Luis Mateo D¨ªez fabula sobre "los sentimientos de los vividores secretos"
El escritor leon¨¦s narra 50 a?os de la vida de un hu¨¦rfano en 144 p¨¢ginas
Pocos imaginar¨ªan, vi¨¦ndole en ese modesto despacho municipal de la Plaza Mayor con su aspecto de probo funcionario del servicio jur¨ªdico -"Mi padre ya lo fue y a m¨ª me encanta serlo"-, que Luis Mateo D¨ªez es due?o de un genuino universo literario. Leon¨¦s, de 54 a?os, autor de seis novelas y dos libros de relatos, Premio Nacional y de la Cr¨ªtica, Diez lleva 25 a?os huyendo de las modas, creando muy despacio sus historias. "Me gustan los perdedores de nombres extra?os y vidas exuberantes", dice, y para demostrarlo aqu¨ª est¨¢ su ¨²ltima entrega, La mirada del alma (Alfaguara), novela corta de 144 p¨¢ginas y gran intensidad.
, Tras el ¨¦xito de cr¨ªtica de El expediente del n¨¢ufrago y Camino de perdici¨®n, Diez inicia un nuevo proyecto con La mirada del alma. Permanecen los nombres magn¨ªficos -Olfina, Doral, Mena-, junto a Crespo o Romero, y sigue habiendo perdedores. "Pero ahora quiero hacer f¨¢bulas de los sentimientos. Historias que salgan del relato estricto llenas de sugerencias. Sensaciones, alegr¨ªas, desdichas... ?sta es mi novela m¨¢s f¨ªsica".Tres encuentros, tres miradas bastan a Romero, el protagonista, para contar 50 a?os de vida. ?Es una reivindicaci¨®n de la existencia como suma de los tres o cuatro momentos en que el coraz¨®n da un vuelco? "Se puede leer as¨ª. Los personajes an¨®nimos, los antih¨¦roes, los vividores escondidos me fascinan. Creo que casi todos somos vividores secretos de instantes misteriosos que suceden en el fondo extremado del coraz¨®n para formar la parte sustancial de nuestra vida. No solemos tener 2.000 momentos de esos, sino dos o tres que nos dan la plenitud. Las novelas permiten jugar con algo tan disparatado como eso".
Romero se mueve entre tres sentimientos: la orfandad, la soledad y la enfermedad. "Llega a la ¨²ltima fase aceptando las dos anteriores. No hace un drama de ninguna de ellas, todas las vive con intensidad. Su amor tambi¨¦n, aunque es un amor impensable, por improbable: un enigma que se va resolviendo en encuentros sim¨¦tricos, guiados por la casualidad. Su enfermedad le segrega resignaci¨®n, pero tambi¨¦n hipersensibilidad: le concede la reflexi¨®n, una teor¨ªa vital. Da voz a su memoria, analiza, comprende, da sentido a su vida por necesidad f¨ªsica. Por eso a veces es demasiado tajante con el tiempo y el alma...".
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