Un pariente de las dos mujeres asesinadas en Granada confiesa que las mat¨® para robar
, No fue un rito macabro ni el acto final de una convulsa historia sentimental. El asesinato de dos mujeres, madre e hija, a cuchilladas en Granada el pasado domingo tuvo un m¨®vil ordinario: el robo. El supuesto criminal era un individuo de 28 a?os, pariente lejano de las dos v¨ªctimas, que viv¨ªa como ellas en la finca n¨²mero 115 de la calle Arabial y que, despu¨¦s de acuchillar salvajemente a ambas, revolvi¨® los cajones y rob¨® 40.000 pesetas. Con ellas compr¨® unas dosis de coca¨ªna y un ch¨¢ndal. La polic¨ªa le detuvo el martes, dos d¨ªas despu¨¦s de su sagrienta haza?a.La ins¨®lita agresividad con que Blas Miguel C. M. arrebat¨® la vida a Francisca Bol¨ªvar L¨®pez, de 78 a?os de edad, y a su hija Mar¨ªa Victoria Raya Bol¨ªvar, de 43, hizo dudar a los investigadores de que se tratara de un robo com¨²n. Necesariamente, ten¨ªa que haber algo m¨¢s.
El asesino, despu¨¦s de clavar un cuchillo en el est¨®mago a Victoria y atravesar el coraz¨®n de la anciana, las desnud¨® e introdujo en la vagina de Francisca un objeto curvo y misterioso que hizo pensar en una muerte ritual. No fue un cuerno de bronce ni una daga. La polic¨ªa revel¨® ayer la naturaleza casi absurda de aqu¨¦l: una antigua trompetilla para sordos.
"S¨®lo recuerda mucha sangre y droga", explic¨® ayer el gobernador civil de Granada, Juli¨¢n Urbano, cuando los informadores le preguntaron sobre las explicaciones que Blas Miguel dio en el juzgado.
No era la primera vez que Francisca y sus hijas eran v¨ªctimas de la ira de Blas Miguel. En ocasiones anteriores, el hombre -habitual consumidor de drogas y alcohol- hab¨ªa atacado verbalmente a las mujeres y las hab¨ªa amenazado. Sin embargo, su car¨¢cter pendenciero no hac¨ªa presumir un ataque final tan violento.
Todo ocurri¨® el domingo pasado en menos de una hora. La hija que compart¨ªa el piso con Francisca, que trabaja como enfermera en un hospital, se hab¨ªa ausentado de la casa. Blas Miguel, cegado -seg¨²n su confesi¨®n- por el alcohol y los narc¨®ticos, decidi¨® aprovechar la circunstancia y bajar al piso de Francisca, posiblemente en busca de dinero. Mientras tanto, Victoria, la otra hija de Francisca, que vive en un inmueble situado unos portales m¨¢s abajo, resolvi¨® visitar a su madre por si precisaba ayuda. La anciana hab¨ªa sido operada recientemente a causa de una fractura de la cadera.
Fuego contra las huellas
?Qu¨¦ ocurri¨® en casa de Francisca? Se conoce el resultado, pero es m¨¢s complicado establecer la disparatada y sanguinaria cadencia del asesino.Las dos mujeres aparecieron desnudas. Mar¨ªa Victoria ten¨ªa la cabeza envuelta en una toalla, y la anciana el extra?o objeto introducido en el sexo. Despu¨¦s de cometer el doble crimen, Blas Miguel revolvi¨® los cajones en busca de dinero. Encontr¨® 40.000 pesetas. A continuaci¨®n decidi¨® borrar las huellas. Para ello amonton¨® papeles y objetos inflamables en cuatro lugares diferentes de la casa y los prendi¨® fuego.
Eran cerca de las diez de la ma?ana. Blas Miguel abri¨® la puerta del piso y escap¨® inadvertidamente. Minutos despu¨¦s se produjo la primera llamada al servicio contra incendios. Los bomberos tardaron pocos minutos en llegar. La sorpresa fue may¨²scula cuando, tras forzar una de las ventanas, encontraron en el piso los dos cad¨¢veres.
El gobernador civil de Granada asegur¨® ayer que el presunto asesino no es un loco, aunque pudo cometer el doble crimen con las facultades intelectuales desquiciadas por la ingesti¨®n de narc¨®ticos. El hombre fue interrogado ayer por la juez Inmaculada Montalb¨¢n y admiti¨® la autor¨ªa de ambos cr¨ªmenes. Poco despu¨¦s fue levantado el secreto sumarial.
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