Recuperar el centro
El portavoz del PP afirma que los socialistas no han acabado de aceptar su derrota electoral. Puede que tenga raz¨®n, pues aquella derrota fue casi una victoria. Pero sin duda no se percata de que tampoco el PP ha acabado de aceptar su propia victoria y esto es, qu¨¦ duda cabe, mucho m¨¢s sorprendente.El ciudadano no valora con el mismo rasero al Gobierno y a la oposici¨®n. Y hace bien. Del primero se espera que gobierne, no que se oponga. Y del segundo se espera que se oponga, no que intente gobernar. Y la verdad es que ¨²ltimamente, no tenemos mucho ni de lo uno ni de lo otro.
Que el PSOE no acaba de salir de su ensimismamiento y, m¨¢s que hacer oposici¨®n asegura que va a hacer oposici¨®n, tenemos pruebas a diario. Mientras Felipe Gonz¨¢lez trabaja afanosamente por solucionar los problemas del ancho mundo, los nuestros est¨¢n ayunos de su probada capacidad de estadista. Y as¨ª, la principal preocupaci¨®n del PSOE es la fecha de su congreso o la composici¨®n de la ejecutiva, temas de inmensa trascendencia, pero que no s¨¦ bien c¨®mo afectan al ciudadano o en qu¨¦ contribuyen a orientar la acci¨®n del Gobierno.
La actitud del PP es, si cabe, m¨¢s desconcertante pues al tiempo que desarrolla una pol¨ªtica econ¨®mica que cosecha notables ¨¦xitos, despliega una pol¨ªtica "pol¨ªtica" opaca y que se le va de las manos en dos de cada tres ocasiones. As¨ª, presiona a Castro, pero ¨¦ste acaba ganando la partida; pacta con los nacionalistas tras acusarles de todos los males, pero explica mal su opci¨®n y ello le resta apoyos; lanza la acusaci¨®n de los 200.000 millones de pesetas perdonados a "amiguetes" del PSOE, pero m¨¢s tarde asegura que no puede probar nada; se lanza, mal asesorado, a la batalla de la plataforma digital en aras de la libre competencia para inmediatamente huir hacia adelante con la nueva guerra del f¨²tbol, al que declara "de inter¨¦s general". Al parecer todo debe ser privatizado, incluso la sanidad o el agua, pero el f¨²tbol hay que socializarlo, un contraste que a los no conocedores de los misterios del libre mercado nos deja muy sorprendidos. ?A qu¨¦ tanto nerviosismo?
Seg¨²n parece, tras los sustos de los ¨²ltimos sondeos electorales, el PP ha regresado a sus fueros y h¨¢bitos: "V¨¢yase, se?or Gonz¨¢lez", darle ca?a al mono, golpear sin tregua, oponerse. Pero si malo es oponerse a golpe de sondeo, peor es gobernar a su ritmo.
Para empezar, puede que los votos no se hayan perdido; es razonable pensar que simplemente han regresado a los cuarteles de invierno de la abstenci¨®n, de donde salieron durante la campa?a para apoyar al PP, y de donde previsiblemente regresar¨¢n a su tiempo... si se act¨²a con sensatez. Y en todo caso, mientras que el votante socialista se enerva, militariza y cristaliza ante el ataque (de modo que el PSOE mantiene una alt¨ªsima fidelidad), el votante del PP, que ha ganado, se desmoviliza y, llevado de su talante poco proclive al combate pol¨ªtico, regresa a sus tareas cotidianas. Los sondeos ¨²ltimos no dicen que el PSOE est¨¦ haci¨¦ndolo mejor que el PP o que ¨¦ste haya perdido apoyo. Dicen que el PP arrincona al PSOE y eso, que al electorado de centro-derecha no le interesa especialmente, encrespa al votante socialista.
Por lo dem¨¢s, esa crispaci¨®n del debate pol¨ªtico (y el t¨¦rmino "crispaci¨®n" no es m¨ªo, sino de Pujol) contribuye a agudizar la polarizaci¨®n ideol¨®gica del electorado, lo que dista de beneficiarle. Seg¨²n datos recent¨ªsimos del CIS, si el 32% de los electores son de centro, el centro-izquierda tiene un 25,1%, pero el centro-derecha s¨®lo el 10%, de modo que cuanto m¨¢s agite el PP las agujas de la ideolog¨ªa "prietas las filas" m¨¢s se aleja del grueso de los votantes. Y as¨ª la vieja estrategia para recuperar apoyo puede que le est¨¦ restando apoyo.
El guerrismo de izquierdas era al menos comprensible, pues el PSOE ten¨ªa que gestionar su frontera con IU, pero el guerrismo de derechas puede ser suicida, pues a la derecha del PP no hay nada. S¨®lo el vac¨ªo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.