A fuerza de voluntad
Hace seis meses, termin¨¦ un programa de rehabilitaci¨®n para toxic¨®manos. Si he de ser sincero, no fue un camino de rosas ni mucho menos. Despu¨¦s de tirarme casi veinte meses, me volv¨ª a sentir de nuevo como un ser humano. Mis niveles de autoestima y de valoraci¨®n personal volvieron a sus cauces normales. Me sent¨ªa como si hubiera vuelto a la vida despu¨¦s de pasar durante algunos ano por un verdadero calvario. La vida de un yonqui, que nadie se crea lo contrario, es un aut¨¦ntico sufrimiento d¨ªa a d¨ªa, minuto a minuto. Te vas dando cuenta hasta qu¨¦ punto llega tu desprecio por la vida hacia los dem¨¢s y hacia ti mismo. La gente, la sociedad y hasta tu propia familia te margina de una forma cruel e injusta, al menos en mi caso, ¨¦sta ha sido mi experiencia. Una situaci¨®n tan traum¨¢tica que no creo que la huella que en m¨ª ha ejercido pueda borrarse en el resto de mi vida.Despu¨¦s de tanto sacrificio, de tanta fuerza de voluntad por seguir adelante, me veo de nuevo en la calle, en la cruda realidad. Ya no me drogo, ya soy una persona normal. Pero ahora m¨¢s que nunca necesito ayuda. Yo he puesto mi granito de arena, pero necesito que la sociedad, que el sistema, se comporte conmigo de una manera normal, algo que tanto me han exigido a m¨ª. Y que cosa m¨¢s normal, m¨¢s indispensable para una persona, y m¨¢s en una persona con un problema tan acuciante y delicado en el que yo me he visto envuelto, para poder seguir adelante, como el tener un empleo para poder sentirme de nuevo inmerso en esa sociedad a la que antes hac¨ªa menci¨®n.
La verdad es que el empe?o es cuando menos deprimente y humillante. Que una sociedad que se considera dem¨®crata y, por tanto, en la que se supone existe libertad, no pueda ofrecerte algo tan indispensable y fundamental para poder vivir como es un simple puesto de trabajo, sin el cual toda libertad queda anulada. ?De qu¨¦ catadura moral est¨¢ compuesta dicha sociedad? ?Realmente puede exigir a uno de sus miembros un comportamiento responsable?
Pienso que no hay ninguna justificaci¨®n para llegar hasta el punto donde yo he llegado, primero, porque si lo miras, aunque sea de una manera ego¨ªsta, el m¨¢s perjudicado he sido yo y las personas que conviven conmigo (hijos, padres, hermanos).
Pero tambi¨¦n creo, sinceramente, que la sociedad, tiene buena parte de culpa de este comportamiento auto destructivo, porque crea en el individuo un vac¨ªo, una desilusi¨®n y una carencia de futuro y de metas sin las cuales la vida, cuando menos, carece de importancia. Es muy dif¨ªcil, por no decir imposible, poder vivir el presente, la realidad del d¨ªa a d¨ªa, cuando se carece de ilusi¨®n de un porvenir, de poder ofrecer a tu hija, como es mi caso particular, alguna meta para el d¨ªa de ma?ana, y esto, sin duda alguna, pasa cuando menos en tener una estabilidad econ¨®mica, base indispensable y referencia fundamental de la cual parte cualquier planteamiento inicial que una persona quiera desarrollar en su vida.
Yo, por mi parte, dedicar¨¦ toda mi fuerza de voluntad en seguir con la meta que me he trazado. ?No a las drogas! Por muy mal que te vayan las cosas, siempre te ir¨¢n mejor dejando a un lado a ese p¨¢jaro negro. Pero tambi¨¦n digo que si salgo adelante ser¨¢ por mis propios deseos y por mi fuerza de voluntad; al sistema, poco tengo que agradecer, por no decir nada-
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