La nueva Alemania y la vieja Rusia
Las relaciones entre la nueva Alemania y la deca¨ªda Federaci¨®n Rusa constituyen sin duda uno de los factores b¨¢sicos de la futura Europa: no en balde son las dos mayores potencias del continente, con una historia fluctuante que ha pasado de la colaboraci¨®n con el tratado de Rapallo (1922) a la amistad mafiosa del pacto de 1939, para concluir con la invasi¨®n traicionera de la Uni¨®n Sovi¨¦tica en 1941, a la que sigue derrota, divisi¨®n de Alemania y guerra fr¨ªa.Pero el dato fundamental que inaugura una nueva era en las relaciones germano-rusas es que Alemania debe su unificaci¨®n a la Uni¨®n Sovi¨¦tica de Gorbachov. Mientras que los aliados europeos -a la cabeza Francia y el Reino Unido- se mostraron harto tibios y preocupados, y aunque ciertamente Estados Unidos la apoyaba, pero con una condici¨®n que se sab¨ªa de antemano que nunca aceptar¨ªa la Uni¨®n Sovi¨¦tica, la pertenencia a la OTAN de la Alemania unida, el canciller Kohl y el presidente Gorbachov en julio de 1990 llegaron en el C¨¢ucaso a un acuerdo que hizo posible la reunificaci¨®n en las condiciones que ped¨ªan los aliados occidentales, incluyendo la salida de todas las tropas rusas de Alemania en el plazo de cuatro a?os.Desde la unificaci¨®n, Alemania ha llevado adelante una pol¨ªtica de apoyo a Rusia, tanto en la escena internacional -la participaci¨®n de Rusia con el status de observador en las conferencias de los Siete grandes y los acuerdos b¨¢sicos establecidos con la Uni¨®n Europea se deben a iniciativa y presi¨®n alemanas- como en el interior: aparte de los pr¨¦stamos facilitados a Rusia -Alemania es el primer pa¨ªs en este concepto- se han empezado a pagar las indemnizaciones a las v¨ªctimas del nazismo y es el primero en el apoyo econ¨®mico a los proyectos de desarrollo y aquellos otros dirigidos a desmantelar las armas at¨®micas y qu¨ªmicas, adem¨¢s de haber cumplido escrupulosamente los acuerdos en lo que concierne a la construcci¨®n de viviendas para las tropas provinientes de Alemania. Rusia necesita la ayuda econ¨®mica y tecnol¨®gica alemanas y Alemania est¨¢ a largo plazo interesada en el enorme mercado potencial ruso, conscientes ambos pa¨ªses de que muchos problemas continentales s¨®lo podr¨¢n resolverse en armon¨ªa y cooperaci¨®n.
La pol¨ªtica alemana parte del supuesto de que, a pesar de las dificultades actuales, Rusia es, y continuar¨¢ siendo, una gran potencia, a la que conviene ayudar a salir a flote y no aprovecharse de su situaci¨®n para debilitarla a¨²n m¨¢s, apoyando las posiciones antirrusas de algunos pa¨ªses de la Comunidad de Estados Independientes. En la guerra de Chechenia esta pol¨ªtica ha tenido la brutal consecuencia de tolerar, y a¨²n sostener, un genocidio.
El primer choque importante entre la Alemania unida y la Federaci¨®n rusa ha ocurrido el 28 de septiembre de 1995, al hacerse oficial la intenci¨®n de ampliar la OTAN. Alemania apoya la ampliaci¨®n, en primer lugar, porque no puede oponerse a una exigencia que Estados Unidos considera esencial -la pol¨ªtica de Estados Unidos respecto a Rusia difiere sustancialmente de la alemana- y, en segundo lugar, porque la ampliaci¨®n es muy conveniente a los intereses estrat¨¦gicos de Alemania: es una magn¨ªfica noticia saber que un d¨ªa ya no ser¨¢ la frontera exterior de la OTAN, replegada a una retaguardia m¨¢s c¨®moda. El problema radica en que una de las condiciones que puso la Uni¨®n Sovi¨¦tica para permitir que con la unificaci¨®n de Alemania la frontera de la OTAN pasase del Elba al Oder es que no rebasase este punto.
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