Un ex secuestrado, en Arco
Uno de los rehenes liberados en la Embajada japonesa en Per¨² expone en la feria de arte
"Estoy fuera, pero me siento dentro", dice Carlos Runcie Tanaka, de 37 a?os, que estuvo entre los secuestrados por un comando del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru en la Embajada japonesa en Lima, el pasado 17 de diciembre. El fue liberado en el tercer grupo, despu¨¦s -de cinco d¨ªas de encierro. Hoy, tras 61 d¨ªas, siguen encerrados 72 rehenes. Runcie Tanaka no quiere que la gente se olvide de que ellos siguen privados de libertad y por eso expone en Arco 97 una instalaci¨®n que se titula escuetamente La espera, en la galena F¨®rum. "En Lima es como si la de los secuestrados se hubiera convertido en una situaci¨®n normal", afirma. "Pero es importante que sigamos pendientes de lo que all¨ª sucede. Es necesario que esto mueva a la reflexi¨®n, tanto a los peruanos como al resto del mundo".La espera se compone de una serie de inquietantes figuras de barro cocido que se agrupan en orden, cercadas por unas vallas con cristales. Estas vallas tienen en la base copias del negativo de un documento: es el ¨²nico mensaje que, se le permiti¨® intercambiar con su familia en esos d¨ªas. "Ven¨ªa trabajando en esas figuras desde hac¨ªa ocho meses, pero todav¨ªa no les hab¨ªa encontrado sentido. Me preguntaba si acaso estaba produci¨¦ndolas en serie y no me gustaba la idea. Pero sab¨ªa que podr¨ªan servir para algo m¨¢s. Luego pas¨® esto y cambi¨® mi perspectiva de todo: del arte, de la vida, de la relaci¨®n y la responsabilidad pon mi pa¨ªs", comenta.
Cuando lo eligieron para ser liberado -"los artistas somos fichas con escaso valor de cambio", dice- permaneci¨® con los otros en formaci¨®n y en pie esperando durante ocho horas. "Cuando llegu¨¦ a mi taller encontr¨¦ a mis figuras en la misma formaci¨®n. Me di cuenta de que ellos eran mis rehenes. En cierta forma, esta instalaci¨®n se apropi¨® de mi experiencia", relata. El artista piensa completar esta instalaci¨®n con m¨¢s figuras que ir¨¢ terminando a lo largo de este a?o.
"El arte y la vida se funden de maneras extra?as", dice Carlos Runcie. "Hace un ano y medio tuve la oportunidad de quedarme en Nueva York con muy buenas perspectivas para exponer mi obra, pero, sin saber bien por qu¨¦, decid¨ª volver a Lima. Al poco tiempo tuve un accidente haciendo surf, en el que casi pierdo la vida. Hice una obra que titul¨¦ Desplazamientos. Meses despu¨¦s me vi envuelto en esta situaci¨®n, que me ha marcado profundamente. Pienso que de alguna manera se me est¨¢ exigiendo, como artista, una responsabilidad con respecto a mi pa¨ªs. Soy un privilegiado en muchos sentidos y quiz¨¢ deba dar algo a cambio".
En relaci¨®n con sus vivencias en la Embajada japonesa en Lima, Runcie Tanalca las recuerda con sentimientos encontrados. "He tenido suerte de estar en esa bomba de tiempo", dice subrayando el doble sentido del azar que lo llev¨® a esa situaci¨®n. "Estoy muy pendiente de lo que sucede ah¨ª. Mantengo el contacto con dos 0 tres de los que estuvimos juntos all¨ª". Las conversaciones entre los secuestradores y el Gobierno se han reanudado, pero hasta el momento no hay ninguna noticia de avances en una soluci¨®n.
Lo m¨¢s importante para que esto llegue a buen fin es que ambas partes cedan en sus pretensiones. Una posici¨®n in transigente puede ser fatal. Ambos lados tienen cosas que defender. Yo no justifico la violencia en ning¨²n caso, pero esta situaci¨®n s¨®lo ha podido surgir debido a causas extre mas que los han empujado a ilegar al l¨ªmite. Habl¨¦ con el comandante Cerpa Cartolini varias veces en ¨¦sos d¨ªas, con tranquilidad, largamente. Ha blamos de la necesidad de so brevivir. Ellos tienen las mejores intenciones de salir con todos vivos de all¨ª. El momento m¨¢s dif¨ªcil fue al principio, cuando tem¨ªamos que el Ej¨¦rcito fuera a entrar a sangre y fuego a la embajada". Para este artista, la prensa tiene un papel muy delicado. "Hay que entender esta situaci¨®n no s¨®lo desde la perspectiva que se tiene desde fuera. En Espa?a, por, ejemplo, hay alguna gente a favor de estas cosas, pero no saben realmente lo que pasa en el Per¨²".
Quien s¨ª parec¨ªa entender la situaci¨®n sin necesidad de que se la expliquen fue una ni?a que visitaba Arco hace algunos d¨ªas. "La ni?a se acerc¨® a una de mis figuras y le puso en la boca una de las galletas que estaba comiendo. Me sent¨ª conmovido; ella hab¨ªa comprendido la necesidad de alimentar a esa gente. La necesidad de mantenerlos vivos".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.