"A Yeltsin ya le han dado de baja"
L¨¦bed, a quien los sondeos consideran favorito en unas eventuales elecciones presidenciales, dijo durante la entrevista mantenida el viernes en su despacho estar "dispuesto a esperar hasta el a?o 2000" para llegar al poder, pero opin¨® que el pueblo ruso no tendr¨¢ tanta paciencia. En el edificio vecino a la galer¨ªa Tretiakov donde se ha instalado, el general prepara el congreso de su partido (el Popular Republicano) y, con un busto de Pedro 1 sobre la mesa, recibe a m¨²ltiples visitantes, entre ellos a los embajadores inquietos.
Entre viaje y viaje al extranjero, L¨¦bed, seguido de sus guardaespaldas, participa en selectas tertulias period¨ªsticas que le ayudan a romper el bloqueo a que le somete la televisi¨®n.
Pregunta. ?No le parece que, tarde o temprano, tendr¨¢ que llegar a un acuerdo con gente ahora dispuesta a cualquier cosa para no dejarle alcanzar el poder?
Respuesta. Seamos claros: el cambio de sistema totalitario a uno democr¨¢tico no se ha producido, porque la nomenklatura comunista se apoder¨® del poder y en ¨¦l siguen las mismas gentes que, mientras les convino, se consideraron comunistas, ascendieron hasta puestos muy altos en la jerarqu¨ªa, y luego, tiraron de repente su carn¨¦. Superficialmente, en Rusia parecen existir dos ¨¦lites: una comunista y otra democr¨¢tica, pero bajo la superficie, ambas son la misma cosa. [El primer ministro V¨ªktor] Chernomirdin se ha puesto de acuerdo con [el l¨ªder comunista Guennadi] Ziug¨¢nov, aunque ambos parecen estar en polos opuestos. Ahora en [el foro econ¨®mico mundial del Davos, Chernomirdin y [el jefe de la Administraci¨®n presidencial Anatoli] Chub¨¢is van a enga?ar a la opini¨®n p¨²blica mundial, tratando de demostrar que el poder en Rusia es s¨®lido, que las reformas se hacen, que no hay conmociones sociales, que se ha frenado la inflaci¨®n, y que, aunque no todo est¨¢ bien, por lo menos es satisfactorio para un periodo de transici¨®n. Y Ziug¨¢nov los corea. Por eso, mientras esta gente est¨¦ en el poder, aqu¨ª no puede cambiar nada. La perestroika dur¨® seis a?os y en los seis a?os siguientes hemos pasado a un nuevo Estado. ?Qu¨¦ hemos logrado en 12 a?os? Nadie puede explicar de forma inteligible qu¨¦ reformas se han hecho: ?por qu¨¦ el 80% de la poblaci¨®n vive por debajo del umbral de la pobreza? ?Por qu¨¦ un 70% del capital bancario est¨¢ en Mosc¨²? ?Por qu¨¦ hemos destrozado toda la industria, incluida la competitiva? ?Qui¨¦n ha puesto en marcha simult¨¢neamente la reconversi¨®n en 87 empresas militares? Estamos actuando como suicidas.
P. Si los responsables pol¨ªticos se al¨ªan con, Ziug¨¢nov y modifican la Constituci¨®n, ?qu¨¦ va a responder usted?
R. En base a las encuestas, sepuede concluir que, si no se toman serias medidas pol¨ªticas y econ¨®micas para la primavera, cuando se agudice la crisis y se acaben las reservas, la situaci¨®n puede ser explosiva.
P. Pero la experiencia indica que los rusos tienen siempre reservas ocultas y una paciencia que parece inagotable.
R. (Saca un peri¨®dico y lee una frase que ¨¦l mismo ha pronunciado en una entrevista). "El pueblo al que tengo el honor de pertenecer se distingue por una paciencia de asno".
P. Hablando en terminolog¨ªa deportiva, usted vacila entre el sprint y el marat¨®n. Se orient¨® hacia el sprint durante cierto tiempo, luego le pareci¨® que la salud del presidente hab¨ªa mejorado...
R. Nunca mejor¨®. El presidente ha estado gravemente enfermo de forma permanente desde fines de mayo de 1996. Todo lo que se dijo en la campa?a electoral fue pura mentira.
P. ?Tiene usted estrategia a largo y medio plazo, o s¨®lo a corto?
R. Yo tengo estrategias, pero comprendo que en nuestro pa¨ªs todos estos esquemas bien construidos a menudo no funcionan. Somos un pa¨ªs extra?o: a nuestra gente se le propone beneficios y elige los trabajos forzados.
P. ?Cu¨¢l le parece la tarea m¨¢s prioritaria?
R. A corto plazo lo m¨¢s importante es cambiar la actitud moral. En la relaci¨®n entre el pueblo y el poder en Rusia, las leyes han sido injustas e inhumanas, pero su crueldad se compensaba con su incumplimiento. El poder siempre aniquilaba, destru¨ªa, colgaba, fusilaba. Tanto el zarista como el sovi¨¦tico -este ¨²ltimo en mayor medida que el primero- fueron ejemplos de necio despotismo. Pero nunca tuvimos una dictadura de la ley. Una transformaci¨®n real ha de empezar por devolver la fe a la gente. El ciudadano debe comprender que ¨¦ste es su Estado, que trabaja para ¨¦l, que es su ley. El poder debe arrepentirse ante el pueblo, admitir que ha oprimido y robado, y poner un b¨¢lsamo en el alma a los rusos. Ellos pueden aceptar que no recibir¨¢n enseguida lo que les han robado, pero hay que reconocer que se les ha robado. No se le puede devolver el dinero enseguida, pero tenemos tierra, much¨ªsima tierra que necesita un due?o efectivo.
P. ?No le parece que tendr¨¢ que acabar poni¨¦ndose de acuerdo con los financieros que apoyaron a Yeltsin, como Bor¨ªs Berezovski, hoy vicesecretario del Consejo de Seguridad?
R. Incluso la prensa norteamericana escribe que Berezovski es el padrino de la mafia rusa. Yo conozco algunos de sus negociejos. Por eso tratar con ¨¦l me saldr¨ªa muy caro: estar¨ªa tratando con un bandido que ocupa uno de los puestos m¨¢s influyentes, gracias al capital amasado ilegalmente. Pero esta persona tiene miedo. En cuanto pase algo aqu¨ª, seguramente ir¨¢ a Espa?a. Siempre tiene un avi¨®n preparado.
P. ?Hay empresarios importantes a favor del cambio?
R. Los veo. Son gente que, utilizando la falta de leyes, la impunidad, la anarqu¨ªa del pa¨ªs y la privatizaci¨®n, se enriquecieron r¨¢pidamente. Pero la mayor¨ªa de ellos comprenden ya que no se puede mantener un sistema desequilibrado, en el que el 80% son muy pobres, y el resto muy ricos, porque de un solo golpe se pueden quedar sin cabeza y sin fortuna.
P. ?Cree que la idea de que hay que compartir arraiga hoy en los c¨ªrculos financieros rusos?
R. S¨ª. A esta gente es dificil criticarla por aprovecharse de las leyes imperfectas que exist¨ªan. Cuando el reparto termin¨®, result¨® que hay una peque?a parte de la poblaci¨®n que jam¨¢s podr¨¢ asimilar y hacer producir todo lo que tiene. Comprenden que debe haber una redistribuci¨®n. Otra cosa es c¨®mo. El campo legislativo no est¨¢ cubierto.
P. ?Cu¨¢nto puede durar la situaci¨®n actual, dado el estado de salud del presidente Yeltsin?
R. A Yeltsin ya le han dado de baja. En Davos est¨¢n conspirando, est¨¢n concertando la reacci¨®n occidental ante la enmienda que se introducir¨¢ en la Constituci¨®n: Chernomirdin ser¨¢ el vicepresidente con derecho a ocupar el trono hasta el a?o 2000. Ahora estudian la reacci¨®n de Occidente para que nadie se oponga a este golpe de Estado.
P. ?Est¨¢ usted dispuesto a esperar hasta el a?o 2000?
R. Yo estoy dispuesto a esperar al 2000, pero, a tenor de las encuestas, no estoy seguro de que el pueblo lo est¨¦. Intentan convencemos de que si superamos el 92 y 93, tambi¨¦n superaremos el 97. No, porque entonces hab¨ªa entusiasmo, esperanzas de que empezar¨ªamos a levantar cabeza, pero ahora ya no. Porque en estos a?os de reformas, la mayor¨ªa se convenci¨® de que hoy les va mal, pero que ma?ana ser¨¢ peor. No hay que dejar morir la esperanza, porque el gato acorralado se puede convertir en tigre.
P. ?Puede usted encauzar esa protesta de una forma civilizada?
R. A veces me parece que estamos borrachos, sentados sobre un barril de p¨®lvora y utilizamos las ranuras para apagar las colillas. O, por resumirlo en una imagen: dos rusos tratan de desarmar a hachazos una bomba at¨®mica, y cuando alguien, horrorizado, trata de pararles, contestan: "No se preocupe. A¨²n tenemos otra".
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