Malestar en el cuerpo diplom¨¢tico por el vacilante rumbo pol¨ªtico y la p¨¦rdida de peso en el exterior
Un influyente sector de la carrera diplom¨¢tica ve con preocupaci¨®n el rumbo de la pol¨ªtica exterior espa?ola y considera que ¨¦sta sufre una p¨¦rdida notable de peso en el escenario internacional. Ese nuevo horizonte, al que califica de incierto vacilante, ha tenido, y en su opinion, un reflejo en la pol¨ªtica de nombramientos, destituciones y destinos del ministerio, en la que "nunca fue tan clara la falta de capacidad decisoria ante la influencia externa", seg¨²n se afirma en uno de los diversos documentos que circulan en medios diplom¨¢ticos y a los que ha tenido acceso este diario. Estos textos han sido elaborados para conocimiento interno del ministerio por varios diplom¨¢ticos, unos de ellos afectados por los cambios y otros no.
, La influencia externa a la que aluden los documentos apunta a la madrile?a calle de G¨¦nova, la sede del Partido Popular (PP), y se concreta, en el palacio de Santa Cruz, en la figura del secretario de Estado para la Cooperaci¨®n Internacional e Iberoam¨¦rica, Fernando Villalonga, cuyas aspiraciones a suceder al ministro Abel Matutes constituyen uno de los temas habituales de conversaci¨®n en medios diplom¨¢ticos. La tensi¨®n entre Villalonga y Matutes ha tenido su reflejo m¨¢s claro en la pol¨ªtica respecto a Cuba.Villalonga, valenciano, de 36 a?os, militante del PP desde 1992 y primo de Juan Villalonga, el presidente de Telef¨®nica y uno de los mejores amigos de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, lleg¨® al Ministerio de Asuntos Exteriores desde la c¨®nsejer¨ªa de Cultura, Educaci¨®n y Ciencia de la Comunidad Valenciana, que gobierna el PP. Su nombramiento fue una decisi¨®n de Aznar, y no de Matutes, con quien, seg¨²n confesi¨®n propia, s¨®lo hab¨ªa hablado un par de veces hasta mayo pasado, cuando fue nombrado.
'Los pituf¨®s'
Diplom¨¢tico de carrera, con categor¨ªa de secretario de embajada, Villalonga hab¨ªa tenido destinos en Irak, Indonesia y Argentina. Precisamente fue en Buenos Aires donde deslumbr¨® en 1994 al entonces l¨ªder de la oposici¨®n, quien se lo recomend¨® a Eduardo Zaplana, el presidente de la Comunidad Valenciana. Villalonga es cabeza de un grupo de compa?eros poderosos, j¨®venes y muy politizados que son conocidos como los pitufos.
La intervenci¨®n de G¨¦nova en la carrera se considera "sin precedentes", seg¨²n el informe antes citado. Esta intervenci¨®n se apoya en otro joven diplom¨¢tico, el secretario de Relaciones Exteriores del PP, Jos¨¦ Mar¨ªa Robles Fraga. Otro ejemplo significativo de la generaci¨®n de los pitufos es el nuevo director general para Iberoam¨¦rica, Eduardo Guti¨¦rrez Sainz de Buruaga, diplom¨¢tico en excedencia que tambi¨¦n pas¨® directamente de los despachos del PP al ministerio.
En uno de los documentos, que analiza en profundidad los cambios registrados en el ministerio en los primeros meses de la nueva Administraci¨®n y los compara con los ocurridos en 1982, cuando se produjo el relevo propiciado por el primer Gobierno del PSOE, se afirma que en las permutas se percibe una clara intencionalidad pol¨ªtica: "El relevo ha tenido mucho de represalia, como parece indicar que un amplio porcentaje de los nuevos nombramientos de embajadores, la mayor¨ªa de los ceses y todos los vetos se deciden fuera del palacio de Santa Cruz. Fernando Villalonga y Jos¨¦ Mar¨ªa Robles Fraga articulan esa pr¨¢ctica (conocida como el filtro) en consulta con el vicepresidente ?lvarez Cascos". Los autores han solicitado que no se revelen sus nombres para no sufrir las consecuencias.
Seg¨²n las cifras que se exponen en ese texto, en los primeros ocho meses fueron cambiados 55 de los 97 embajadores, lo que es calificado como un relevo "dr¨¢stico y acelerado" que afectar¨¢ a la estabilidad del servicio exterior y la continuidad en la acci¨®n diplom¨¢tica. Suram¨¦rica ha sido la regi¨®n donde pr¨¢cticamente todos los embajadores han sido relevados en pocos meses.
"El criterio que motiva la cascada de cambios" no est¨¢ tanto en relaci¨®n con "la proximidad a la jubilaci¨®n" como con los "criterios ideol¨®gicos". "La edad o el desempe?o en el cargo no han influido en la decisi¨®n, sino el haber colaborado como funcionarios diplom¨¢ticos con la Administraci¨®n del anterior Gobierno socialista", se afirma. En 1982, cuando el PSOE asumi¨® el Ejecutivo, "la llamada a Madrid, salvo dos o tres [casos] significativos de diplom¨¢ticos con compromisos con UCD no tuvo otra motivaci¨®n que convocar al ministerio a funcionarios pr¨®ximos a la edad de jubilaci¨®n", indica la misma fuente.
Uno de los ejemplos m¨¢s citados en uno de los informes es el n¨²mero de embajadores destituidos, 29, sin atribuci¨®n posterior inmediata de destino en el extranjero o el trato recibido por altos cargos tras su cese: "El n¨²mero de embajadores relevados y sin puesto en 1996 dobla al de 1982. Concretamente, 29 en 1996 frente a los 15 de l982".
El informe, por otra parte, asegura que en el relevo de 1996 "se rompe la tradici¨®n existente en el servicio diplom¨¢tico de acuerdo al cual el destino de los directores generales, una vez concluida su gesti¨®n en el ministerio, era una jefatura de misi¨®n. Los casos de A. Navarro, director general del gabinete del ministro; L. Stampa, director general de Norteam¨¦rica y Asia; A. L¨®pez, director general del ICMA, y de J. A. March, director general del ICI, son harto elocuentes en este sentido".
"Todo menos caza de brujas"
En medios oficiales se niega cualquier veracidad a estos documentos. El propio ministro Matutes alegaba hace pocos meses a este diario que el 80% de los relevos se deb¨ªa a que los afectados hab¨ªan cumplido m¨¢s de cuatro a?os en el cargo. "Todo menos una caza de brujas", afirm¨®.
Matutes, que no es especialmente querido entre la joven guardia diplom¨¢tica del PP, aseguraba haber tenido "alg¨²n problema" en su propio partido, ya que se pensaba que hab¨ªa sido demasiado "generoso" con los diplom¨¢ticos que sirvieron en la Administraci¨®n socialista.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.