventajas e inconvenientes de la uni¨®n econ¨®mica y monetaria (UEM) y la profundizaci¨®n en el pacto de estabilidad aumenta. Excepto en Espa?a, donde la ¨²nica pregunta es -como tantas veces en otras cuestiones- sobre las esencias: si debe o no nuestro pa¨ªs pertenecer al sistema configurado en Maastricht.En el Reino Unido, mientras los conservadores ahondaban sus diferencias europe¨ªstas y se daban libertad de opini¨®n sobre la UEM, el presidente de la multinacional japonesa Toyota anunciaba que si el Reino Unido se mantiene al margen del euro, reconsiderar¨¢ sus inversiones; buen envite, al que tuvo que acudir el Gobierno tory pidiendo calma. Paralelamente se celebraba la cumbre hispano-alemana en la que el presidente Aznar remachaba su vocaci¨®n de fundador de la moneda ¨²nica. Ha pasado poco tiempo desde que el PP expresaba dudas significativas sobre el modelo de construcci¨®n europea, pero la llegada al poder les ha proporcionado la fe del converso y de su discurso es imposible deducir un matiz de vacilaci¨®n sobre la verdad europea.
En las declaraciones de Aznar a Die Zeit, com motivo de la cumbre, se obtiene un compendio de su personalidad. A la pregunta de por qu¨¦ no ser¨ªa suficiente que Espa?a entrase en el euro en el a?o 2002, responde seco: "Porque lo hemos decidido de otro modo. Por tanto, no tenemos por qu¨¦ hablar sobre cualquier otra posibilidad". Respecto a si ser¨¢ necesaria una interpretaci¨®n muy flexible de la convergencia para el ingreso, afirma tajante: "Si lo creyera as¨ª, no estar¨ªa poniendo en pr¨¢ctica mi actual pol¨ªtica de ahorro y austeridad. Mire usted, yo soy de Castilla. Los castellanos no hablamos mucho. Pero conseguimos lo que queremos... Apuesto todo lo que tengo [a la entrada en el euro]. No tengo la menor duda de que lo lograremos".Pero ni en esa entrevista ni en otras declaraciones se vislumbra una concreci¨®n ante las cuestiones de ahora: c¨®mo se reducir¨¢ el paro una vez que estemos dentro de la UEM o c¨®mo disminuir¨¢n las diferencias en las infraestructuras con la Europa rica; qu¨¦ tipo de aplicaci¨®n prev¨¦ del pacto de estabilidad o qui¨¦n pagar¨¢ la factura de la ampliaci¨®n a los pa¨ªses del Este. O qui¨¦n tendr¨¢ la ¨²ltima palabra en cuanto a la pol¨ªtica econ¨®mica europea; ¨¦sta es la confrontaci¨®n m¨¢s actual, una especie de conflicto entre culturas en tomo al Banco Central Europeo (BCE), en el que participan los m¨¢s grandes. mientras Alemania quiere independencia estricta del BCE y sanciones autom¨¢ticas para los pa¨ªses deudores, Francia pretende no dejar el euro en manos de los tecn¨®cratas y exige un contrapeso de calidad con un Consejo pol¨ªtico para la Estabilidad y el Crecimiento.
En la entrevista citada, el periodista pregunta a Aznar sobre su posici¨®n; por inter¨¦s nacional deber¨ªa estar de parte de los franceses, pero ?pol¨ªticamente est¨¢ m¨¢s pr¨®ximo a los alemanes? El presidente espa?ol dice: "No pienso hacerle el favor de caer en esa trampa. Alemania y Francia son los dos motores de la unificaci¨®n europea, y con ambos pa¨ªses mantiene Espa?a relaciones excelentes. Adem¨¢s, esta contraposici¨®n de pol¨ªtica y Banco Central es un antagonismo ficticio. El BCE tendr¨¢ mucho que hacer, pero no puede asumir todas las tareas que implica la direcci¨®n pol¨ªtico-econ¨®mica. Entre los modelos de Alemania y Francia hay otras muchas posibilidades en Europa".
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