El toro dicultoso
, Plant¨® su pezu?a en la parda arena del coliseo valdemorillano el toro dificultoso y all¨ª nadie daba pie con bola. El toro dificultoso los puso a todos a correr.El toro dificultoso -tres de ¨¦sos salieron- no es que fuera un barrab¨¢s. Al toro dificultoso lo que le ocurr¨ªa es que ten¨ªa casta, mansedumbre no le faltaba, ni le sobraba fijeza, y eso para los toreros actuales constituye un problema insoluble.
No ya los matadores sino los peones no sab¨ªan qu¨¦ hacer ni d¨®nde penar. De repente aparec¨ªa uno y tiraba mantazos, alguien se encontraba al hilo de la estamp¨ªa del toro bien que a su pesar, y todo era largar trapo, pegar regates, ayes y suspiros, s¨¢lvese quien pueda.
Y cuando el toro ca¨ªa bajo las garras del picador, la s¨®rdida algarada adquir¨ªa tonos tenebrosos. El picador iba y le met¨ªa ca?a, giraba el caballo encerrando al toro por junto a tablas y si por ¨¦l hubiera sido, le habr¨ªa sacado los higadillos. Es lo que suele perpetrar esta cuadrilla siniestra all¨¢ donde aparezca. La suerte de varas la han convertido en una salvajada -as¨ª de claro- es lo malo que ya el p¨²blico se ha acostumbrado, ya parece darle lo mismo que el toro vuelva del b¨¢rbaro atropello destrozado y moribundo, ya ni importa que nadie le haya concedido opci¨®n alguna a exhibir su grado de bravura o incluso la medida de su mansedumbre.
Peralta / S¨¢nchez, Encabo
Toros de Hermanos Peralta, bien presentados en general, con casta, tres nobles -dos primeros, bravos-, tres dificultosos; 4?, fuerte, recibi¨® cuatro puyazos. Manolo S¨¢nchez: pinchazo, bajonazo y rueda de peones (silencio); dos pinchazos, rueda de peones y bajonazo (silencio); estocada ca¨ªda (palmas y tambi¨¦n protestas cuando saluda). Luis Miguel Encabo: metisaca en los blandos, pinchazo bajo y estocada (silencio); dos pinchazos, otro hondo atravesado, rueda de peones, pinchazo pescuecero perdiendo la muleta y bajonazo descarado (silencio); estocada (oreja). Javier Conde, que estaba anunciado, no compareci¨®.Plaza de Valdemorillo, 9 de febrero. 6? a y ¨²ltima corrida de feria. Cerca del lleno.
Circunscrito cuanto fue aquel gran espect¨¢culo de la lidia a la simple faena de muleta, resulta que esta faena de muleta tampoco da lugar a mayores diversiones. La faena de muleta se concibe hoy como una sucesi¨®n interminable de derechazos. Ahora bien, el derechazo es suerte menor, se pongan como se pongan los panegiristas del toreo moderno, y precisamente los toros dificultosos suelen no admitirla, al menos en exclusiva. Y as¨ª ocurr¨ªa en el valdemorillano evento que Manolo S¨¢nchez y Luis Miguel Encabo intentaban el derechazo y pues era improcedente su aplicaci¨®n, tras verse deslucidos y hasta acosados, macheteaban y en traban a matar, incapaces de concebir distinta t¨¢ctica.
Mira que es rica en suertes la tauromaquia; mira que es amplio e imaginativo el repertorio de ellas que plasmaron sus maestros para dominar con majeza toda clase de toros, principalmente los dificultosos. Pues no. Lo toreros actuales en su inmensa mayor¨ªa -se incluyen las figuras que mandan en la fiesta-, de esto no tienen ni la menor idea.
Tampoco es que a los toros nobles les dieran Manolo S¨¢nchez y Luis Miguel Encabo mejor fiesta. A los dos primeros, de presunta bravura y evidente boyant¨ªa, les aplicaron faenitas de tres al cuarto. Abundosa en derechazos y de factura desigual la de S¨¢nchez, muy movida la de Encabo, que renunci¨® a ligar los pases y los remataba escurriendo el bulto.
Banderille¨® Luis Miguel Encabo sus toros con eficacia y en el sexto, que tambi¨¦n sac¨® casta, estuvo muy animoso. Menos mal. El geniecillo torero le brot¨® de ¨²ltimas al joven matador, ech¨® las dos rodillas a tierra, instrument¨® unos emocionantes pases pues el toro ven¨ªa fuerte, cuaj¨® redondos y naturales, y aunque los resolv¨ªa con desigual temple, bull¨®, se arrim¨® y, finalmente, cobr¨® un certero estoconazo, que le vali¨® el premio de una oreja. Y muy bien: as¨ª deber¨ªa ser siempre: toros de casta-toreros valientes. Un binomio antes consustancial a la fiesta que se ha convertido en pura entelequia.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.