Ese sol de primavera...
, Lo bueno fue que sali¨® el sol y era de primavera. Tambi¨¦n salieron toros y toreros (por otro lado) y ninguno ten¨ªa aire primaveral. Los toros, que se anunciaban novillos, parec¨ªan erales; los toreros, terratenientes.La fiesta anda en malos pasos. Seg¨²n se vio es una continuaci¨®n de la temporada anterior, que ya iba cuesta abajo. Ahora debe de estar, poco m¨¢s o menos, en el paso subterr¨¢neo. Empez¨®, y todo suced¨ªa al rev¨¦s: los picadores se colocaban avanzando en el sentido de las manecillas del reloj, cuando deben hacerlo al contrario y luego picaban perpetrando cariocas; el lidiador se colocaba a la derecha del caballo durante la suerte; picado, el novillo se desplomaba...
Pe?ajara / Olivencia, Porras, Muriel
Novillos de Pe?ajara, hechuras de erales -3?, de choto-, c¨®modos de cabeza -varios sospechosos-, flojos, juego desigual.Jos¨¦ Olivencia: tres pinchazos, media, rueda insistente de peones -aviso- y cuatro descabellos (silencio); estocada a un tiempo y rueda de peones (silencio). Francisco Jos¨¦ Porras: estocada ca¨ªda, ruedas insistentes de peones, tres descabellos -aviso- y descabello (silencio); estocada corta saliendo trompicado (oreja). Juan Muriel: pinchazo y estocada trasera (silencio); estocada, rueda de peones -aviso- y descabello (oreja). Plaza de Valdemorillo, 4 de febrero. 1? corrida de feria. Dos tercios de entrada.
Sacaron cierto estilo los novilleros, lo cual revela que si se les cuidara bien y se les preparara de verdad a lo mejor acababan siendo gente en esto del toro. A Juan Muriel el estilo se le advert¨ªa en la suerte de capa que llaman ver¨®nica; Francico Jos¨¦ Porras en la de muleta que llaman natural; Jos¨¦ Olivencia, en su aflamencada apostura.
Cuidar toreros no quiere decir mimarlos; prepararlos de verdad, no ponerlos delante de una novilladita sin trap¨ªo. Los tres pudieron llevarse con ese g¨¦nero una copiosa cosecha de trofeos pero aun en ese caso les habr¨ªa valido de poco. La novilladita, efectivamente, carec¨ªa de importancia. Entre el eralote y el choto anduvieron los seis, en cuanto a invalidez se unificaron todos, y en semejantes circunstancias torearlos apenas ten¨ªa m¨¦rito.
Muy animoso Olivencia toda la tarde -sufri¨® dos revolcones-, seguramente le falta la t¨¦cnica y la decisi¨®n suficientes para no rectificar terrenos o salir corriendo al rematar los pases. Francisco Jos¨¦ Porras, que recibi¨® con dos largas cambiadas a su primer novillo, se colocaba bien, citaba correctamente y embarcaba con torer¨ªa. Juan Muriel se luci¨® en los lances a la ver¨®nica y lig¨® de forma impecable sendas tandas de redondos y de naturales al sexto de la tarde, al que adem¨¢s instrument¨® alguna trincherilla de altos vuelos.
No estuvo mal, claro, mas la afici¨®n esperaba mejores fundamentos y s¨®lo le compens¨® de esta frustraci¨®n que el festejo hubiera transcurrido templado y luminoso; ella que est¨¢ acostumbrada a sobrellevar los fastos valdemorillanos al l¨ªmite de la congelaci¨®n. El sol ven¨ªa calentito bendiciendo las almas buenas y a su caricia alguna se amodorr¨®. Hubo momentos en que la funci¨®n, m¨¢s que una corrida de toros, parec¨ªa misa.
El sol de primavera trae paz y alegr¨ªa de vivir. A fin de cuentas la primavera es el pr¨®logo del verano o as¨ª se defin¨ªa tiempos ha, aquellos en que el verano no se produc¨ªa t¨®rrido pues eso se reservaba al est¨ªo; y, sumando, sumando, sal¨ªan cinco estaciones al a?o, o al menos ¨¦se es el testimonio de muchos de los escritores del Siglo de Oro.
Claro que, entonces, la fiesta de toros ni exist¨ªa. La fiesta de toros surgi¨® despu¨¦s, y fue un espect¨¢culo tremendo de valor y de bravura, de poder¨ªo y majeza. En fin, unos cuantos cap¨ªtulos de la historia de la Tauromaquia que se han cerrado ya y ahora se han abierto otros en los que valor, bravura, poder¨ªo y majeza son valores a la baja. Ahora lo que se lleva son las campanas de imagen; que le llamen a uno fen¨®meno, que le inventen una personalid¨¢. Y al arte de torear un toro, y al toro mismo, que les vayan dando.
Babelia
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