Transformaci¨®n in¨²til
El Depor recupera el buen juego, pero es incapaz de marcar ante un pobre Atl¨¦tico
Es una ecuaci¨®n de perogrullo: los partidos los deciden los goles, los goles los marcan los delanteros y si no tienes delanteros, no ganas. Eso justamente fue lo que le ocurri¨® anoche al Deportivo en su exilio de San L¨¢zaro. De poco sirvi¨® el proceso de metamorfosis que esboz¨® el equipo la primera parte, liberado de la aprensi¨®n que le embargaba durante la larga agon¨ªa del anterior entrenador. Con Carlos Alberto Silva supervisando las operaciones desde la grada, el Deportivo recuper¨® el estilo y la fe, pero en la fase inicial se hart¨® a fallar ante Molina y eso le entristeci¨® sin remedio para el resto del partido: el Atl¨¦tico se tom¨® vacaciones. Fue un equipo sin horizonte, incapaz de atrapar el bal¨®n, que en muchos momentos pareci¨® incluso carne de goleada.En el sistema y en los hombres, Silva apenas se separ¨® del librillo de Toshack. La transformaci¨®n tuvo m¨¢s que ver con la actitud de los futbolistas y con otros conceptos del juego, como la presi¨®n y el agrupamiento de las l¨ªneas. Por ah¨ª, el Deportivo compareci¨® revolucionado. Abandon¨® esa actitud acomodaticia y mercenaria de la que se hab¨ªa contagiado ¨²ltimamente para agarrar el partido por los cuernos y recluir a su rival en campo propio. Fue curioso lo que le ocurri¨® al Atl¨¦tico. Su defensa se estir¨® siempre hasta el c¨ªrculo central pero ni as¨ª logr¨® empujar al Depor hasta la otra trinchera. Un breve repaso cronol¨®gico de la primera parte ofrece un balance deprimente para el Atl¨¦tico: tard¨® siete minutos en rebasar el medio campo, 20 en pisar el ¨¢rea adversaria, 27 en obligar a intervenir a Songo'O con un inofensivo bal¨®n a¨¦reo y 47 en tirar a puerta.
En realidad, el Atl¨¦tico no existi¨® m¨¢s que como un grupo de hombres que entorpec¨ªa pobremente las acciones del Deportivo. El centro del campo fue territorio bajo control exclusivo de Flavio y Mauro, una pareja que promete. Ni Caminero ni Pantic ni Kiko pudieron bajar de su pedestal a los dos bulldozers brasile?os. Los futbolistas determinantes del Atl¨¦tico quedaron condenados a vagar persiguiendo las escurridizas sombras del rival.
El Deportivo jug¨® bien, incluso muy bien por momentos, pero adoleci¨® de una carencia grav¨ªsima, en absoluto achacable a Silva, sino a quien quiera que fuese el que dise?¨® esta plantilla. Ayer faltaban los pocos delanteros que hay y aunque Silva form¨® un equipo razonable con lo que pod¨ªa disponer, sus intenciones se derritieron en la bocana del ¨¢rea. Simplemente con uno de esos tipos que llevan el gol en la sangre, este Deportivo de ¨¦bano y samba no tendr¨ªa nada que envidiar a Madrid y Barcelona. Pero esa carencia produce un desequilibrio tan grande que jugadores que cumplen muy bien otras funciones se sienten abrumados ante la responsabilidad de marcar. De otro modo no puede explicarse que Fran y Manjar¨ªn fallasen en el mano a mano ante Molina, en dos acciones en las que el Deportivo hab¨ªa sabido aprovecharse muy bien de los riesgos que corr¨ªa el Atl¨¦tico con su apuesta por el achique.
El partido se hiberno; tras el descanso. Entr¨® Simeone y proporcion¨® algo m¨¢s de presencia al centro del campo atl¨¦tico. Los rojiblancos siguieron sin inquietar al adversario, pero al menos pudieron aguantarle la mirada. El Deportivo dio la impresi¨®n de haberse diluido con las ocasiones malogradas y de sufrir cierto baj¨®n f¨ªsico. El bal¨®n qued¨® emparedado en zona de nadie; el f¨²tbol se volvi¨® decididamente aburrido. Al ver al adversario descompuesto, el Atl¨¦tico se aventur¨® algo m¨¢s por tierra ajena en los ¨²ltimos minutos, pero sin convicci¨®n.
El Deportivo no ha logrado salir del hoyo pero la gente se volvi¨® a La Coru?a menos deprimida. Su equipo logr¨® devolverles por momentos la ilusi¨®n.
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