Arcaicos corazones
La se?orita de El Corte Ingl¨¦s insist¨ªa: "Mai-quel, yo lo digo as¨ª, aunque no se diga as¨ª. Suena m¨¢s pop". Estaba yo indagando las existencias en disco del cantautor vasco Mikel Laboa, y a pesar del Maiquel result¨® que la se?orita estaba bien surtida: cuatro compactos. Laboa, y esto lo debe de saber mucha gente, pero no yo hasta hace poco, es un extraordinario compositor e int¨¦rprete, y su descubrimiento lo debo a un precioso artefacto que ha sacado la revista El Europeo en su ya prestigiada serie de libro-discos. Estas producciones de El Europeo est¨¢n siempre dedicadas a una figura singular (yo hab¨ªa disfrutado mucho, poco antes, con el de Jaume Sisa y sus heter¨®nimos musicales), y en el caso que aqu¨ª comento se trata de una no s¨¦ si llamarla cofrad¨ªa o c¨¦lula art¨ªstica organizada en tomo al escritor Bernardo Atxaga. La pintura de la cubierta y los dibujos de las p¨¢ginas interiores son del pintor Zumeta, un exponente de ese magn¨ªfico grupo de figurativos donostiarras en el que tambi¨¦n figuraron artistas de la talla de Vicente Ameztoy, Marta C¨¢rdenas o el fallecido Carlos Sanz; los textos narrativos y po¨¦ticos recogidos son de Atxaga, y de ¨¦l las palabras que muy distintos int¨¦rpretes han ido grabando a lo largo de a?os: entre otros, Jabier Muguruza, Gari, cantante del grupo Hertzainak, el citado Laboa y Ruper Ordorika, a quien el escritor confiesa deber su condici¨®n de letrista.Aunque he vivido y trabajado bastantes a?os en el Pa¨ªs Vasco, no conozco el euskera, y por tanto para entender a Laboa he de seguir las traducciones que hay en las carpetas. de los discos. Saber lo que dicen sus canciones a veces melanc¨®licas, a veces muy humor¨ªsticas y hasta tocadas por una brisa de dada¨ªsmo, ayuda, pero he de confesar que tambi¨¦n no entender lo que esa voz tierna y rauca de Laboa me est¨¢ diciendo a trav¨¦s de los discos -dos son sus obras maestras entre los que compr¨¦ aquel d¨ªa a la se?orita pop, Lau Bost y el que se titula, o eso creo, 12- me gusta. Me gusta o¨ªr las palabras de una lengua antigua y recia, hermosa en su herm¨¦tica sonoridad, dicha por una voz que siento, por su semejanza formal a la de otros cantautores de la pen¨ªnsula, cercana, y que traduce -hay un doble ejercicio de traducci¨®n, del euskera al castellano en que yo leo, de una lengua a un lenguaje art¨ªstico universal- aspiraciones y vivencias que comparto. De eso, yo dir¨ªa, est¨¢ hablando Atxaga, cuando escribe, en uno de sus m¨¢s hermosos poemas, Antzinako bihotz, a su vez convertido por Laboa en una canci¨®n inolvidable: "T¨², arcaico coraz¨®n, / mira por la ventana, mira hacia ese bosque que ya reverdece. / T¨², que una vez ca¨ªdo, / gritas palabras en una lengua que yo no comprendo".
Hace un par de a?os la gente que en Madrid tiene el privilegio, all¨ª abundante, de ver cine en V. O., acud¨ªa en mayor n¨²mero a ver El porqu¨¦ de las cosas en catal¨¢n que doblada, y ahora mismo la nueva y excelente pel¨ªcula de Ventura Pons, Actrius, atrae al p¨²blico de Madrid en su versi¨®n subtitulada; por el contrario, los distribuidores o exhibidores no juzgaron de buen tono regalar a sus invitados del estreno madrile?o con las palabras genuinas del estupendo texto de Benet i Jornet, y ese selecto p¨²blico tuvo que contentarse con o¨ªr a los monstruos sagrados dobl¨¢ndose a s¨ª mismos. ?Levanta suspicacias, y no meramente de forma, lo catal¨¢n en muchas partes del resto de Espa?a, por no decir lo vasco, o es que la idea tranquilizadora de comprenderlo todo en tus propios moldes ha de primar sobre el concepto de curiosidad y proximidad en la diferencia?
Recuerdo que en la sala donde yo vi la versi¨®n original de El porqu¨¦ de las cosas el p¨²blico re¨ªa al o¨ªr, y se o¨ªa mucho, la palabra cigala, no referida, en contra de lo que pueda parecer, al marisco, sino al miembro viril. Pod¨ªa haber en las risas de aquellos madrile?os un elemento burl¨®n, pero tambi¨¦n, yo creo, el reflejo de un reconocimiento de lo que siendo de otros es tambi¨¦n nuestro. Nada mejor que las lenguas para ilustrar ese fen¨®meno de fraternidad por encima de los l¨ªmites, ahora que los fantasmas de la frontera y la individualidad excluyente vuelven a amenazamos por todas partes. Quiz¨¢ s¨®lo se trate de convencerse de lo igual de arcaicos que son todos los corazones, mirar por la ventana y, en vez de impacientarse con las palabras que no se entienden, escucharlas.
Babelia
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